Cómo tratar (con éxito) con personas difíciles


 

En el gimnasio, en el trabajo o incluso dentro de la familia es frecuente encontrarse con personas difíciles de tratar. Los hay invasores profesionales del espacio individual, que hacen de la clase de entrenamiento funcional un tormento. Luego están los compañeros vampiros energéticos y saboteadores profesionales en la oficina. Por supuesto, no nos olvidamos del pariente metomentodo o que siempre tiene una puntilla que añadir.

La cruda realidad es que, en un momento u otro, hay que enfrentase a ellas, y muchas veces más de lo deseado. Por ello, cuantos más recursos se tengan para saber llevarlos, menor será el impacto que tengan sobre nuestro ánimo.

Según el libro Tratar con personas que no soportas (Aguilar), de Rick Brinkman y Rick Kirschner, “existen diversos grados de conocimiento e ignorancia en el repertorio de habilidades de comunicación, con sus consecuentes fortalezas y debilidades interpersonales. Como resultado, es posible que no se tenga ningún problema para tratar con esa persona demasiado emocional o no emocional que nadie más puede soportar”.

Pero la ecuación se complica. No solo es cuestión del carácter de la persona, sino también de la personalidad del interlocutor, la situación y el entorno. “Hay gente más difícil que otra para según quién, y en función de cómo se dan las relaciones. Es decir, alguien muy nervioso con otro muy calmado o dos muy nerviosos pueden ser un cóctel que encaje o choque “, comenta el doctor en psicología Guillermo Fouce.

 

No sólo cuenta el carácter de la persona, también la personalidad del interlocutor y las circunstancias

 

Por su parte, Kirschner y Brinkman también hablan en el libro sobre cómo percibir el carácter de la otra persona es subjetivo. “Nos pueden frustrar las personas pasivas, o tener una baja tolerancia hacia los fanfarrones. Pero del mismo modo, es probable que uno mismo frustre a varias personas, porque todo el mundo es una persona potencialmente difícil, al menos, parte del tiempo”.

A esto hay que añadir otro factor como son las circunstancias. “La adolescencia y la subida hormonal que supone, tener una pérdida o un duelo, sufrir un delito u otra circunstancia negativa... O por ejemplo padecer un trastorno de ansiedad que nos llevará a estar en constante alerta e irritados o irritables...” pueden convertirnos en alguien difícil de tratar, explica Fouce.

Teniendo todo esto en cuenta, hemos recopilado algunos de los rasgos que más se repiten en aquellas personas que nos resulta más difícil tratar, según relatan en su libro Kirschner y Brinkman, así como las claves para sobrellevarlas.

1. Los agresivos

No hace falta llegar a las manos para percibir la agresividad en una persona. Son aquellos individuos que hacen comentarios que son casi órdenes, están siempre preparados para la confrontación y suelen mostrarse molestos y enfadados con frecuencia.

Si se cruza en tu camino algún agresivo tienes que cortar su ataque. La mejor forma de hacerlo es llamarlo por su nombre de forma calmada, asegurándote de estar mirándolo directamente a los ojos y respirar. El siguiente paso, cuando se tranquilice, es cortar con su argumentación con frases como “desde mi punto de vista...”, pero con respuestas firmes. Hay que mostrar fortaleza, ya que esto desincentivará los ataques. Luego, siempre que tú ya hayas terminado, puedes invitarle a aclarar su postura.

 

2. Los sarcásticos

Ridiculizar a quienes se encuentran a su alrededor es uno de sus placeres. Los identificarás por comentarios inapropiados, malintencionados y rudos. Kirschner y Brinkman los comparan con un francotirador y realizan la siguiente metáfora: “Dado que su poder se deriva de la actividad encubierta, una vez que ha expuesto su posición, esa posición se vuelve inútil. Al lidiar directa y asertivamente con él, le quitas la diversión”. 

A los sarcásticos no les gusta mantener un diálogo directo, actúan desde la sombra. Por ello, al enfrentarse directamente, la razón de ser de sus comentarios pierde fuerza, igual que ellos. Lo mejor es abordarlos de forma directa y segura.

Por ello hay que cortar el ataque, incluso aunque tengas que interrumpirlo. A continuación, pregúntale por su comportamiento directamente: “¿Qué es lo que realmente quieres decir con eso?” Dejarás en evidencia su conducta y hasta podrás animarle a que en el futuro actúe de otra manera.

 

3. El sabelotodo

Contradecir a quien piensa que lo sabe todo es difícil, y hay que estar preparado porque hablará con autoridad sea cual sea la situación y su nivel de conocimiento sobre la cuestión.

Para conseguir establecer diálogo con ellos hay que intentar que abran sus mentes a nuevas ideas. “Si se interpone en tu camino, deja que tu creciente frustración se convierta en pura determinación para abrir la mente de la persona a tu idea”, indican Kirschner y Brinkman.

Para hacerse escuchar ante el sabelotodo tienes que estar preparado y muy seguro sobre tu punto de vista. Ellos toman la información que les llega siempre como errónea, por lo que se agarrarán a cualquier fallo que tenga para atacarla. Presentar los puntos de vista de forma indirecta y preguntar los porqués de su posición pueden ayudar a que tome en cuenta nuevas aproximaciones.

 

4. El quejista

Pase lo que pase, a estas personas siempre les va mal (o así se lo hacen ver al mundo). Además, no les gusta que se les ofrezcan soluciones, y manejarán la situación para que sus lamentos vayan en aumento. Por ello, hay que hacer equipo con ellos.

Kirschner y Brinkman recomiendan lo siguiente: “Lo mejor que puede hacer con alguien que se queja constantemente y a todos aquel que lo rodea, es hacer equipo con él para disminuir sus sentimientos de impotencia, ayudándole a identificar soluciones”.

Cuando haya que soportar los continuos lamentos de un quejista, lo primero que debes hacer es escucharle (aunque no sea lo más apetecible). Hazlo de forma atenta para reconocer qué es lo que realmente le pasa. Asimismo, es esencial pedirle que sea concreto, porque la generalidades difícilmente se pueden resolver. Hacerle ver cómo podría mejorar su situación si se toman cartas en el asunto puede ser clave para que pase a la acción.

 

5. El doctor o doctora “no”

Son personas con el “no” siempre en la boca. Por buena que sea la propuesta, siempre encuentran una razón para desestimarla. Parecen personas amables, con buenas formas, pero en el trato son como un muro de contingencia que puede llevar a la desesperación.

“Hay que pasar de la búsqueda de problemas a la resolución de problemas, del estancamiento a la innovación, del declive a la mejora. Puede que no detengas el flujo de negatividad por completo, pero puedes lograr que la marea vuelva a su curso correcto ”, apuntan los autores de Tratar con personas que no soportas.

Por otra parte, y aunque parezca difícil, tratar con las personas que siempre llevan la contraria tiene cosas buenas. De entrada, puede fortalecer tu carácter: al toparte siempre con una negativa aprenderás a ser más creativo en las propuestas, a no tomarte el no como algo personal, y a trabajar la paciencia. Una posible forma de hacerles cambiar de parecer es dejarse llevar por la situación, no entrar en conflicto, y esperar a que la ausencia de confrontación les haga cambiar de idea.

Lo mejor con alguien que se queja constantemente es ayudarle a identificar soluciones


 

https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20190919/47189318939/como-tratar-personas-dificiles-exito-relaciones.html 

http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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