PONERLE LÍMITES A LOS HIJOS AJENOS ES MÁS FÁCIL
Es mucho más sencillo ponerle límites a niños ajenos que a los propios. Tu hijo te conoce, sabe tus debilidades y cómo explotarlas en su beneficio. Te pide algo, le decís que no y juega con lo que tiene a su favor: estudio, tengo buenas notas, no te miento… Y la negociación empieza y, a veces, es una historia de nunca acabar. Cuando das por terminado el asunto, saca de la galera otro argumento y vuelve a la carga. Todas las madres sabemos que los pedidos no cesarán y las negociaciones menos. Ahora un estudio dice que pueden insistir nueve veces (yo creo que mil). Al final la negociación es un arte. Hay que saber decir que no y además aprender a mantenerlo. Por suerte uno tiene chance de practicar algunas cuestiones, con ahijados o sobrinos, por ejemplo. Florencia fue mi primer ahijada. Era una niña hermosa y con carácter. Sabía que nuestros paseos venían acompañados de muchos sí. Hasta que un día nos cruzamos con el primer no. Ella debía tener unos tres años, fuimos al Parque Rodó