EL PRINCIPIO DE PARSIMONIA EN PSICOLOGÍA: RESPUESTAS FÁCILES VS RESPUESTAS SIMPLES


Una paciente en consulta refiere que su matrimonio le ha arruinado todas sus ilusiones. La psicóloga explora si ha contemplado el divorcio a lo que la paciente asegura que ella proviene de una familia de padres divorciados y que no está segura de qué decisión tomar. La psicóloga llega a una conclusión: que la paciente se va a divorciar porque está repitiendo el patrón familiar que vivió cuando niña…
¿Es esta una explicación correcta?
Durante muchos años, la psicología interpretativa partió de innumerables supuestos que resolvían de forma satisfactoria situaciones como la que ilustramos con nuestra paciente. Pero poco se cuidó si este tipo de conclusiones cumplían o no con la lex parsimoniae: ante una interrogante, la respuesta con el menor número de supuestos debe tomarse como la hipótesis adecuada.
Cuando revisamos la fuerza que las escuelas interpretativas en psicología han perdido los últimos veinte años  nos damos cuenta que este debilitamiento se debe principalmente a que los supuestos en los que se basan difícilmente pueden someterse al principio de parsimonia.
¿Qué es el principio de parsimonia?
Postulada en el siglo XIV por Willaim (Guillermo) de Ockham, es una herramienta que permite probar la simplicidad lógica de un conjunto de hipótesis probables para responder a una pregunta. En el caso de nuestra paciente, la pregunta sería, “¿Qué decisión va a tomar la paciente respecto a su divorcio?” La hipótesis postulada por nuestra psicóloga es “la paciente se divorciará” bajo el supuesto que “está repitiendo el patrón familiar que vivió cuando niña”.

Pero el supuesto bajo el que se sustenta la hipótesis, bien puede utilizarse para sustentar la hipótesis totalmente opuesta: “la paciente no se divorciará”, porque “no quiere repetir el patrón familiar que vivió cuando niña”. Es decir, el mismo supuesto es por sí mismo infalsable, o lo que es lo mismo, siempre será cierto porque se divorcie o no se divorcie, la razón será la misma.
La tentación de las respuestas fáciles
Gran cantidad de escuelas psicológicas aportan respuestas lógicas y fáciles ante los grandes conflictos de la psicología humana. Por ejemplo, el principio de negación en la entrevista de la psicología dinámica, el método de darse-cuenta de la terapia gestáltica, o la noción de consciencia de la terapia transpersonal. Pareciera ser que durante demasiado tiempo ciertas escuelas psicológicas se preocuparon más en generar respuestas fáciles y entendibles por los pacientes, que respuestas parsimoniosas.
Psicología infalsable, por La Pulga Snob (Copyright Andres Diplotti)
Psicología infalsable, por La Pulga Snob (Copyright Andres Diplotti)
Una respuesta fácil es lógica por naturaleza, pero casi siempre, lógicamente incorrecta. Por ejemplo, si le preguntamos a un niño de tres o cuatro años que nos explique por qué el sol sale y se mete cada día, nos dirá que es el sol el que se mueve, lo cual es lógico, pero no es la respuesta correcta. Tendrán que pasar un par de años para que pueda decirnos que la tierra es una esfera que gira sobre su propio eje lo que provoca la experiencia subjetiva de ver pasar el sol por el cielo del este al oeste.
En el caso de nuestra paciente, la hipótesis “se divorciará porque está repitiendo el patrón que vivió cuando niña” es una aseveración lógica que parte de un supuesto: la existencia de un patrón familiar que la paciente vivió cuando niña. Pero este supuesto es insostenible ante la revisión de evidencias que lo sustenten. Por ejemplo, de ser cierto, los hijos de padres divorciados tenderían a divorciarse cuando adultos pero cuando nos topamos con los reportes que 50% de los matrimonios que se divorcian provienen de familias divorciadas el supuesto se vuelve insostenible. La única explicación que nos quedaría sería el clásico argumento de las psicologías interpretativas: “es que cada caso es diferente”.
La simplicidad de una buena respuesta
A veces cuando pensamos en la respuesta más simple, creemos que ello es sinónimo de fácil. Nada más lejos de la verdad. La simplicidad lógica a la que apela el principio de parsimonia se refiere a la cantidad de supuestos que se requieren para considerar una hipótesis como cierta. Siguiendo el ejemplo de nuestra paciente, la respuesta de un psicólogo utilizando el principio de parsimonia no se basaría en un supuesto tan débil como el “patrón que vivió la paciente cuando niña”. Por el contrario, utilizaría una serie de herramientas lógicas para estructurar la hipótesis que requiera el menor número de supuestos.
La espiral Áurea en un cuadro de Velázquez. Un modelo simple -mas no fácil- para explicar la distribución del espacio en un cuadro.
La espiral Áurea en un cuadro de Velázquez. Un modelo simple -mas no fácil- para explicar la distribución del espacio en un cuadro.
Por ejemplo, un supuesto sería, la dependencia económica de la paciente. Este supuesto se puede someter a prueba y ponderar. Otro supuesto sería la influencia de los hijos en la decisión. Un supuesto más seria la estabilidad emocional de la paciente, y así ad infinitum. Un marco teórico psicológico adecuado nos indicaría qué supuestos de todos los posibles deben considerarse y cuales son irrelevantes. En este caso, tomemos como referencia los criterios del Deutscher Jugendinstitut como factores de riesgo que incrementan la probabilidad de un divorcio:

  1. La mujer trabaja fuera del hogar
  2. Percepción del avecinamiento del divorcio
  3. Búsqueda de apoyo emocional en divorciados
  4. Pertenecer a una familia con antecedentes de divorcio
  5. Entorno familiar
  6. Hijos
  7. Inversiones económicas dentro del matrimonio
  8. Cohabitación pre-matrimonial
  9. Religión
Como se puede ver, la hipótesis fácil del “patrón que vivió la paciente cuando niña” es sólo uno de nueve factores que la psicología ha detectado como factores de riesgo para que nuestra paciente opte por el divorcio. Tomando esto como una escala, nuestra hipótesis bajo el principio de parsimonia se enunciará: “nuestra paciente se divorciará si cumple seis de los nueve factores de riesgo”. Una hipótesis simple, pero que no surge de la fácil sino de un método.
Cada vez que escuchemos una explicación de un psicólogo en la radio, la TV o el internet, debemos siempre verificar y preguntarnos, ¿es esa explicación parsimoniosa, o sólo es la respuesta más fácil? Estamos seguros que esta práctica ayudará tanto a psicólogos formados como profesionales a agudizar el sentido crítico de las explicaciones que abundan en el campo de la psicología.

http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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