Superdotados adultos: El estigma de tener una mente maravillosa


Superdotado es uno de los términos más engañosos que existen. Por lo general, cuando escuchamos la palabra superdotado, nuestra mente nos devuelve la imagen de un niño con un gran talento para los estudios, con una memoria y una capacidad de comprensión y cálculo más allá de lo habitual para esa edad. «¡Qué suerte!», solemos pensar.

 

Sin embargo, en muchos casos, la vida de los superdotados (también denominados individuos con altas capacidades intelectuales) dista mucho de ser un camino de rosas. Si el superdotado no se detecta y recibe el apoyo que precisa durante la infancia, puede tener problemas psicológicos y de adaptación, que perdurarán en la edad adulta. Porque, como todo el mundo, los niños superdotados crecen, y se convierten en adultos superdotados.

 

En este post te hablamos de ellos, de los adultos superdotados. Te explicamos sus características, cómo reconocerlos y los problemas psicológicos y de otra índole a los que se enfrentan. Si crees que puedes ser un adulto superdotado, este artículo te ayudará a salir de dudas.

Niños superdotados no diagnosticados = adultos superdotados no diagnosticados

Los datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional indican que, en el curso 2016-2017, solo 27.133 alumnos de altas capacidades estaban identificados y recibían apoyo específico dentro del sistema educativo. Esto supone un 0,33 % de los alumnos matriculados. Como explica la Asociación Española de Superdotados y con Talento para Niños, Adolescentes y Adultos (AEST), esta cifra queda muy lejos del 10 % de alumnos con altas capacidades que se calcula que hay.

 

Las causas de esta pobre identificación de los niños superdotados son principalmente dos:

 

  • Infradiagnóstico. Familiares, educadores y profesionales sanitarios aceptan que ese niño es simplemente diferente, sin plantearse qué hay detrás.

 

  • Diagnósticos erróneos. Principalmente, se confunden con trastornos de atención e hiperactividad (TDAH) y problemas del desarrollo tipo Asperger.

 

Sea cual sea la causa, el hecho es que existen muchos niños superdotados sin detectar ni recibir orientación y soporte específico. Son niños que llegarán a la edad adulta sin diagnosticar. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cómo afronta un niño superdotado la edad adulta? ¿Cómo son los adultos superdotados? Y una pregunta aún más difícil de contestar: ¿Puedo ser yo un adulto con altas capacidades?

¿Te sientes como de otro planeta? Tal vez seas un adulto superdotado

Las personas superdotadas son diferentes a las demás, y así lo perciben. Por lo general, no se sienten mejores ni más listos, sino distintos. Les ocurre de niños y también de adultos. Si es tu caso, ciertas situaciones cotidianas pueden hacerte sospechar de tu superdotación:

 

  • La experiencia personal. Tu modo de enfrentarte al día a día, tu forma de sentir las emociones, la percepción que de ti tienen las personas que te rodean… ¿Eres «el raro»?

 

  • La comparación con otras personas que presentan altas capacidades —sobre todo, niños— es un desencadenante de dudas habitual. Observar la similitud que tienen estos niños (correctamente diagnosticados) contigo mismo de pequeño con frecuencia es la clave que te empuja a querer saber más de ti. No es raro que estos niños sean tus propios hijos.

 

Si la sombra de la duda planea sobre ti, el siguiente paso es conocer las características del superdotado adulto.

¿Cuáles son las características de un adulto con altas capacidades?

Antes de seguir, debe quedar claro que, a pesar del desacertado término diagnosticar, ser superdotado es un eje central de la personalidad, no una enfermedad que haya que tratar. Por ello, todas las características que definen a un adulto con altas capacidades estarán condicionadas y moldeadas por su propia forma de ser, y solo sirven de referencia. 

 

Tienes que tener en cuenta que la superdotación es una combinación de habilidades intelectuales, emocionales y sensoriales, así que tenemos que fijarnos en todos estos factores, pues pueden ayudarnos a reconocer a un superdotado adulto.

Características intelectuales del adulto superdotado

Las más frecuentes son las siguientes:

 

  • Tendencia a cuestionarlo todo, siempre con argumentos sólidos.
  • Creatividad y lucidez elevada.
  • Capacidad superior para razonar.
  • Gran capacidad de análisis y asociación de ideas.
  • Alta capacidad de concentración si algo les interesa.
  • Aprendizaje más rápido que la media.
  • Curiosidad e interés por aprender, sin miedo a enfrentarse a cosas diferentes.
  • Excelente memoria y capacidad de observación.
  • Liderazgo (si sus capacidades son correctamente canalizadas).

