¿Qué dificultades para dormir suelen tener los niños de 2 a 3 años?
Las dificultades más comunes que presentan los niños de 2 a 3
años son los miedos nocturnos y las pesadillas, así como la resistencia a irse
a la cama. Estos problemas del sueño infantil pueden resolverse con pautas
sencillas, como establecer una rutina adecuada antes de acostarse.
Entre los 2 y los 3 años de
edad, los niños necesitan dormir entre 9 y 13 horas al día. Lo más
común es que duerman una siesta de 2-3 horas después de comer y el resto por la
noche.
Hay niños que odian
dormir la siesta. Si a pesar de no dormir la siesta tu hijo no se muestra
irritable o apático, no debes preocuparte ni obligarle a dormir. Si duerme
siestas muy largas y por la noche le cuesta conciliar el sueño, prueba a
reducir las horas de siesta.
Algunos niños de 2 a 3 años
tienen tan interiorizados los rituales de sueño que cualquier
pequeño cambio en sus rutinas puede hacer que les cueste más conciliar el
sueño.
Los rituales de sueño ayudan
a los niños a vencer los miedos a la oscuridad, a la noche, a la soledad... .
Estos miedos suelen surgir entre el primer y el segundo año y son
frecuentes a la hora de dormir. Una vez adquiridos los hábitos correctos de
sueño, lo ideal es que prescindan de los rituales para dormir.
En general, entre los 2 y los
3 años, los niños suelen dormir sin dificultad. Sin embargo, no es raro
que algunos niños se resistan a irse a la cama. Y pongan excusas como:
"mañana no hay cole", "tengo sed", "tengo
ganas de hacer pipí", "me duele la barriga". Ni que,
una vez acostados, se levanten o incluso lloren. Si se levanta de la
cama, lo mejor es que le acompañes de nuevo a su cuarto: con calma,
sin enfados. A pesar de tener sueño, el deseo de los niños de seguir con
los mayores o la ansiedad que les produce pensar en separarse de ellos, se
impondrá al cansancio.
Ante situaciones de este tipo, los padres suelen desesperarse.
No obstante, su reacción deberá depender del motivo que provoca esta situación.
Si nuestro hijo retrasa el momento de acostarse para llamar nuestra atención,
conviene poner límites claros y responder de forma contundente. Deberás ser
paciente, pues intentará tensar la cuerda hasta el límite, pero si te mantienes
firme, acabará por rendirse y se irá a dormir.
En cambio, si nuestro hijo tiene miedo a la oscuridad o
sufre terrores nocturnos, debemos ser comprensible con él e intentar encontrar
la causa de su ansiedad. Este miedo es relativamente frecuente a partir de
los 4 años. En el fondo no es otra cosa que miedo al abandono. En estos casos,
poner una luz de enchufe en el cuarto o dejar la puerta entornada puede ser de
gran ayuda para que el niño supere su miedo.
El miedo a la oscuridad forma
parte de una etapa transitoria y muy común en los niños de estas edades. Si el
niño siente que controla la situación, tendrá menos ansiedad. Con este fin,
podemos dejarle que sea él quien elija el pijama, el muñeco, el cuento...
También puede ayudarle a tranquilizarse poner una música suave y relajante
antes de acostarse.
Entre los 2-3 años las
pesadillas suelen ser menos elaboradas que a partir de los 4 años.
A pesar de todo, estos malos sueños intranquilizan enormemente a los niños tan
pequeños, para quienes es más difícil diferenciar la realidad de los sueños. Si
se despierta sobresaltado acude a tranquilizarle y quédate con él hasta
que se duerma otra vez.
Si las pesadillas de tu hijo
se repiten frecuentemente, quizá haya algo que le angustie o le preocupe. Intenta
que te cuente qué es lo que le pasa. Quizás se le está exigiendo demasiado
en determinados aspectos de su educación, quizás no está a gusto en la
guardería o te añora cuando te separas de él. Hazle hablar sobre ello para
que descargue sus emociones y no se las lleve a la cama.
Quizás esté viendo programas de televisión poco
adecuados a su edad. Hay niños que, ya desde pequeños, se distinguen por ser
más sensibles o impresionables. Los telediarios, sin ir más lejos,
son en ocasiones tan explícitos a la hora de transmitir ciertas noticias, que
pueden dejar una viva impresión en la imaginación del niño, al que luego le
costará conciliar el sueño. Los dibujos animados, series... etc. de
carga violenta, tampoco son recomendables para antes de dormir.
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
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