Por qué nos gusta tanto el chisme
El cotorreo es un comportamiento que comparten personas de todas las edades, tiempos y culturas. Y si es así es porque se trata de un aspecto clave de la naturaleza humana. El médico psiquiatra José A. Posada Villa, explica por qué a todos les atrae.
El chisme tiene una mala reputación, pero, de hecho, el término es neutro. Según los expertos en el tema, puede definirse como un comentario positivo o negativo sobre alguien que no está presente y parece ser una de las principales formas de evaluar, comprender y manejar las complejas y cambiantes interacciones que en gran medida determinan el funcionamiento social.
Por supuesto, el chisme solo es bueno
cuando la gente lo usa de manera ética y selectiva, siempre por el bien
de su grupo social, no para agredir de manera pasiva, aislar o hacer
daño a los demás. Hay personas que son buenas chismosas y personas que
no lo son. Además, toma una forma y contenido diferente según el
género, la edad y la jerarquía social. Esta actividad, tan humana, se
puede encontrar en todo el tejido social. Se calcula que los hombres y las mujeres
utilizan aproximadamente el mismo número de palabras en el transcurso
de un día: las mujeres 16,215 palabras y los hombres 15,669 en promedio.
El chisme representa aproximadamente dos tercios de la conversación.
El
ser humano está programado para fascinarse por el chisme. Se tienen
argumentos académicos para pensar que este comenzó como un mecanismo
adaptativo del homo sapiens en el proceso
de conocer a sus vecinos y determinar en quién confiar para mantener la
cohesión grupal e identificar posibles amenazas. El proceso requiere
escuchar y mirar mucho y por supuesto conversar. Aquellos que
sobrevivieron y prosperaron fueron los que pudieron predecir e influir
en el comportamiento de las personas de su entorno.
Para
la vida en comunidad es de gran importancia detectar indicadores sobre
el comportamiento y previsibilidad de las personas que se conoce. Como
saber quién es veraz y quién un tramposo o cómo manejar amistades,
alianzas y relaciones de manera socialmente adecuada. En un escenario
como este, un intenso interés en los comportamientos de otras personas
es de gran utilidad. Por supuesto, no es práctico manejar este tipo de
situaciones con información estadística y por lo tanto es importante la
información sobre personas concretas y su comportamiento.
En
una revisión de la literatura realizada por Roy F. Baumeister y
colaboradores, se llega a la conclusión de que el chisme puede ser una
buena forma de conocer las reglas no escritas de grupos sociales al dar
indicaciones claras sobre la importancia de las normas y valores
imperantes y a su vez permitir el control de la desviación castigando a
quienes transgreden dichas normas.
También
se sabe que las personas felices difunden con más frecuencia chismes
positivos mientras que las infelices prefieren los negativos; que las
personas comparten información negativa sobre sus enemigos e información
positiva sobre sus aliados, y que hay menos interés en transmitir
información negativa sobre amigos y parientes.
El chisme negativo produce mayor estrés
y preocupación en las mujeres y el positivo más temor en los hombres,
al parecer porque les preocupa no estar a la altura de las
circunstancias. Por otra parte, las mujeres tienden a personalizar el
asunto, mientras que los hombres prefieren referirse a aspectos más
concretos de la vida. Es más probable que los hombres compartan chismes
con sus parejas y las mujeres con sus amigas. Los hombres suelen estar
más interesados en los chismes sobre otros hombres, mientras que las
mujeres están prácticamente obsesionadas con noticias sobre sus
congéneres.
Lea también: Cómo utilizar inteligentemente los ‘chismes‘ de oficina para sacar provecho profesional
El tipo de información que más se comparte es aquella que puede afectar la posición social en relación con los demás y hay un mayor interés en comportamientos negativos, en especial de personas de mayor posición social y de potenciales rivales. |
No
todos los chismes son falsos. Los estudios han demostrado que menos del
10 por ciento son deliberadamente calumniosos. La mayoría es un intento
de llegar a la verdad y resolver los problemas relacionados con las
normas sociales en el grupo.
Según
los expertos, además, el chisme sirve para normalizar y reforzar los
límites morales en una comunidad, fomentar y construir un sentido de
comunidad con intereses compartidos, construir estructuras de
responsabilidad social, identificar parejas socialmente deseables o
diseminar información en condiciones de igualdad cuando esta se ve
vulnerada.
Sarah Wert, psicóloga de
la Universidad de Yale, dice que no participar en los chismes de alguna
manera puede ser poco saludable y anormal. Las investigaciones de Wert
la llevan a concluir que el chisme a menudo es un alivio sano de la
ansiedad social.
Chismosear
puede llegar a ser una acción positiva pues dos o más personas
reafirman su lealtad mutua cuando comparten información vital o incluso
interesante. Al intercambiar lo que creen que es información
privilegiada, no solo están disfrutando de una actividad anti estrés,
sino que están uniendo y reforzando una red social. Esto es positivo
pues se ha demostrado que las personas con adecuadas redes sociales
viven más tiempo y en general, son más sanas tanto física como
mentalmente. No solo son menos propensos a la depresión y ansiedad.
También tienen menos probabilidades de morir por enfermedad cardíaca.
En
diversos grados, es evidente que el chisme desempeña un papel en la
vida de la mayoría de las personas porque puede generar sentimientos de
confianza, intimidad y aceptación por parte del grupo social, que muchos
expertos correlacionan con la salud mental.
A
medida que las sociedades crecen y se vuelven más impersonales, el
chisme es la forma más fácil de conectarse con los demás, como se
percibe claramente en los fenómenos observables en los medios y las
redes sociales.
Muchas personas se lamentan de la explosión de chismes en los medios y redes sociales
como si reflejaran algún tipo de defecto de carácter colectivo, pero
fundamentalmente refleja un intenso interés en los actos de otras
personas y esta preocupación por las vidas de los demás es la secuela de
los mecanismos psicológicos que surgieron en tiempos prehistóricos para
hacer que el ser humano tuviera éxito social.
FUENTE: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/por-que-la-gente-es-chismosa/559541
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
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