 

La hiperactividad mental de los superdotados puede ser agotadora. Su cabeza es como un árbol con muchas ramas, que representan las ideas: empiezan por una y saltan a otra, sin poder detener el pensamiento. Este pensamiento arborescente puede convertirse en fuente de estrés y ansiedad si no se aprende a parar.

 

La necesidad de mantener la mente permanentemente ocupada y la capacidad de concentración hace que puedan dedicar horas y horas a una actividad que les interese, hasta parecer obsesivos. Ahora bien, si se aburren (cosa fácil si en los centros educativos o en el trabajo no les ponen tareas a su altura) puede aparecer la impaciencia y el enfado.

 

La creatividad, la imaginación, la capacidad de razonar y de aplicar conocimientos de un área en otra distinta se traducen en soluciones originales para los problemas y en formas inéditas de resolver las tareas. Si encuentran una motivación y se les da alas para desarrollar la creatividad son capaces de grandes logros.

Características emocionales y sensitivas del adulto superdotado

También existen algunos rasgos emocionales que son habituales en los superdotados adultos:

 

  • Gran capacidad de reflexión sobre temas existenciales y filosóficos.
  • Tendencia a la depresión existencial. Según nos explica el psicólogo Cándido Genovard en sus Quaderns de psicología, esto es «consecuencia de una preocupación inteligente por el dominio del tiempo —sobre todo, futuro—, lo cual se relaciona con los conceptos de destino, origen y muerte».
  • Perfeccionistas y fuertemente autocríticos, lo cual puede provocar dudas sobre las propias capacidades, baja autoestima y miedo al fracaso.
  • Alta integridad moral.
  • Profundamente empáticos y con gran capacidad de ponerse en la piel de otras personas.
  • Sentido del humor.
  • Intensidad emocional. Las personas superdotadas pueden sentir y emocionarse con una intensidad muy elevada, como resultado de su elevada empatía y de su capacidad de percepción del entorno y de las personas, incluidas las emociones ajenas.

 

La hipersensibilidad emocional es una de las características más acusadas de los adultos superdotados. Se engloba dentro del concepto que el psicólogo polaco Kazimierz Dąbrowski, en su Teoría de la Desintegración Positiva, denominó sobreexcitabilidad, que afecta a 5 áreas: psicomotora, sensorial, emocional, intelectual e imaginativa.

 

Los superdotados adultos se plantean continuamente el porqué de la vida, la muerte, el pasado, el futuro y la razón de la existencia. Saben y entienden demasiado, lo cual puede llevar al sufrimiento por una lucidez excesiva.

 

Además, no soportan el dolor ajeno y las injusticias. Su capacidad empática conlleva que sufran sobremanera por los demás, pues son capaces incluso de sentir lo mismo que ellos.

 

Esta hipersensibilidad, la intensidad emocional con la que viven todo, además de ser un prisma que permite ver en profundidad la belleza del mundo y de la existencia, también induce sufrimiento (es difícil cargar con el peso del mundo sobre los hombros) y puede generar rechazo en los demás, que lo perciben como exagerado.

 

La sobreexcitabilidad de los sentidos es un fenómeno que también encontramos en algunos superdotados y que suele ser superior a la del resto de la población. Una etiqueta en la camiseta o un tipo de tejido que no se soporta y que se percibe sin descanso, la capacidad para distinguir un ingrediente en cantidad mínima en una comida, el placer difícil de describir que produce reconocer un patrón o una estructura biológica en una escena o en una fotografía realizada con microscopio o un oído capaz de percibir a la vez y distinguir todas las notas, instrumentos y armonías de un fragmento denso de música son algunos ejemplos de lo que pueden experimentar las personas sobredotadas.

¿Cómo saber si soy superdotado?

Si te has sentido identificado con las características del adulto superdotado, seguro que te preguntas cómo puedes confirmarlo (la pregunta del millón). El que haya superdotados que lleguen a la edad adulta sin diagnosticar te da una idea de la dificultad de un diagnóstico que se basa en características intelectuales —difíciles de medir y evaluar— junto con características emocionales que influyen directamente en las intelectuales.

