La luz no tiene sombras, ni dentro ni la trasmite


La luz no tiene sombras, ni la tiene dentro ni la transmite. Esa es la naturaleza de la luz, es tan pura que la llamamos luz divina, porque su contenido es únicamente Luz. Ni la más mínima motita de oscuridad anida dentro de ella. Su pureza es interna y también externa porque no transmite oscuridad. Además impide la masificación de zonas oscuras a su alrededor.
Todos los objetos transmiten una sombra. En la imagen vemos que la cabeza de la cerilla encendida no transmite sombra, como todo cuanto tenga luz propia. Esto tiene un profundo significado, la mano es un instrumento físico que actúa a través del cerebro y este sigue los dictados de la mente. La Luz es el estado más puro de la existencia, la conciencia pura es Luz. De la conciencia pura universal emanaron, como fotones, las diferentes conciencias individuales. Surgieron las mentes individuales que necesitan un punto físico para manifestarse. El cerebro es la herramienta de la mente. Dependiendo de la claridad que tenga la mente, será más o menos consciente de la original conciencia pura. Experimentar la luz es ser consciente de ella, a mayor luz menor oscuridad, menos posibilidades de sufrir las consecuencias de la vida oscura. La mano proyecta su oscuridad, excepto cuando es rodeada por luz propia, ahí no habrá sombras.
Una mente 100% iluminada no proyecta sombras a su alrededor, es una fuente de orden y conocimiento. El deleite de vivir es disfrutar aprendiendo y conociendo, la lucidez mental nos permite entrar en diferentes valores de la vida y descubrir la inmensidad de la creación. Cada mirada lúcida expresa la felicidad encontrada. La luz interior es nuestro recipiente personal, nuestro arsenal de sabiduría, amor y bondad, que crece a medida que la parte individual evoluciona hacia la conciencia pura. El secreto de vivir es simplemente expandir nuestra felicidad mediante la adquisición de más lucidez. La mente iluminada enriquece la creación. El crecimiento de la luz interior despierta zonas cerebrales sin usar y tonifica el sistema nervioso en zonas que antes estaban muy apagadas. Los sentidos mejoran, las emociones se estabilizan por la satisfacción interior y lo mejor de nosotros se descubre en nuestro más profundo sentimiento. La vida humana es atraída por la luz, como el sol atrae a sus planetas. No hay forma de salirse de este poder de atracción, estamos ‘condenados’ a ser felices. Hacer las cosas mal nos llevará más tiempo en descubrirnos. Se sufre en la oscuridad. Conviene saber que el cuerpo turbio necesita una considerable purificación, una mejora de sus conductos. La cerilla conlleva su palo, sirva este detalle para distinguir qué nos interesa, luz o palo. La luz no castiga, es la mente la que toma su elección o preferencia. Existir sin luz propia es como vivir pobremente por no querer abrir nuestro propio arsenal de riquezas. ¡¡Pensemos si somos rácanos con nuestro interior y quizás derrochadores con nuestro exterior!! Aunque el palo se vista de seda palo se queda.
Deberíamos saber que ninguna sombra es capaz de encender la luz, la luz se enciende con luz, aunque sea con una chispita. Cuando el sistema físico sea un buen conductor y esté bien preparado, la luz se propagará rápidamente. Por muchos intentos que haga la sombra de la mano en encender el interruptor de la luz nunca la encenderá, ni con concentraciones mentales ni con otras muchas historias que nos inventemos. La luz humana únicamente se enciende a través de la luz física, o luz interior, esto sucede por una habilidad del sistema nervioso humano, que fue diseñado para ello. Afortunadamente la Luz es transmisible gracias al arte de Educar, la llama del conocimiento bien aplicada debe encender la luz interior del alumno. Este arte no existe en los colegios ni universidades ya que son únicamente formadores de empleos y no forjadores de elevadas consciencias. Educar sin transportar luz es fomentar la oscuridad y además aumenta el campo de lo desconocido ¡¡Estos sistemas educativos son desequilibrantes de seres humanos!!
Los padres transmiten luces o sombras a sus hijos, dependiendo de cómo se encuentren. Cualquier persona es responsable del ambiente que crea a su alrededor.
El sol pasa por el cristal transparente y sigue siendo el mismo, pero si el cristal se hace el listillo coloreándose, el reflejo del sol no será el mismo. Ya hubo un machote que aprendió cositas de India, se endiosó con notoriedad, cambió la posición el símbolo védico de Plenitud para hacer su bandera; saludaba en brazo en alto y palma abierta para dar su Shakti ‘B’ o negritud total. Las consecuencias de tanta tergiversación ya las conocemos, pero el pollo-pera creyó estar en posesión de la verdad y se dejó guiar por unas lucecitas mentales para hacer su gran obra guerrera, quiso limpiar el mundo a su antojo. Millones fueron sus torpes seguidores porque las sombras mentales son contagiosas, y muchos más crueles aún, por una razón: “La oscuridad se hace mucho más espesa en medio de la multitud inculta”, de ahí salen las mayores barbaries.
Deberíamos ser cuidadosos con las cosas que pensamos y las cosas que transmitimos. Nuestra familia mundial está en juego. Podemos encandilarnos con lucecillas, vanagloriarnos y convertirnos en generadores de sombras con trampas. Ya se han llenado demasiados caminos de minas que otros inocentes han pisado y saltado al mundo de volver a empezar. Una mente inocente y sencilla siempre encontrará salida a cualquier paso que dé, pero un listillo, sin darse cuenta, podría poner en su cabeza cientos o miles de troncos de malos karmas.
¿Qué hacer? Sensatez, siempre en primer lugar. No es tan difícil tener un sentido de acción correcta, aunque sea complicado para los ‘brutos-animales’. Cualquier logro debería ser bueno para todos y no solo para unos cuantos. Se podrían hacer las cosas mejor de como se hacen con el simple gesto de la buena intención. La mediocridad se adueña de la desgana y dejadez personal, y hace crecer el mundillo de las tinieblas. Los luceros del alba pueden ser de Venus (planeta de los amoríos, belleza, diamantes, atracción y del poder de la palabra) y estas luminarias suelen distraernos, embelesarnos y ver cosas irreales… Luz, mucha luz interior, es la única forma de no transmitir sombras.
Un prerrequisito al enseñar es NO CONFUDIR al alumno. La enseñanza es delicada y crea responsabilidad. Luz es lo que hay que transmitir al educar, pero primero hay que experimentarla trascendiendo y luego hay que saber enseñar el arte de trascender, como vital es mantener la fuente de la enseñanza en todo momento, porque enseñar cosas erróneas es condenar a civilizaciones a siglos de oscuridad.


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