La importancia de la columna izquierda


En las reuniones queda la sensación de que hay algo que no se dice, aunque todos los problemas sean tratados. Hay un subtexto que queda en el aire y que nadie se atreve a expresar.
Como decía el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, “toda libido que no se expresa como caricia o como insulto queda internalizada y finalmente se hace tóxica”. Esto fue lo que Camilo Andrade no supo adelantar, hasta que la situación con su jefe no dio para más y efectivamente se hizo tóxica.

Camilo es un arquitecto de 27 años, egresado de la Universidad Católica y trabaja hace un año en la Constructora Proyecta. Recientemente, le encomendaron una importante tarea, que sin duda representa un gran desafío profesional para él. “Al fin siento que confían realmente en mis capacidades”, fue lo primero que pensó cuando su jefe le dio la noticia. Desde ahora, estaría a cargo del diseño y construcción de una cadena de supermercados cuyo nicho es la industria alimenticia.

Como es propio de su juventud, Camilo llegó a la empresa con mucho ánimo y energía, muy empoderado para desarrollar toda su creatividad en la construcción de estos supermercados. A pesar de su entusiasmo, no escatimó en tiempo ni esfuerzo para conocer a cabalidad la cultura de la empresa. A través de su análisis, se dio cuenta de que la Constructora Proyecta presentaba un buen clima laboral y aunque todos los colaboradores podían considerarse agradables, eran comunes los malos entendidos derivados de una comunicación ineficaz.

Un ejemplo de estos conflictos es que en cada reunión que sostienen a todos les queda la sensación de que hay algo que no se dice, aunque todos los problemas sean tratados. A pesar de ello, hay un subtexto que va quedando en el aire y que nadie se atreve a poner sobre la mesa. En general, se toman decisiones en las cuales participa principalmente la gerencia, que da por hecho que cumpliendo con informar de forma unidireccional, todos estarán de acuerdo.

La reprimenda

En la última reunión con la gerencia, se le comunicó a Camilo la preocupación del directorio por el atraso de su proyecto, ocasionado por un supermercado que están construyendo en la V Región. Esta fase del proyecto en especial, le ha traído muchos dolores de cabeza a Camilo, justamente por la lejanía y por el aumento de los costos que esto ha implicado.
Durante la reunión, Camilo intentó explicar las razones justificables que tiene por el atraso del proyecto. La principal es que no ha podido reunirse con el gerente de área, Antonio Gandarillas, para tomar una decisión respecto de los cambios que ha requerido el diseño, producto del aumento en los costos iniciales. Sin embargo, la gerencia da por hecho que toda la responsabilidad la tiene él, por lo que se le ha dado un plazo máximo de tres semanas para el término de la segunda etapa del proyecto.
Esta situación ha hecho que el entusiasmo inicial de Camilo fuera desapareciendo. Con el paso del tiempo se ha ido desmoralizando, sintiendo que su opinión no es considerada y que finalmente siempre se “corta” la decisión por alguno de los gerentes. En su caso, casi siempre se trata de Antonio Gandarillas, quien también es uno de los directores de la firma
Por su parte, Gandarillas ha dilatado en tres oportunidades las reuniones que Camilo le ha pedido, argumentando urgencias de último minuto. Por supuesto, Camilo ya no quiere insistir más y sus pensamientos se empiezan a tornar oscuros, sintiendo que realmente no cuenta con el apoyo. Piensa que no hay interés en las reuniones necesarias para avanzar en su proyecto y cumplir finalmente con sus objetivos y metas.
“Siempre es lo mismo, nunca tienes tiempo para conversar  conmigo. Me atrasé porque nunca te diste el tiempo para que conversáramos los costos”, piensa Camilo en su interior respecto de Antonio. Sin embargo, lo que realmente le dice es: “aquí está el diseño terminado. Estamos un poco atrasados, pero igual llegaremos”.
 “Siempre llegas tarde con los diseños, me irrita… prefiero mirar el diseño a solas”, piensa Antonio por su parte. Pero sólo dice: “pasemos a lo nuestro, en 10 minutos tengo otra reunión”.

El conflicto

El subtexto presente entre Camilo y Antonio es el reflejo de la columna izquierda. Concepto acuñado por Chris Argyris y Donald Schon, y que se refiere a aquellos pensamientos y sentimientos que no se dicen. En tanto que la derecha, corresponde a lo explícito. Según estos expertos, la única forma de remediar la situación es tomando conciencia de este subtexto y logrando que salga a flote adecuadamente, sin que queden heridos en el camino. Por supuesto, no es sencillo y en el caso de Antonio y Camilo ocurrió lo inevitable: el proyecto completo se puso en peligro, junto con la rentabilidad de la Constructora. Todo, por no saber cómo comunicarse.
La buena noticia es que siempre existen alternativas para que un conflicto no se torne inmanejable. Una de ellas es explorar nuestros juicios y aprender a expresarlos adecuadamente, ya que tienen la riqueza de posibilitar el diseño y rediseño de nuestras conversaciones. Otra forma es negociar, lo que implica comunicarse y conseguir la aceptación del otro a una determinada propuesta, eliminando el conflicto generado por el rechazo.
La comunicación entre Camilo y Antonio debe presuponer el querer alcanzar un acuerdo y, por ende, propiciar los puntos de encuentro que faciliten los procesos comunicativos. Finalmente, definir qué plan de acción van a implementar para que la comunicación vaya mejorando y no se tornen repetitivos estos problemas. Esto evitará seguir haciendo “más de lo mismo” y, por ende, obteniendo los mismos resultados”.

http://www.eclass.cl/articulo/1404/la-importancia-de-la-columna-izquierda
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué es el fotolenguaje?

FODA Matemático: Cómo funciona , paso a paso

La diferencia entre adular y alabar