 

Por poner un ejemplo sencillo, los resultados de un test cuantitativo de inteligencia sobre un mismo individuo serán muy diferentes en función de su estado de ánimo, de si se aburre, de si tiene ansiedad o depresión… Este efecto del ámbito psicológico y de la personalidad sobre el intelectual es especialmente importante en un diagnóstico cuya principal certeza desde la visión convencional, aún tan extendida, es tener un cociente intelectual igual o superior a 130.

 

Por otra parte, reconocer y detectar a un adulto con altas capacidades es aún más difícil teniendo en cuenta que es él quien solicita la evaluación, y pocas veces lo hace. Recuerda que estamos hablando de personas con gran capacidad para analizar y poner en tela de juicio cualquier cuestión, sin dar nada por sentado. Es común que el superdotado ponga en duda y se cuestione incluso su propia inteligencia, lo cual dificulta el ponerse en manos de un profesional.

 

Una vez que sospechas que eres superdotado, llega el momento de aventurarte a confirmarlo. 

Busca el profesional adecuado

El primer paso es encontrar al profesional adecuado, que te escuche, te evalúe, te diagnostique y te ayude a dar los pasos en el incómodo camino de entenderte a ti mismo. El psicólogo o el psiquiatra son los profesionales que te ayudarán en este reto.

 

Lo ideal es que este psiquiatra o psicólogo sea especialista en la atención de adultos con altas capacidades. Un psicólogo o un psiquiatra poco habituado a tratar con adultos superdotados no será capaz de comprender ese complejo mundo ni de llegar al diagnóstico adecuado, menos aún de ayudarte.  Así que, no lo dudes: busca un psicólogo o psiquiatra experto con experiencia en la superdotación.

Pruebas de inteligencia y… algo más

El protocolo de detección del superdotado pasa indefectiblemente por realizar pruebas para medir las capacidades intelectuales. La teoría sobre las capacidades humanas que en la actualidad goza de mayor consenso entre los especialistas es la CHC (Cattell-Horn-Carroll), que concibe la inteligencia en tres estratos:

 

  • aptitudes mentales primarias (razonamiento cuantitativo, fluidez de ideas, tiempo de reacción…),
  • factores complejos (inteligencia fluida, inteligencia cristalizada, procesamiento visual…) e
  • inteligencia general o factor g.

 

Para adultos existen distintos test basados en la CHC que se aplican en función de los factores complejos que se quieren analizar y, por lo tanto, de la finalidad de la evaluación: clínica, forense, de orientación y desarrollo… Entre ellos están el WAIS-IV (Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos), muy usado a nivel mundial, con índices en comprensión verbal, razonamiento perceptivo, memoria de trabajo, velocidad de procesamiento y capacidad general; el EFAI (Evaluación Factorial de las Aptitudes Intelectuales), con grandes cualidades psicométricas de uso aplicado, que analiza los factores de aptitud espacial, aptitud numérica, razonamiento abstracto, razonamiento verbal, memoria, inteligencia general, inteligencia no verbal e inteligencia verbal; o el Factor g de Cattell (Test de inteligencia no verbal), también de gran aplicación, que evalúa diferentes aspectos de la inteligencia no verbal o fluida.

 

Trabajar con los factores que arrojan los test permite al experto evaluar si efectivamente se encuentra ante un adulto superdotado y, a la vez, profundizar en qué áreas destaca, ya que la superdotación puede afectar a un solo índice o a más. Dicho de otro modo, el superdotado no tiene por qué serlo en todos los campos.

 

Aunque el test de inteligencia es necesario, no debe ser lo único (ni siquiera lo principal) en lo que se base el diagnóstico. Un buen especialista será capaz de reconocer y evaluar las características del superdotado mencionadas antes, es decir, de analizar al adulto desde una visión cualitativa de la superdotación (por ejemplo, la intensidad emocional, la identificación con sus iguales, la complejidad de su personalidad o las sobreexcitabilidades; en otras palabras, los “rasgos de la superdotación”). Por tanto, el diagnóstico es clínico. El test de inteligencia solo sirve para avalarlo.

El día a día del adulto con altas capacidades

Los problemas a los que se enfrentan los superdotados adultos —sobre todo, los no diagnosticados— son consecuencia de sus propias características y de cómo los distintos entornos reaccionan ante sus habilidades diferentes. Sin un ambiente de comprensión adecuado, pueden surgir problemas psicológicos y de integración, que se traducen en diferentes situaciones indeseables, según el escenario.

