René Magritte
Los amantes (1928)
y detalle de El hijo del hombre (1964)
René Magritte
(Lessines, Bélgica, 1898 - Bruselas, 1967) Pintor belga. Durante
un primer período la obra de Magritte estuvo fuertemente influida por la figura
de De Chirico y por la atmósfera misteriosa de sus pinturas. Más tarde entró en
contacto con la vanguardia parisina del momento, presidida por André Breton, y
comenzó a desarrollar un surrealismo que iría evolucionando con los años hacia
un estilo muy personal, cuyos símbolos giran con frecuencia alrededor de la
relación entre el lenguaje y sus objetos.
Contrario ya al automatismo, su pintura se hizo reflexiva y
minuciosa, y se caracterizó sobre todo por la asociación de elementos disímiles
entre los que establece ingeniosas analogías o nexos insólitos y disparatados,
pero convincentes dentro de la realidad pictórica. Así, sus referencias se van
haciendo cada vez más intelectualizadas, hasta el punto de que muchas de sus
obras deben leerse en relación con las tesis del estructuralismo. Son habituales
en sus cuadros los juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro
de representaciones.
Los cuadros de Magritte no son revelaciones oníricas ni
jeroglíficos cuyo sentido hay que descifrar. Obras como Tiempo pasado
(1939, Art Institute, Chicago) no ilustran nada en concreto, en ellas no hay
nada más que la magia de una locomotora suspendida en una chimenea que actúa
como túnel. Igualmente fantástica es la noche de oscuridad impenetrable que
rodea una casa recortada contra un misteriosamente luminoso cielo en El
imperio de la luz (1953-1954, Colección Peggy Guggenheim, Venecia). No hay
otro enigma en Los amantes (1928, Colección privada, Nueva York) que el
de sus rostros desconocidos aludiendo quizá a la imposibilidad de saber quién es
el otro. Magritte manipula imágenes cotidianas como un juego con el que quiere
devolvernos la frescura de la mirada.
En cuadros como Esto no es una pipa (1928) muestra el
equívoco que subyace en la formulación de la pintura como representación de la
realidad, y evidencia el décalage entre el lenguaje y la cosa que designa
poniendo en cuestión la equivalencia entre la palabra y la imagen, y entre ésta
y el objeto. La breve emoción de este descubrimiento es lo que Magritte nos
ofrece como maravilloso, porque para la construcción de lo fantástico no hacen
falta grandes alardes imaginativos, basta con la violación de las leyes que
rigen el orden común poético de las cosas, con cuestionar la solidez de los
principios, siempre convencionales y estereotipados, sobre los que construimos
nuestra existencia cotidiana.
Magritte parodió además en ocasiones cuadros célebres, creando de
los mismos una especie de versión surrealista. Un conocido ejemplo es Madame
Récamier de David (1949, colección privada), en el que copió el conocido
retrato de Jacques Louis David substituyendo a la señora por un ataúd colocado
en su misma pose. Otros cuadros famosos suyos son La llave de los campos
(1936), Los compañeros del miedo (1942) y El hijo del hombre
(1964).
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo
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