En la mente del psicologo. Pensamientos desde la consulta.

¿Cómo piensa un psicólogo? ¿Me estás analizando?¿Los psicólogos también se deprimen? Estas son preguntas habituales cuando hay un psicólogo o psicóloga en la sala.
Lo cierto es que pensamos como cualquier otra persona, como sucede en alguien que se dedica a una profesión determinada y que por tanto tiene unos conocimientos y unas destrezas particulares.
También nos deprimimos (menos que la población general, al tener más elevadas nuestras tasas de felicidad ) y cuando estamos en tiempo de ocio queremos conocer al otro, ligar o simplemente estar tranquilos, ¡no analizar a nadie!.


El factor clave: la alianza terapéutica

Tenemos buenas noticias. En todos los casos, el factor más importante que nos lleva al éxito terapéutico es la alianza entre el profesional y el consultante.
Recuerdo que ya en la carrera me sorprendía la cantidad de nombres que recibía la interacción o relación entre el psicólogo y la persona que acude a la consulta de psicología.
Para definir esta relación según las corrientes podemos encontrar: la relación terapéutica, rapport, transferencia, alianza terapéutica y muchos más.
Personalmente, tal y como enfoco yo el proceso, me quedo con el término de alianza terapéutica; esto significa que tu y yo tenemos un pacto para que tú avances en tu proceso terapéutico.



Además, el término alianza implica precisamente que ambos unimos fuerzas y recursos en algo que es importante para la persona que acude al psicólogo.
La alianza terapéutica, o el vínculo que se crea entre psicólogo y paciente, es de los mejores predictores para el éxito de la terapia. Esto ha sido comprobado en numerosos estudios, quedando como más importante que otras variables como la terapia utilizada, variables del terapeuta, variables del cliente etc.
No menos nombres recibe la figura de la persona que acude a consulta, por otro lado. Paciente, cliente, usuario, sujeto terapéutico…
La palabra paciente no me gusta nada, ya que en primer lugar presupone que la persona está enferma. Si bien se pueden dar trastornos temporales o crónicos, e incluso enfermedades médicas que conviene conocer, el tratar a la persona de “enferma” creo que de entrada no le hace ningún bien.
Desde la Psicología Positiva propugnamos que, sin negar ni minimizar la parte negativa, debemos también centrarnos en estimular todo aquello que de positivo tenemos.
En principio prefiero el término cliente, ya que la relación que se genera es la de un profesional que, tras muchos años de formación y también de experiencia personal y vital, trata de dar lo mejor de sus conocimientos a la persona que en un momento dado los reclama. Pero si me tengo que quedar con alguno es con el de consultante, que me parece más global y acertado.
En realidad, los términos no son tan importantes como todo lo que pasa en cuanto la conversación de descubrimiento que es la consulta de psicología comienza.
Por mi parte tengo claro que es este énfasis en trabajar sobre esa cuestión que es importante para la persona el punto clave. Agrego aquí una frase del libro recopilado por Javier Urra, “Secretos de consulta” que me gustó mucho, para finalizar el artículo:
“En la consulta no hay trucos de magia, ni milagros, ni charlatanes, sólo un saber científico transmitido, mucho estudio, vocación, esperanza y ganas de que quien entra por la puerta –alguien del que no se sabe absolutamente nada inicialmente– acabe saliendo por la misma con el semblante sereno y un adiós agradecido.”

FUENTE: http://www.antonimartinezpsicologo.com/por-que-acudir-a-la-consulta-del-psicologo
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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