¿Qué hace el psicoanálisis con los niños hoy?

¿Qué es lo que comanda el comportamiento "sacado", "desatado", que muchos chicos presentan hoy? ¿Cuál es el abandono que sufren los jóvenes a pesar de contar con familias que los colman de atenciones y de objetos para su bienestar? Una psicoanalista señala la importancia de ceñir las variables de la época actual para ocuparse del tratamiento que se pide para los niños y los adolescentes de hoy. 




¿Cómo transmitirle a un niño el sentido de la vida, cuando la fragilidad de aquello en lo que siempre se ha creído hace que nada tenga garantías?

En psicoanálisis no podemos pensar la clínica por fuera de la época.
Hoy los padres se preguntan cómo criar a los niños. Vivimos una realidad en la que no se sostienen los sentidos pues éstos cambian con la velocidad de la fibra óptica.
¿Cómo transmitirle a un niño el sentido de la vida, cuando la fragilidad de aquello en lo que siempre se ha creído hace que nada tenga garantías?
La sociedad se enfrenta con niños “desatados”, con jóvenes que se dicen “sacados”.
¿De qué se desatan los niños de hoy? ¿De dónde están sacados los jóvenes?
Podríamos decir que hoy los niños están desatados del lazo al Otro, sacados de un discurso que se sostenga.
Hoy cierta precariedad simbólica en la civilización afecta la función del padre y su autoridad. Nos enfrentamos con un mundo sin la garantía de la creencia en el padre. Hay una caída de los ideales que le daban rumbo a una vida.
Estamos ante una realidad descarnada donde el sostén de lo simbólico fracasa.
Cuando se agujerea un sentido, lo que irrumpe es lo que el sentido encubre. el efecto entonces, es traumático.
Ante una realidad traumática sin el anclaje del padre ni el sostén de los ideales ¿qué le da peso a una vida? Alterada la ley del padre hoy la ley es la del mercado. Hoy creemos en el mercado. El mercado organiza nuestra realidad.
Por eso esta crisis económica mundial ha puesto de alguna manera en jaque no sólo los bolsillos, – Es traumática porque lo que se derrumba con las bolsas es la creencia de que allí había algún sentido garantizado. Estamos en el momento del “trauma de las bolsas”, en el cual se ha evidenciado que detrás de ellas no había nada.
Lo descarnado de la época es que por detrás de un espectáculo montado sin asidero simbólico, tiende a retornar lo real sin vestiduras, y ése es un retorno mortífero.

Hoy los síntomas no hablan. Son padecidos en un cuerpo que en vez de decir actúa, que presenta en vez de representar. Son síntomas que se prestan menos al análisis por estar desenlazados de la palabra.
¿Cuál es el efecto que produce que nos encontremos comandados por el objeto de consumo? Niños y jóvenes sin la brújula de una palabra de peso ya no se identifican por sus ideales sino por lo que consumen. Objetos de marca, celulares, son casi adictivos. Hasta la bulimia y la anorexia pueden ser objetos de consumo en las páginas de Internet. Sabemos que el consumidor puede quedar consumido si se trata de las drogas. Pero también el niño puede ejercer en la familia la dictadura que ejerce el objeto de consumo en la época. El propio niño puede quedar ubicado en el lugar de amo en la familia cuando los desbrujulados son los padres. El niño ubicado como objeto no deja de ser un niño abandonado si sus padres están en posición de niños irresponsables que lo abandonan a su demanda caprichosa.
Por esto las presentaciones del síntoma con las que un psicoanalista se encuentra en los niños y jóvenes de hoy no son las mismas que las que respondían al discurso victoriano.
Hoy los síntomas no hablan. Son padecidos en un cuerpo que en vez de decir actúa, que presenta en vez de representar. Son síntomas que se prestan menos al análisis por estar desenlazados de la palabra.
Nos consultan por niños narcisistas tomados por la imagen, sujetos con un yo engordado producto de esta cultura basada en la imagen. Niños dictadores que ponen en jaque a la familia cuando ésta se estructura en función del hijo. Niños informatizados en los que el encierro en el juego solitario de la computadora a veces reemplaza al lazo con los otros. Niños con una actividad imparable, con un desorden del movimiento sin sentido. Jóvenes deprimidos que presentan un fuerte aplastamiento del deseo, con una caída del lazo del sujeto al mundo que los lleva a la pérdida del interés, a la apatía, la abulia o el aburrimiento.
Hay que ayudar al sujeto y a sus padres a inventar una respuesta singular, a la medida de cada quien, más allá del discurso imperante, que le permita vivir una vida digna de ser vivida. Que el joven y el niño encuentren una buena articulación entre la prohibición y la autorización, para que la autoridad no caiga en desuso como mera ley del amo.
Estas son algunas de las encrucijadas que nos plantea la clínica psicoanalítica hoy en día.

Por Mirta Berkoff
FUENTE: http://letraurbana.com/articulos/que-hace-el-psicoanalisis-con-los-ninos-hoy/
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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