Tristeza y Llanto incontrolabre

El llanto es uno de los signos externos más significativos de la tristeza.
El llanto incontrolable surge como una respuesta a una pérdida real o imaginaria que genera una sensación de desgarro interno y de fatalidad.

Su permanencia en el tiempo, puede indicar un estado depresivo que necesita ser tratado con por un profesional sanitario. ¿Cómo podemos actuar ante una persona que se encuentra experimentando un estado emocional de este tipo que parece totalmente desbordada?El llanto es uno de los signos externos más significativos de la tristeza. También de estados cercanos a la depresión o a emociones habitualmente consideradas negativas. Este hecho, considerarlas negativas, condiciona a menudo la manera en la que nos dirigimos y nos comportamos ante alguien que llora. Del mismo modo condiciona la forma en la que interpretamos la pertinencia o no nuestro propio llanto, dándonos más o menos permiso para expresarlo. No sé si estaréis de acuerdo conmigo en que la mayor parte de las veces el primer impulso está dirigido a consolar y a facilitar que la persona pueda olvidar su malestar y sentirse bien. Sin embargo, no siempre esta es ni la única ni por supuesto la mejor opción.Llanto incontrolable
El llanto incontrolable surge como una respuesta a una pérdida real o imaginaria que genera una sensación de desgarro interno y de fatalidad.
Su permanencia en el tiempo, puede indicar un estado depresivo que necesita ser tratado con por un profesional sanitario.
¿Cómo actuar?
Una persona que llora de forma incontrolable tiene focalizada su atención en su dolor emocional, eso puede implicar adaptar la forma de comunicarnos (las pausas, el contacto visual, el tono y volumen…)
“No mantener el contacto visual, dar consejos tajantes (tienes que…, relájate…,) dificultan la recuperación y aumentan la desesperanza de la persona”
Considerar que a la mayoría de la gente no nos  gusta llorar en público y menos ante personas desconocidas, es un buen comienzo. Cuando se nos caen las lágrimas incluso cuando parece estar haciendo un verdadero esfuerzo por contenerlas, nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan llorar algo.
Si esa persona se encuentra en su lugar de trabajo o en un contexto poco protector de su intimidad, aceptar su malestar y ofrecerle la posibilidad de retirarse  a un espacio más íntimo donde pueda llorar lo que necesite sin sentirse evaluada.
Si el contexto es de cuidado y atención, dar permiso y cabida a ese sentimiento y también al llanto.  El llanto no dura eternamente y poder expresarlo en privado  alivia los pensamientos de incapacidad, culpa y vergüenza  que la persona suele rumiar.
Decir;
“Llora lo que necesites, estoy aquí para que me cuentes  lo que te ha ocurrido si quieres hacerlo”  es más efectivo y reparador que
“Intenta tranquilizarte, llorando no vas a resolver nada”
Mantenerse presente y cercano  con una actitud empática, calma y relaja más que pretender una distracción cognitiva y/o conductual  en un momento de desbordamiento emocional.
“¿Desde cuando te encuentras así?- nos acerca a la persona
“Te vas a encontrar mejor pronto, ya verás”- alienta y acerca.
“Llorando no vas a solucionar nada”- mantiene la desesperanza y aleja
La respiración:
La respiración y su regulación es uno de los mecanismos más sencillos para que la persona desbordada por su llanto incontrolable pueda expresarse recuperando poco a poco un tono emocional de mayor serenidad. Mostrarnos relajados y acompasar su respiración para, poco a poco, ir bajando el ritmo de la misma (alargar las espiraciones y acortar la inspiración) el tiempo que la persona requiera para ir calmándose.
Por último e independientemente de cómo se resuelva cada episodio de llanto, es importante saber que cuando los mismos pueden venir provocados por una pérdida real, elaborar el duelo de forma acompañada facilita la mejoría.
Si se trata de una depresión, existen múltiples alternativas de tratamiento farmacológico y psicológico que aseguran el avance y la recuperación de la ilusión y la calidad de vida.
A veces calmar puede parecer difícil y sin embargo pocas cosas resultan más reconfortantes a la persona que llora, que la presencia de un otro que le permite expresarse sin sentirse juzgada.

Por Yolanda Perez
Psicologa en Bilbao


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