Cómo escoger a un Terapeuta



Pautas a tener en cuenta al elegir un terapeuta

Hay enfoques que tienen mayor eficacia en el tratamiento de determinado tipo de problema. Conozca qué tipo de terapia le conviene. Como paciente uno tiene el derecho a elegir. Esto es: seleccione el terapeuta que trabaje con el abordaje que sea adecuado.

Es fundamental congeniar, tener afinidad con la persona del terapeuta, sentir que se tiene “feeling” con él. Las investigaciones demuestran que la calidad de la relación terapéutica es más importante que el enfoque teórico y técnico que utilice el profesional. Por ello, en el Centro Anteroos le brindamos la posibilidad, si es su intención de tener una entrevista con más de un profesional. Recuerde que si pide asistencia en una obra social, puede elegir el marco teórico, la edad y el sexo del terapeuta…es su derecho.
Es importante que el profesional que lo asista tenga una buena formación. No dude si lo considera necesario, pedir su CV.

Una referencia para saber si el proceso terapéutico es adecuado es responder una serie de preguntas: ¿Quién es el protagonista?....es usted, no puede ser de otro modo. ¿Se ha podido generar una pregunta en relación a mi situación, comportamiento o ser?. Otra: ¿Algo me sorprendio en el proceso terapéutico, o me llamo la atención?...si no hay atención, se dificulta.

¿A podido observar un comportamiento o situación en usted que se repite? Esto que se repite suele provocar  malestar…No olvide que requiere tiempo desarrollar estos temas.

Tenga en cuenta que puede realizar varias entrevistas con el profesional antes de decidirse. Ahora bien, una vez realizada la elección, no es recomendable dejar el tratamiento al encontrarse con situaciones conflictivas en el tratamiento. Para ello, es preferible que usted establezca plazos de tiempos que cuando finalicen, usted redecidirá si prosigue o no.

Si usted no se siente satisfecho, cree que ha pasado tiempo y no alcanzó las metas que se había propuesto, si tuvo un entredicho o desencuentro, no dude en conversarlo con su terapeuta. Por último, recuerde que un tratamiento psicoterapéutico dista mucho de se una solución mágica: requiere de voluntad, tener afinidad con el profesional,  esfuerzo para lograr cambios y saber que se “reviviran” ciertas situaciones dolorosas.

No tiene que ver con un buen desempeño profesional,  ninguna de estas actitudes:mandar, manipular, moralizar , consolar, chantajear, culpar, aconsejar soluciones, interpretar contenidos amenazar , juzgar , ridiculizar , insultar , catalogar o alabar comportamientos.

Escuchar empáticamente, es uno de los secretos de un buen proceso psicoterapéutico. Escuchar, para que tanto el consultante como el profesional posen “la mirada” donde algo puede estar provocando malestar.

Un buen terapeuta, hace que se resalten y utilice sus propios recursos, que usted se sienta responsable de sus  cambios, se pregunta cómo y qué y no solo por ques.
Actitudes incorrectas de un terapeuta. 

- Le habla de "problemas" difíciles,  que le llevará mucho tiempo de trabajo  solucionar.
- Cuando la terapia no funciona,  afirma que “usted se resiste”.
- No nota avances o cambios. Una buena terapia lleva su tiempo, sin embargo, las diferencias se perciben desde el inicio mismo.
Por último, junto con la elección de un buen terapeuta, usted no debería olvidar que el trabajo de este terapeuta es recomendable que ocurra dentro de un grupo de trabajo interdisciplinario.

Para qué hacer terapia

La cuestión central es que la persona que solicita terapia,  está reconociendo que  no puede resolver esa situación de malestar como se lo habia propuesto, que lo ha intentado una y otra vez, que no encuentra  la solución. No la encuentra, aunque está en ella misma…la paradoja humana se encuentra en que la solución esta en uno mismo, pero sin embargo, esta se encuentra “en estado de vinculación con otro”, es decir, al ponerme en relación, vinculación con otro me conozco, descubro y asi obtengo la posibilidad de “hacer algo” con esto. La no comprensión de esta paradoja suele llevar a intentos repetitivos e infructuosos en el intento de dar respuesta al malestar interior.

Nadie duda en reconocer la necesidad de respirar, o alimentarse…¿Por qué poner en duda la necesidad de pedir ayuda?...Como toda necesidad no reconocida y  satisfecha, esto suele terminar siendo toxico para el psiquismo.

Un inconveniente que suele surgir al realizar un proceso terapéutico , es que, como el ser humano es un ser de hábitos (por lo menos hasta que se los despoje), no es suficiente con desear liberarse del malestar para que esto ocurra. Su situación personal es que suele estar pisando la madera que desea levantar, es decir, esta identificado con una manera de ser, un modo de comportarse  que provoca la aparición del malestar que posee

Esto puede provocar cierta resistencia a un proceso de cambio que surge espontaneamente, entre otras cosas, por el solo hecho de escucharse decir lo que pronuncia en sesión. Se trata de vivir para crecer…sin embargo crecer implica duelar el pasado, sea remoto o cercano, dejarlo ir para poder vivir en el presente, en el único momento realmente vivo que es el presente.  Y esto requiere que nuestro ser se metamorfosee, se actualice, que nuestro comportamiento se modifique para lograr un equilibrio auténtico. 

Es la supresión, la pérdida de nuestra capacidad de ajuste creativo por evitación del dolor, por intentar evitarlo, lo que nos hace tropezar una y otra vez con la misma piedra….mejor dicho malestar y dolor…ese mismo dolor que se quiso evitar.

El año pasado oí una historia sobre un hombre que llama a la puerta de la alcoba de su hijo y dice:
       - ¡Jaime despierta!
Jaime responde:
       - No quiero levantarme papá.
El padre le grita:
- ¡Jaime despierta, tienes que ir a la escuela!
- No quiero ir a la escuela.
- ¿Por qué no?
- Por  tres motivos: porque es aburrido, porque los niños se burlan de mi y porque odio la escuela
- Pues bien, voy a darte tres razones por la cuales debes ir a la escuela: porque es tu deber,  porque tienes cuarenta y cinco años y porque eres el director.¿Quién puede decir estar exento?.

¿Para qué hacer terapia? , para hacer una nueva síntesis del propio ser que permita vivir actualizadamente en el aquí y ahora. Pero este ajuste, no lo olvidemos, implica entrar en contacto con el dolor, sí o sí y esto no lo podemos hacer solamente solos.

En una terapia, no se trata de que el terapeuta  diga a la persona lo que tiene que hacer, sino facilitar que la persona observe lo que esta haciendo y que por y para sí misma produzca, invente algo para hacer al respecto.

Los distintos tratamientos tienen por objetivo:

1. No solo aliviar el malestar, sino también generar las condiciones optimas para que cada cual encuentre por sí mismo el camino que permita dar verdaderas respuestas a su aflicción. Procurarle al paciente los medios para descubrir sus dificultades y desarrollar sus capacidades creadoras, promoviendo el desarrollo de sus vínculos sociales. 

2. Promover el reconocimiento de los integrantes del grupo familiar, su aceptación y asimilación, al mismo tiempo que la diferenciación de los mismos.

3. Ofrecer un tratamiento innovador y singular, es decir, identificar la particularidad de cada caso, pudiendo brindar de esta manera una respuesta adecuada al motivo de la consulta.

4. Procurar un tratamiento individual y globalizado fundado en el abordaje interdisciplinario. 

5. Promover y facilitar el desarrollo de la resilencia. La resilencia consiste en la capacidad de las personas de afrontar situaciones adversas, resolverlas e incluso, salir fortalecidos de las mismas.


http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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