El sentimiento de vacío emocional.
El vacío es un sentimiento que se manifiesta de manera realmente dolorosa en momentos y etapas de cada vez mayor número de personas.
Esta emoción, además, es difícil de expresar y compartir, pues en muchas ocasiones las personas que lo sufren no la reconocen, no saben qué les pasa y, si lo saben, no saben cómo definir qué les ocurre o cómo compartirlo con los demás y ser comprendidas. Sienten que su vida no tiene sentido o que falta algo importante en ella (por ejemplo el afecto o la aceptación de otros) e incluso cuando, aparentemente, se tiene todo lo que se puede desear experimentan gran infelicidad, apatía, soledad, hastío, tristeza, desesperanza… Aquellos que pasan por estos momentos tan angustiosos se sienten derrotados, se perciben desconectados y dejan de perseguir sus sueños y deseos, se dejan llevar pero sin “agarrar las riendas de su vida”.
Esta emoción aparece también frecuentemente en los procesos de duelo o de asunción de las pérdidas o ante cambios importantes en la vida.
En muchas ocasiones, este vacío se intenta llenar con relaciones personales o con sexo, con comida, con alcohol y otras drogas, con exceso de trabajo… Así, es a la vez síntoma y causa de muchos trastornos psicológicos y psiquiátricos como la depresión, las adicciones, los trastornos obsesivos, los trastornos de la conducta alimentaria, las fobias o síndromes como el de Diógenes.
¿De donde proviene este sentimiento?
Que alguien se sienta vacío puede tener diversas causas: la perdida de un ser querido, la ruptura con una pareja o con un estilo de vida, los cambios, la incertidumbre, la frustración (o la baja tolerancia a la frustración)…
Asimismo, algo a tener en cuenta cuando se habla de vacío emocional o existencial, es que vivimos en una sociedad posmoderna, donde prima la imagen y el materialismo, llenamos el vacío cuando poseemos cosas y cuando los otros nos validan y nos reconocen. Sin embargo, el vacío es algo interno, y por eso, para llenar el vacío el cambio tiene que venir del interior de cada cual. Esta es la razón por la que, se tenga lo que se tenga, nunca es suficiente y los individuos siguen sintiéndose vacíos. Además, puesto que nuestro mundo cambia rápidamente, una vez conseguido aquello que supuestamente deseamos, pierde su valor y, por lo tanto, siempre necesitamos más: necesitamos el último modelo de móvil, y si no lo tenemos no somos nadie, no somos lo suficientemente buenos. Necesitamos vestir una marca determinada para definir quiénes somos, pues sino, no somos nada. Y esa “nada” es, en sí misma, la manifestación de un sentimiento interno, del vacío emocional y existencial.
Al depender todo de la mirada externa y de los deseos “impuestos” no encontramos un sentido a la vida, pues no siempre lo que nos dicta “el exterior” es lo que nos hace felices, lo que nos llena, cuando no conectamos con nuestro yo interior, con quien somos realmente, con lo que D.W. Winnicott llamó el self verdadero y C. Bollas, el self genuino, nos sentimos vacíos. Es decir, es cuando descubrimos nuestra verdadera personalidad, nuestros verdaderos deseos y sueños, cuando los seguimos y perseguimos, cuando definimos nuestra manera de ser y de estar en el mundo, cuando buscamos de forma creativa lo que realmente es válido para cada uno de nosotros, cuando nos sentimos plenos y satisfechos con y en nuestra vida, lo que sería contrario al vacío.
Otra causa, también relacionada de alguna manera con lo anterior, es el tipo de apego que hemos desarrollado en la infancia y el estilo educativo de los agentes socializadores (padres, abuelos, profesores, etcétera).
