A juego con las emociones

Ocurre en la discusión de dos personas, especialmente si son pareja, escuchar a una “acusar” a la otra de estar jugando con sus sentimientos. ¿Lo has hecho alguna vez, lo de jugar con los sentimientos ajenos? A veces abusamos de ellos cuando tratamos de saber más, cuando queremos convencer, cuando tratamos de controlar. Entramos en este juego, habitualmente (salvo que seamos una persona miserable), cuando estamos enfadados,  entremos en el patético modo “la mejor defensa es un buen ataque” o adoptamos el papel de víctima.
Manejar las emociones no es cosa fácil; ni las nuestras ni las de nadie. Existen situaciones en las relaciones personales que son incómodas y desagradables. Momentos en que dos personas interactúan y se produce una fisura entre ambas porque aquello que una dice, hiere en lo más profundo a la otra.
Herir los sentimientos de otra persona es algo que puede suceder incluso sin querer, sin ningún tipo de mala intención. Sin embargo cuando hablamos de jugar con los sentimientos y las emociones, la conducta viene condicionada por la soberbia, la ira, el complejo de inferioridad, la envidia, el orgullo, o por una amalgama de ellos, que es lo más habitual.
Existe quien juega con las ilusiones de otra persona, con sus expectativas, con su credulidad. Y existe quien lo hace sin el más mínimo remordimiento, reconocimiento ni rectificación de un error, y mucho menos de los sentimientos de envida que suelen subyacer a las conductas de engaño y manipulación.

PERFIL DE QUIEN JUEGA CON LOS SENTIMIENTOS, LAS ILUSIONES Y LAS EMOCIONES DE OTRA PERSONA

  1. Juega a la confusión e incluso a través de una actitud “dulcemente” contradictoria. Alguien que un día te hace creer una cosa y al día siguiente la contraria. Te hace perder el tiempo y la tranquilidad emocional.
  2. Disfruta con el simple placer de tener a alguien ahí disponible siempre para organizar sus planes o para reafirmar su propio valor personal.
  3. Te hace dudar. Te hace creer en sus ilusionismos.
  4. Carecen de empatía y no muestran aprecio o cariño sincero. Su relación es de utilidad el momento en el que la persona que juega con las expectativas de otro, ya no necesite de ese alguien para tener momentos de ilusión.
  5. No es necesariamente una “mala persona”, tampoco es que sea una buena persona pero inconsciente e imprudente, aunque existe quien juega con los sentimientos y las emociones sin comprender el abismo al que arrastra a la otra persona.
Alguien que juega con los sentimientos de una tercera persona la utiliza en su propio beneficio como un entretenimiento. En general se trata de personalidades muy sutiles, aunque  no tanto como para hacerte dudar de tu sentido común, en la mayoría de los casos.  En realidad, casi nadie juega con los sentimientos si el otro no le deja.
Por Blas Ramón Rodriguez

Fuente: https://blasramonpsicologo.wordpress.com/2017/11/02/a-juego-con-las-emociones/
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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