Mirar a otro sufrir en extremo tiene un efecto duradero en el cerebro

Una nueva investigación sugiere que ser testigo del dolor extremo (como una herida o muerte de algún compañero de guerra) tiene un efecto duradero sobre la forma en que el cerebro procesa potenciales situaciones dolorosas. El equipo de científicos, mayormente del Bar-Ilan University , dirigidos por Moranne Eidelman-Rothman, investigó el cerebro utilizando magnetoencefalografía (MEG). Al igual que la famosa IRMf, la MEG localiza qué parte del cerebro son más activas durante una actividad mental específica, sin embargo ésta última ofrece más información sobre cuándo ocurre la actividad. Esta sensibilidad ayudó a los investigadores a detectar anomalías sutiles en cuanto a cómo se percibe el dolor. La muestra estuvo compuesta por 43 veteranos del Israeli Defence Force , 28 de los cuales tenían experiencia en el campo de batalla y habían sido expuestos a por lo menos un evento donde un compañero fue asesinado o seriamente herido. Los restantes 16 eran veteranos...