La disminución del juego libre afecta a la salud mental infantil
Cada vez son más los psicólogos, médicos y
pedagogos que vinculan el declive del juego libre, espontáneo y sin
supervisión de adultos con el aumento de las enfermedades mentales
infantiles, en especial de la depresión y la ansiedad. ¿Por qué?“Porque el decidir libremente con quién,
dónde, cuándo y a qué jugar permite la adquisición de habilidades y
destrezas, obliga a aceptar, negociar, pactar, tomar decisiones,
resolver conflictos, ensayar, equivocarse, asumir riesgos, sobrepasar
límites, y eso mejora la confianza y la resilencia, es decir, la
capacidad de sobreponerse de manera optimista a las adversidades”,
responde Jaume Bantulà, director del grado en Actividad Física y Deporte
en Blanquerna-URL y miembro del Observatorio del Juego Infantil.
Pero hoy padres y madres supervisan las
actividades de los niños a escasa distancia y vigilan sus movimientos,
sobreprotegiéndolos y privándolos de gran parte de esos aprendizajes. Y
cuando no están bajo la mirada de los padres están bajo la supervisión
de un maestro, un familiar o un monitor que dirige sus actividades,
siempre controlado por un adulto que organiza y gestiona su ocio. El
resultado es una notable falta de libertad para jugar y explorar por
ellos mismos, para desarrollar intereses propios, para aprender a
resolver sus problemas, cómo controlar su vida y, sobre todo, sus
emociones.“El juego es el instrumento que tienen los
niños para interpretar la realidad, para entender cómo funciona la vida y
para explicarlo todo, y si se pauta, codifica y vigila mucho, si les
decimos qué han de hacer en cada momento, se les quitan herramientas
para que luego puedan inventar respuestas con sus propios recursos a las
situaciones vitales que se le presenten”, cosa que tiene relación
directa con la depresión y la ansiedad, explica José Ramón Ubieto,
profesor de Psicología de la UOC.
Los padres hacen grandes esfuerzos para darle a sus hijos mejores
oportunidades para ser competitivos en esta sociedad híper especializada
y exigente en la que vivimos. Pero saturar a los niños con cientos de
actividades no les otorgará un verdadero beneficio y en realidad les
quitará oportunidades para aprender lo que realmente necesitan para
afrontar la vida y sus complejidades. Lo que los especialistas están
diciendo es que es necesario que los padres y toda la sociedad pueda
reflexionar en la posición en la que están poniendo a los niños y
preserven las condiciones necesarias para satisfacer la necesidad
psicológica de juego libre.Para los que quieran leer más sobre esto, les recomiendo el estupendo artículo (en inglés) de Peter Gray, en la revista online AEON en la que describe con admirable elocuencia los efectos psicológicos a largo y corto plazo del déficit de juego libro y su propuesta para prevenirlo.
Puedes leerlo aquí.
Lee el artículo completo en La Vanguardia.
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
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