¡En cualquier pareja es inevitable el conflicto! Este
surge a partir de las incompatibilidades e inconsistencias entre el
mundo interno de sus miembros cuando no coinciden las ideas creadas
acerca del otro y de la relación. Una realidad que puede desembocar en
la ruptura de pareja.
Sin embargo, no siempre el conflicto lleva a la separación. El
conflicto puede darse en un nivel adaptativo y ser gestionado de forma
adecuada. Pero puede producirse una crisis cuando uno o ambos miembros de la pareja dejan de estar conformes con la relación, al no cumplir sus expectativas, lo que puede conducirles a romper el vínculo.
“Pensé que el amor duraría para siempre. Yo estaba equivocado.”
-W. H. Auden-
La ruptura de pareja
Cuando las parejas no comparten su proyecto de vida es probable que
una vez pasado el enamoramiento inicial, tengan dificultades para
continuar. Vivir una ruptura puede ser una de las experiencias más dolorosas de afrontar. Se pierde algo que se ha tenido y valorado, pero que ya nunca va a ser igual.
Una vez que se termina la relación es necesario redefinir aspectos fundamentales de la individualidad, ya que cada uno pierde al otro como apoyo y referente.
Se vive el desconcierto y la incertidumbre de cómo definirse a sí
mismos, ya que la vida continúa, pero a partir de ahora sin el otro. Es angustioso perder ese proyecto de futuro como pareja, lo que puede mantener viva la esperanza de volver.
¿Y ahora qué?
Después de la ruptura de pareja, lo esperado es que ambos puedan hacer un trabajo de duelo que les permita aceptar la realidad, recuperar la esperanza y reorganizar su vida personal y/o familiar.
El duelo es ese proceso psicológico que nos permite adaptarnos a las pérdidas.
En ocasiones puede iniciarse antes de la separación física, si alguno
comienza a construir un espacio separado, deja de contar con el apoyo
del otro y pierde su idealización.
Inicialmente ante la ruptura, hay dificultad para asumir lo que se ha perdido, es un momento lleno de incertidumbre y culpa.
Posteriormente surgen fuertes sentimientos que favorecen el insomnio y
hacen difícil continuar con la rutina, viendo la vida insoportable.
Cada uno en su tiempo y a su manera,
logrará adaptarse a la situación, reconstruirá la experiencia y seguirá
hacia adelante, consiguiendo superar la ruptura.
Para la mayoría, el duelo es un proceso complejo, pero para algunos,
resulta extremadamente difícil. Algunas personas no logran adaptarse a
la nueva situación y quedan atrapados en el dolor y la rabia, con
esfuerzos desesperados de eliminar al otro de su vida, impidiéndoles
avanzar. Si el duelo se congela, la separación se vuelve destructiva, se estanca y se prolonga.
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