Adicción al azúcar, ¿la enfermedad del siglo XXI?


Sin duda los dulces y todos los alimentos con azúcar son la pasión de un gran número de personas y amantes de la cocina porque, no nos vamos a engañar, son deliciosos. Desde galletas hasta tartas pasando por bollos o golosinas. Además, en la mayoría de los casos requieren de unas elaboraciones culinarias que los hacen todavía más atractivos, sobre todo para los amantes de la cocina, pero ¿hasta qué punto son buenos? Un gran número de personas que se ha sumado a la comida fit ya ha renunciado a consumir azúcar. En este punto, consideramos que todo es permisible en su justa medida pero ¿es el azúcar adictivo? ¿se trata de la enfermedad del siglo XXI? A continuación se presentan algunos puntos de vista y datos sobre la adicción al azúcar.

La adicción al azúcar en el siglo XXI

Además de que, como indica la OMS, el ingerir excesivo azúcar puede derivar en problemas cardiovasculares y obesidad, esta sustancia cuenta con diferentes compuestos que pueden contribuir a crear una adicción de forma muy rápida en el ser humano. Un estudio del 2013 explicaba que España es el segundo país de todo el mundo dónde más bollos se consumen, además, nos pirramos por otros alimentos como la tarta de chocolate o la mousse de turrón. Esto en su justa medida no tiene por qué ser negativo, pues, como se suele decir “a nadie le amarga un dulce”, pero casi todas las personas han sentido alguna vez la necesidad de tomar dulces y esto, no es nada más y nada menos que un proceso físico/químico de nuestro organismo.

El cuerpo nos pide azúcar porque éste baja en nuestra sangre porque nuestro páncreas está segregando insulina. Si se comen muchos hidratos (dentro de dónde se encuentra la bollería), el cuerpo transporta el azúcar por la sangre. Cómo el azúcar en la sangre es muy malo, se activa la insulina del páncreas para reducir su nivel y otra vez esto, sumado a factores psicológicos, hace que se tengan muchas ganas de comer dulce. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Cómo lograr superar la adicción al dulce

Si se cree que se puede tener este tipo de dependencia, hay que saber que cuando el cuerpo pide azúcar, por mucho que lo haga, no se trata de un proceso en el que vaya a beneficiarse de éste, sino que cada vez pedirá más y más y es por ello que hay que aprender a engañar al cerebro. Lo primero que se debe hacer es servirse de alimentos “para un apuro”, que no contengan tantas cantidades de azúcar como por ejemplo caramelos dulces pero sin azúcar, chocolate puro o con al menos el 70% de cacao y en el peor de los casos incluso refrescos light.

Otro truco muy interesante es el de no tener dulces en casa (si no se tienen no se pueden comer) y para ello resulta vital el no ir nunca a hacer la compra con hambre, sino hacerlo siempre después de desayunar, almorzar o comer, es decir, con el estómago bien lleno. También se deberían de elaborar recetas “trampa” o como ahora se les conoce: fit. Se pueden hacer desde bizcochos a flanes deliciosos sustituyendo los ingredientes que incluyan más azúcares por otros mucho más saludables, así como por edulcorantes.

Además, el mantenerse ocupado y activo también es una opción muy interesante para terminar con las ansias de tomar azúcar. La actividad física y el deporte puede ser realmente interesante, porque además se quemarán grasas, siendo sobre todo interesantes las actividades de larga duración a baja intensidad, como por ejemplo salir a caminar o trotar a ritmo suave. Después de este tipo de ejercicio además, por lo general, apetecerá mucho más comer alimentos saludables y será más sencillo renunciar al azúcar.
Por Soraya Gual
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