Hablemos de los hijos que el cáncer nos quitó
Raquel Feijoó, que formó parte de un grupo de duelo, da una sesión de reiki como voluntaria a una paciente del Hospital Niño Jesús, este jueves. Santi Burgos El día que Raquel Feijoó volvió a pisar el hospital en el que murió su hija le temblaban las piernas. Había pasado un año y medio desde que vio por última vez con vida a Vera, de ocho años, en ese mismo lugar, y por momentos pensó que no iba a ser capaz de traspasar el umbral de la puerta. Por primera vez ella y la leucemia que padecía no eran el motivo de su visita al hospital Niño Jesús de Madrid. O tal vez sí. Dentro le esperaban decenas de niños con cáncer con los que dejaría a un lado el rol de madre de paciente que ejerció durante los casi dos años que estuvo ingresada su hija para asumir el de voluntaria de la Fundación Aladina a través del reiki, una terapia para canalizar la energía con las manos. MÁS INFORMACIÓN Los huérfanos de la oncología Equipos profesionales ayudarán a pasar...