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Mostrando entradas de noviembre 5, 2017

Las marcas que dejan los gritos en los chicos

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Las neurociencias demuestran que, de modo sostenido, pueden alterar la estructura cerebral; señalan que son ineficaces para cambiar conductas "Más de una vez le grito cosas horribles a mi hijo de siete años porque no quiere subirse al auto. Y cuando me mira con tanto enojo, termino odiándome a mí misma. «Sé que te estoy fallando. Sé que merecés lo mejor? pero ¡subite al maldito auto!»". Para resumir cómo se siente después de gritarles a sus hijos, Romina B., madre de Román, de siete años, y de Felipe, de tres, cita una escena de la película Mi nombre es Sam, en la que Michelle Pfeiffer hace su descargo de madre culpógena. "Así me quedo después de gritarles, pero, a veces, uno se desborda y no sabe cómo hacer para que hagan caso", confiesa.  Los gritos son quizá la forma más invisible de violencia contra la infancia o, mejor dicho, invisibilizada, porque no deja marcas físicas evidentes", explica Alejandra Perinetti, directora de Aldeas Infantiles, una ONG que