Problemas en el trabajo

Los más comunes son los siguientes:

 

  • Falta de reconocimiento y baja autoestima profesional. Muchas empresas son rígidas y no permiten a sus empleados desarrollarse y demostrar su valía. El superdotado adulto necesita ser reconocido y estimulado con retos a su altura para poder brillar.
  • Problemas de integración y sensación de falta de pertenencia al grupo. Puede deberse a cierta timidez, perfeccionismo elevado, bajas habilidades sociales (debidas a una vida de rechazo y aislamiento, desde la infancia) o, incluso, a un sentido del humor elevado y con frecuencia no comprendido. También puede ocurrir al revés: el superdotado no comprende las bromas típicas del ambiente laboral y las vive como ataques personales o burlas.
  • Celos y rechazo. La aportación de ideas innovadoras no siempre es bien aceptada.
  • Desmotivación y aburrimiento. La empresa no se mueve al ritmo que el superdotado necesita.

Problemas en la universidad

Son parecidos a los del trabajo y surgen por motivos similares. Los planes de estudio muchas veces son rígidos y poco motivadores, lo cual hace que el estudiante con altas capacidades se aburra y abandone. El apoyo del profesorado tampoco suele ser el adecuado.

A esto se suma el aislamiento y la dificultad para adaptarse a los compañeros, en una edad en la que el sentirse parte de un grupo es muy importante.

Problemas en el entorno sentimental y familiar

Establecer relaciones de pareja y familiares satisfactorias puede resultarle difícil a un superdotado adulto. Los motivos son diversos. Por ejemplo, la tendencia a cuestionarse todo dificulta el que compartan los modelos prestablecidos socialmente en cuanto a las relaciones sentimentales, tales como su sentido, la duración, la fidelidad o la monogamia.

 

La diferencia de cociente intelectual en las relaciones de pareja puede favorecer situaciones como envidia, aburrimiento y apatía. Entre parejas con cocientes iguales puede surgir rivalidad y necesidad de demostrar superioridad, así como aislamiento.

 

Otros factores que afectan a las relaciones son:

 

  • Comportamiento obsesivo. Cuando les interesa algo, se dedican a ello con tanta intensidad que pueden surgir respuestas del tipo: «Déjalo, cuando está en sus cosas, solo se interesa por él mismo».
  • Depresión existencial. La continua búsqueda de respuestas genera estados de tristeza o depresivos, que no favorecen las relaciones personales largas.
  • Miedo a la incomprensión. Dificultad para hablar de sentimientos con las personas cercanas, principalmente por no sentirse comprendidos.

Problemas en la esfera psicológica y física

  • Miedo. Es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los superdotados adultos. Miedo a sí mismos, a decepcionarse, a no encajar en la sociedad, a la intensidad de sus emociones, a la soledad, a imponer sin quererlo su criterio y opinión, a estar padeciendo una “enfermedad mental incurable”, al fracaso…
  • Ansiedad, depresión y fobias. Sentirse diferente y rechazado una y otra vez lleva al superdotado a creer que el problema es suyo. Es el raro, el inadaptado, y la culpa es suya. Estos sentimientos provocan inseguridad, baja autoestima y problemas psicológicos como ansiedad y depresión.
  • Sedentarismo. Es el principal problema en la esfera física. La actividad intelectual tan elevada no siempre deja tiempo para cuidar el cuerpo.

 

En definitiva, la incomprensión, la dificultad para adaptarse y pertenecer a un grupo y los miedos pueden llevar a una vida poco gratificante.

 

Pero ¿es ese tu destino irremediable? No, ni mucho menos.

 

Ser superdotado tiene infinidad de puntos positivos, pero el camino para disfrutar de ellos puede ser arduo. Este camino empieza por reconocer y aceptar tus altas capacidades. Por eso, si te has sentido identificado con lo que te hemos contado en este artículo, queremos invitarte a realizar un sencillo test que te servirá para saber en 2 minutos si tienes altas probabilidades de tener superdotación.

 

Este es el primer paso para convertir lo que hasta ahora habían sido desventajas en grandes ventajas y descubrir que tú también puedes ser feliz. ¿Te atreves a darlo?

Referencias bibliográficas


Por Carmen Martin

https://cientoymucho.com/superdotados-adultos-problemas-psicologicos/

http://www.psicologosmontevideo.com/psicoterapeuta-gonzalo-cosenza

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