Enuresis infantil
Reflexionemos sobre los motivos psicológicos por los que algunos niños cuando se les retira el pañal, se siguen haciendo pis y por qué otros lo vuelven a hacer tras haberlo controlado.
¿En qué momento un niño está preparado para controlar esfínteres?
Es fundamental que el niño haya
adquirido cierto nivel de autonomía. A veces los padres nos
precipitamos en nuestro deseo de que nuestros hijos alcancen unos
objetivos, sin contar con que hay otros que conseguir antes. Hay una
parte fisiológica en el control de esfínteres y otra emocional. La
emocional pasa porque el niño se sienta seguro en su capacidad de
control y esto se lo da haber conseguido previamente un buen manejo de
su cuerpo.
Desde el principio de la vida el bebé
tendrá que ir superando los retos que le pone su propio cuerpo,
coordinar sus manos y ponerlas donde él quiera, llevarse la mano a la
boca, para que luego más adelante sean capaces de coger objetos y
manipularlos, un poco más tarde serán capaces de sentarse, de gatear.
Estos son los primeros pasos hacia la autonomía.
Los niños necesitan recorrer un camino
evolutivo para estar preparados para empezar a controlar. Tienen que
haber ido sintiendo que en el proceso de separación de sus padres, han
ido superando los obstáculos y han controlado su cuerpo por ellos
mismos. Si por ejemplo a un niño que todavía no es capaz de caminar con
cierta seguridad y autonomía le imponemos el control de esfínteres,
quizás nos estemos precipitando y este puede ser una de las causas
para que se de una enuresis primaria.
La enuresis secundaria sería aquella
donde el niño vuelve a hacerse pis tras un periodo de haber
“controlado”. En estos casos, el pis es claramente un mensaje no
verbal: “algo se me escapa”. Esto suele ocurrir ante la llegada de un
nuevo hermano, ante una separación de los padres, ante un cambio de
domicilio, de colegio, es decir, ocurre en aquellas situaciones que
desbordan emocionalmente al niño y no sabe como expresarlas, entonces es
el cuerpo de manera inconsciente el que se encarga de evacuar con el
pis estas emociones indigeribles.
¿Qué podemos hacer?
Primero habrá que ver de qué tipo de
enuresis estamos hablando, si se trata de una primaria tendremos que
pensar si hemos retirado el pañal de forma unilateral, sin que el niño
estuviera preparado. Si así fuera deberíamos empezar de
nuevo, comunicándole al niño nuestra precipitación y cómo le vamos a dar
la oportunidad para que, más adelante cuando esté preparado, pueda
hacerlo.
A veces la
exigencia por parte del adulto está determinada culturalmente, parece
que si el niño va superando determinados objetivos socialmente
valorados, es que todo va bien. Hay escuelas infantiles que exigen que
los niños entren en 3 años sin pañal para admitirlos. Cada niño tiene
un ritmo y unas circunstancias, precisamente es a los 3 años cuando el
niño más o menos debe estar preparado, pero no es matemático “!a los 3
fuera el pañal!” a veces será antes y otras después.
Si estamos hablando de enuresis
secundaria, hacerse pis es un mensaje que tendremos que descodificar
para averiguar que es lo que se le está “escapando” al niño. Pueden ser
las situaciones externas que hemos mencionado antes. Es muy importante
considerar que a los niños hay cosas que les resultan difíciles y que
no son capaces de expresar verbalmente, habrá que darles el tiempo y
ayudarles a que las puedan asimilar y poco a poco recuperar su
seguridad.
También puede ocurrir que lo que se le
esté haciendo indigerible tenga un carácter más profundo, es decir,
tenga que ver con el propio desarrollo madurativo psíquico y con las
fantasías inconscientes que están siendo elaboradas a lo largo de la
infancia.
Los padres no tenemos por qué saber
interpretar siempre lo que les pasa a nuestros hijos, por lo que puede
ser de utilidad acudir al psicólogo para que nos ayude en este proceso. A
veces reconocer nuestro desconocimiento nos permite dar un espacio a la
comprensión y con el, nuestros hijos pueden recuperar la confianza en
sí mismos sin la angustia que provoca el tener que zanjar una cuestión
por imposición.
La cuestión no es evitar el síntoma, es
servirse de él para que se superen debidamente las etapas evolutivas y
que el niño consiga seguridad y confianza en sí mismo.
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
Comentarios