Vivir es aprender a decir adiós


“Si puedo cargar sobre mis espaldas el peso del dolor, del sufrimiento y de la muerte, podré encontrar el último sentido que la vida puede ofrecer: asumir un destino que no puede evitarse”  V. E. Frankl
La vida no es más que un sinfín de continuas pérdidas. Nuestra vida se define así como un balance entre las pérdidas y las ganancias que vamos acumulando a lo largo de nuestra existencia. Aunque, sin duda, las pérdidas más difíciles de sobrellevar son las de nuestros seres queridos.
No nos enseñan a aceptar la muerte e incluso en nuestra sociedad la muerte es considerada como un tema tabú, por lo que muchos de nosotros carecemos de habilidades o estrategias necesarias para afrontar la muerte de un ser querido.
La realidad es que cada vez son más las personas que no logran superar la pérdida y se ven envueltas en un duelo complicado.

¿Qué es el duelo?



El duelo es una respuesta natural en el ser humano que surge cuando perdemos a una persona con la que existía un estrecho vínculo afectivo. Es universal, se observa en todas las personas que pierden un ser querido con independencia de aspectos tales como el género, la edad, la raza o la cultura.
Es imprescindible que el proceso de duelo siga su propio curso, no evitando en ningún caso que tenga lugar.
Sin embargo, en determinadas circunstancias, no todas las personas logran superar la pérdida de su ser querido y los sentimientos de pena y aflicción se prolongan de manera excesiva en el tiempo, es lo que se conoce como duelo complicado.

¿Qué hacer para superar la pérdida de un ser querido?

1. Aceptar la pérdida.

Es necesario aceptar que la persona ha fallecido y asumir que es imposible volver a verla. Aceptar la pérdida de un ser querido no es una tarea fácil y conlleva cierto tiempo para poder hacerlo, ya que se trata de aceptarlo tanto de manera racional como emocional.

2. Prestar atención a las emociones y al dolor.

Es importante observar cuáles son las emociones que experimentamos y reconocer en nosotros el dolor emocional y físico que sentimos tras la pérdida de nuestro ser querido. Negar los sentimientos y el dolor, únicamente nos empuja hacia un duelo complicado.

3. Adaptación a una vida en la que nuestro ser querido ya no está presente.

Al fallecer una persona cercana a nosotros, como por ejemplo nuestro compañero sentimental, son muchos los cambios a los que tendremos que hacer frente, ya que su vacío implicará tener que readaptarnos a las nuevas circunstancias.
En definitiva, tendremos que elaborar una nueva vida sin nuestro ser querido y ello implicará tener que asumir nuevos roles, tomar decisiones, replantearse nuevos caminos, reconstruir una nueva identidad, etc.

4. Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.

Superar exitosamente un proceso de duelo no implica olvidar a la persona que hemos perdido o negar que exista un hueco en nosotros debido a su ausencia.
Por el contrario, el duelo considerado normal acaba cuando la persona aprende a vivir aceptando que su ser querido ya no está presente y  a su vez, permanece de alguna manera vinculada a él, sin que esto le impida seguir viviendo.


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