La mayoría de las personas, de una manera o de otra, y a pesar de los grandes esfuerzos de estas personas que nos enseñan a vivir en sociedad, tienen apegos inseguros en mayor o menor grado. Esto es, que los cuidadores, dado que no son perfectos, y nadie lo es, y puesto que cada persona tiene sus propias características y diferencias individuales, no siempre han podido proveer siempre de todo lo que el niño necesitaba, ya sea de tipo material o de tipo relacional o emocional. Esto hace que, por ejemplo, una persona necesite reconocimiento social cuando está entre amigos o que otra se pueda sentir insegura en el ámbito laboral pero no en otras áreas.
Viktor Frankl y el vacío existencial.
Viktor Frankl habla ampliamente de este sentimiento del que se viene hablando en este post.
Él fue un neurólogo y psiquiatra vienés, que fundó, tras su cautiverio y supervivencia en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau, la Logoterapia, que es tipo de psicoterapia que se basa en el análisis existencial y en la “voluntad de sentido” (tendencia del ser humano a la búsqueda del sentido de su vida). Además, es el autor del famoso libro “El hombre en busca de sentido”.
Entre la terminología utilizada en su bibliografía, se encuentra, precisamente, el “vacío existencial”, que es descrito como un estado de tedio o aburrimiento que se puede manifestar bajo “máscaras y disfraces” entre los que se pueden mencionar la necesidad de tener poder o dinero. Según él, esto se produce como consecuencia de la pérdida de los instintos (que guían la conducta en el caso de los animales) y de las tradiciones. Así, las personas pierden aquello que orienta su conducta y no pueden dar sentido a su vida, llegando incluso a ignorar lo que les gustaría hacer y dejándose llevar por aquello que otros desean o por lo que otros le dicen que tiene que hacer.
¿Cómo dejar de sentirse vacío?
Algunos consejos para dejar de sentirse de esta forma podrían ser:
- Aprender a reconocer el vacío y su causa. Hacer introspección para descubrir, mirando dentro de uno mismo y dedicando tiempo a conocerse, qué es lo que falta y qué se necesita.
- Plantarse el vacío como una oportunidad para cambiar. Para ello, será necesario hacerse preguntas como: ¿Estás viviendo la vida que quieres y cómo quieres? ¿Cómo te gustaría disfrutar de tu vida? ¿Si el dinero o todo lo externo no fuera un problema, qué harías en la vida? Una vez contestadas, se tratará de ser creativo, buscar soluciones y ser fiel a uno mismo, a los propios valores.
- Marcarse objetivos. Como consecuencia de entender el vacío como una forma de acercarse a aquello que se desea, uno se puede plantear los objetivos que respondan a los valores, deseos y sueños de la persona. Una vez planificado, trabajar duro por conseguir lo que se desea y “seguir lo que le dicta su corazón”, lo cual, es a veces el paso más difícil, pues en la mayoría de los casos supone contradecir lo que nuestro entorno espera de nosotros.
- Pedir ayuda. Muy a menudo, todo lo anterior es tedioso, doloroso y complicado. Por eso, buscar ayuda de seres queridos o de profesionales puede ser muy útil en este proceso.
Rosa I. Hidalgo-Barquero Torres
Referencias:
¿Cómo es sentirse vacío? y ¿qué se puede hacer? | Cenit Psicólogos Moratalaz. (2017). Cenit Psicólogos Moratalaz. Recuperado el 1 de marzo de 2018, de http://cenitpsicologos.com/como-es-sentirse-vacio-y-que-se-puede-hacer/
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García, M. (2014). ¿Qué puede ayudarte cuando te sientes vacío? – La Mente es Maravillosa. La Mente es Maravillosa. Recuperado el 1 de marzo de 2018, de https://lamenteesmaravillosa.com/que-puede-ayudarte-cuando-te-sientes-vacio/
Lemos, R. (2015). Desde hace tiempo me siento vacío por dentro – La Mente es Maravillosa. La Mente es Maravillosa. Recuperado el 1 de marzo de 2018, de https://lamenteesmaravillosa.com/desde-tiempo-me-siento-vacio-dentro/
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