Afasia y subjetividad: estudio de un caso
La
afasia es una de las pocas discapacidades en las que se ha confirmado y
estudiado durante más de un siglo un componente neurológico. Si bien hay
una clasificación amplia de afasias, en la mayoría de ellas la función
del lenguaje (habla y comprensión) está afectada debido a un daño
cerebral local. La afasia se ha estudiado desde el inicio del
Psicoanálisis. En su artículo “Aphasia”(1) y en “Zur Auffassung der Aphasien: eine Kritische Studie”
(2), Sigmund Freud estudió la clínica de la afasia. Estos estudios, aun
siendo pre-psicoanalíticos, contribuyeron al desarrollo de la teoría
psicoanalítica.
Siguiendo esta pauta, hay muy pocas referencias a la afasia en la obra de Lacan. En sus Écrits,
Lacan hace dos referencias, siendo sólo una de ellas clara: la afasia
impacta en dos funciones relativas al lenguaje, una referida al
significante y otra a la significación (3). Lacan da crédito a Roman
Jakobson, cuyos estudios de pacientes afectados de afasia le ayudaron a
desarrollar su teoría del lenguaje. Pero
tanto Freud como Lacan dijeron muy poco del tratamiento de este tipo de
pacientes. Los artículos de Freud sobre afasia son contemporáneos a sus
Estudios sobre la Histeria y a La interpretación de los sueños,
pero el tratamiento que él propone en ellos es la reeducación del
lenguaje. Por el contrario, Lacan nos da una clave en el Seminario 3: no
sólo opone afasia y psicosis, además insiste en que, a pesar de haber
localizado daño cerebral, la intencionalidad del sujeto y su estar en el
lenguaje persisten (4). Los desarrollos teóricos plantean aún la
pregunta: ¿qué puede hacer el psicoanálisis por los pacientes con
afasia? Este asunto cautivó mi interés debido a mi encuentro con el Sr.
N. Tenía sesenta y tantos años y había sufrido un derrame cerebral diez
años atrás. El derrame provocó la parálisis de la mitad derecha de su
cuerpo, por lo que necesitaba una silla de ruedas para moverse.
Como
parte de mi trabajo como psicólogo en una residencia de ancianos, debía
proponer una terapia para el Sr. N. Aunque no puede hablar, entiende
todo lo que se le dice y puede responder por gestos. Puede repetir las
frases que se le dicen pero raramente puede decir una palabra como
respuesta. Sólo puede decir espontáneamente la sílaba “dee”, que en
francés suena “dis” “dit” (NdeT): esto muestra en qué medida está aún anclado en el lenguaje y, tal vez, que esa sílaba no fue elegida al azar. La
primera vez que nos encontramos nos hizo señas, al personal y a mi, de
que quería salir de la institución para ir a la cafetería que había
enfrente. Durante varios minutos trató de comunicarse con nosotros por
gestos: hizo un rectángulo con las manos. Exasperándose, escribió el
significante “billet” (billete) mientras lo deletreaba. Estaba claro:
quería dinero para ir a la cafetería. La institución le dio su dinero y
salimos. Empujé su silla de ruedas y lo llevé allí, donde él tomó una
cerveza pequeña y yo un café. Le pregunté si algo le causaba
sufrimiento, e hizo un gesto señalando su garganta como si estuviera
atragantándose: no puede hablar… éste devino el ritual que se implementó
y el contexto de nuestros encuentros, y mi propuesta fue ayudarlo a
hablar.
Con el
tiempo y ante mi insistencia, dejó de gesticular pidiendo una cerveza
pequeña y empezó a decir al camarero “une demie” y “un café” señalándome
a mi. Entonces descubrí que podía repetir frases si alguien las decía
antes, también que reconocía y podía pronunciar algunas letras del
alfabeto y leer en voz alta. Una vez, el camarero le preguntó qué quería
y respondió “un café”, corrigiéndose a continuación. Era un lapsus
claro. Lo leí como un signo de transferencia, lo que significaba que,
incluso tras el daño físico de su cerebro, había un inconsciente. Nunca
tomó más de media cerveza, y rehusaba tener cerveza en su habitación:
para él, salir era lo que tenía más valor. Otro día, señaló algo en la
calle e insistió en que mirara en cierta dirección. No entendí, hasta
que dijo otra palabra. “Bichette”, jovencita. Descubrí entonces que uno
de los motivos por los que le gustaba salir de la residencia era para
ver mujeres más jóvenes: además, ya tenía una serie de significantes de
él: billet, bière, bichette… Después de eso me presentó a su compañera,
una mujer que ha tenido una relación con él durante un tiempo después
del derrame, cuando su mujer pidió el divorcio. Me enteré de que parte
de su sufrimiento provenía de las graves enfermedades que padecía su
compañera.
Tratar
al Sr. N como a un ser hablante y no simplemente como a un cerebro
dañado hizo posible un progreso en su estado y ayudó a calmar parte de
su inquietud. Mi enfoque fue el de ser testigo de su dolor y a la vez
insistir en que podía hablar más de lo que él creía que podía. Lo que
intenté está próximo a lo que se propone en la clínica del autismo. Y
aunque su cerebro estaba físicamente dañado, él era aún un sujeto, con
acceso a un inconsciente, al lenguaje y al deseo.
Traducción: Ivana Maffrand.
- Sigmund Freud, “Aphasia”, in Oeuvres complètes, Vol.1., PUF, Paris, 2015 [1888].
- Sigmund Freud, “Sur la conception des aphasies, in Oeuvres complètes, Vol.1., PUF, Paris 2015 [1891]. Standard Edition, t.XIV,p.206-215.
- Jacques Lacan, “L’instance de la lettre,” Écrits, Paris, 1966. p.495.
- Jacques Lacan, Le séminaire, livre III: Les psychoses, Éditions du Seuil, Paris, 1981, p.254.
Notas del traductor:
Se han
mantenido los títulos de las referencias bibliográficas tomadas por el
autor, que corresponden a las versiones en francés. El autor señala la homofonía entre la sílaba “dee” que pronuncia el paciente y “dis”, “dit” (“decir”, “dicho” en francés)
Mauricio Rugeles Schoonewolff
https://www.pipol9.eu/2019/07/02/mauricio-rugeles-schoonewolff-afasia-y-subjetividad-estudio-de-un-caso/?lang=eshttp://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
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