La autoestima
El ser humano se diferencia
del resto de los seres vivos en la capacidad para establecer una
identidad propia y valorarla. Una buena autoestima, es la base para el
bienestar psicológico ya que la mayoría de los problemas
psicológicos como: ansiedad, depresión, bajo rendimiento escolar o
laboral, abuso de sustancias, etc. están en parte generados por una baja
autoestima.
La autoestima, es la disposición a considerarse competente para hacer frente a los desafíos básicos de la vida, eficacia personal, y sentirse merecedor de afecto y aceptación, respeto a uno mismo.
Branden (1994) define la autoestima como
“La disposición a sentirse competente para hacer frente a los desafíos
básicos de la vida y sentirse merecedor de la felicidad.”
La manera en que nos vemos a nosotros
mismos, condiciona nuestra manera de estar y actuar en las diferentes
áreas importantes de la vida: personal, laboral, social, relación de
pareja, aspiraciones, etc., de ahí la importancia de tener una alta
autoestima.
La autoestima, está formada por factores
internos (creencias, conductas, ideas, etc.) y factores externos
(cultura en la que el individuo se desarrolla, experiencias vividas y
mensajes recibidos de las personas significativas; familia,
educadores, etc.).
Las etapas iniciales del desarrollo, son de
vital importancia en el desarrollo de una autoestima “sana o positiva”.
Los bebes, a través de los cuidados y de la educación recibida, han de
ir saliendo de una relación de total dependencia con sus padres a una
mayor autonomía e independencia. Para que este proceso sea exitoso, se
ha debido afianzar de manera estable y segura una base de seguridad y
confianza en sí mismo que a su vez, les proporcionara una alta
autoestima.
Esta base, se irá formando a través del
equilibrio entre la protección y la libertad, el respeto, un contexto
definido con normas y limites claramente definidos, la aceptación de sus
sentimientos y pensamientos y la consideración de su propia persona.
La persona que posee una baja autoestima,
puede presentar dificultades a la hora de tomar decisiones, presentar
miedo ante lo desconocido y nuevo, mostrarse rígido e irracional,
mostrarse dependiente y complaciente en sus relaciones, venirse abajo
ante las dificultades con mayor facilidad, recurrir a procedimientos
defensivos (irritabilidad) o evitativos (no afrontamiento de las
situaciones, consumo de sustancias, etc.) para poder hacer frente a la
inseguridad y ansiedad que experimenta.
Por el contrario, una persona con una alta autoestima
posee sentimientos de confianza, autoeficacia y seguridad en sí misma,
se muestra más flexible realista e independiente, posee mayor facilidad
para adaptarse a los cambios, es perseverante ante las dificultades, es
asertivo, es menos susceptible a la crítica y se muestra abierto a
aprender de los errores.
El trabajo psicoterapéutico, es fundamental
para que el paciente pueda mejorar su autoestima, obteniendo una mayor
sensación de valía y capacidad personal, que le harán ir sintiéndose más
seguro y libre en cada uno de los contextos en que el mismo
interacciona; familiar, social, profesional, etc.
A través de la psicoterapia, se persiguen
dos objetivos fundamentales; aliviar el malestar psicológico y fomentar
el bienestar del individuo. Atendiendo a las características
individuales de cada persona, terapéuticamente, se trabajan tanto los
factores internos como externos, que han propiciado dicho malestar, es
decir se ayuda al paciente a cambiar la percepción que tiene de sí
mismo.
Los problemas de autoestima, pueden ser
situacionales o caracterológicos. Los situacionales, responden a
momentos concretos, es decir la persona puede sentirse segura en algunos
ámbitos: familiar, etc. y sentirse insegura en otros contextos;
profesional, etc. Los caracterológicos, responden a experiencias vividas
en etapas tempranas y sus consecuencias son más globales, afectando a
casi todas las áreas. En ambos casos a través del trabajo terapéutico se
ayuda al paciente a aumentar su sensación de estima y confianza en si
mismo.
La psicoterapia, no solo se dirige a
eliminar los aspectos negativos que han llevado a la persona a tener una
autoestima baja, si no que fomenta la adquisición de aspectos positivos
estables. Es decir, a poseer un mayor nivel de consciencia para que la
persona pueda vivir de manera más realista y racional.
El terapeuta ayudará a la persona a:
- Mayor aceptación de si mismo
- Fomentar la responsabilidad de uno mismo
- Reducir miedos irracionales y reacciones depresivas
- Aprendizaje de nuevas estrategias para enfrentarnos a uno mismo y a los demás
- Establecer una definición clara y realista de las metas
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
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