La sublimación: una estrategia para conseguir el bienestar.

No es la primera vez que cuando me presentan a alguien, fuera de mi consulta, y le dicen que soy psicólogo, hace un comentario del tipo: “no voy a abrir la boca, porque si no vas a saber cómo soy”. La realidad es que ser psicólogo no da poderes sobrenaturales, pero en cualquier caso este tipo de situaciones ejemplifica el temor a tener algo oculto que uno mismo no conoce, o en el caso de ser conocido, aparece el temor a hacer público algo inadecuado: “a ver si va a decir que soy un paranoico o un psicópata…”. Parece que la persona perfecta no puede tener ninguna característica negativa, o que se salga de lo socialmente deseable.




         El Psicólogo no tiene poderes sobrenaturales




Somos los propios psicólogos los que cuando estudiamos la carrera, y en concreto la asignatura de psicopatología, nos parece que todas las definiciones de trastornos tienen algo en común con nosotros mismos. De hecho es así, todos podemos tener algo de fóbicos, de paranoicos, de inseguros, de sádicos… Las etiquetas diagnósticas son por definición extensas y es peligroso incluirse dentro de una sin contar con la suficiente objetividad, pero está claro que las diferentes características de cada uno determinan la personalidad final.
Tomaré prestado de la teoría psicoanalítica el concepto de sublimación al hilo de lo que venía hablando. El concepto puede resumirse en el hecho de que determinadas características o rasgos de la persona que podrían no ser adecuadas socialmente pueden canalizarse para transformarlas en exitosas y bien valoradas. Por ejemplo, alguien con una característica sádica,  que disfrute matando o mutilando animales, podría transformar exitosamente sus deseos si estudiara cirugía, o si trabajara en una carnicería. Disfrutar del cotilleo, del querer saber sobre la vida de otras personas es algo que puede sublimarse por medio del periodismo, o ¡incluso desde la práctica de la psicología! Otra forma de sublimar es por medio del arte, de la creación: pueden encontrarse maneras diferentes de expresar el malestar o la personalidad. Sin necesidad de sublimar de una manera tan global, como proyecto de vida, también son formas de sublimación la competitividad en los negocios o en el deporte, en estos casos se canaliza una agresividad latente en características que favorecen el éxito. 


Sublimación, una forma de vivir



Existen otras formas de sublimación que son aparentemente beneficiosas pero en la práctica pueden tener efectos peligrosos, por ejemplo, una persona obsesiva metódica que trabaja en control de calidad, obtendrá muy buenos resultados dirigiendo sus características personales en esa dirección profesional, pero es posible que derivado de no poder conseguir que las cosas sean de una determinada forma, pudiera vivir episodios de ansiedad intensa, incluso configurar una trastorno de ansiedad.
La sublimación es, después de todo, una herramienta muy evolucionada para hacer frente a las amenazas y peligros existentes a nuestro alrededor. Nos ayuda a canalizar nuestras inercias naturales adaptándolas al entorno en el que nos encontramos. En cualquier caso habrá que afinar nuestros mecanismos de defensa para que verdaderamente nos defiendan y no se vuelvan en nuestra contra.

FUENTE http://gabinetedepsicologia.com/la-sublimacion-una-estrategia-para-conseguir-el-bienestar-psicologos-madrid-tres-cantos

http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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