¿Hablas más de un idioma? Tu cerebro es diferente
¿Crees que los
idiomas tienen el poder de influir psicológicamente tanto en el que
habla como en el que escucha?.
Es una buena
pregunta, una cuestión que nos hemos planteado más de una vez los profesionales
de Okodia, sobre todo cuando nos ocupamos de proyectos relacionados con el
aprendizaje, la gestión emocional, el coaching, la memoria…
El cerebro bilingüe
Recuerdo que el
tema de la influencia de los idiomas desde el punto de vista de la
psicología surgió de la forma que aparecen todos los temas importantes
de la vida: por pura y simple casualidad.
Aquel
día llegó a la agencia un encargo de traducción de un vídeo publicitario sobre
un colegio bilingüe. El vídeo explicaba muy bien las diferencias entre el
cerebro de un niño que sólo hablaba su lengua materna y
otro niño que aprendía inglés desde la cuna, es decir, una personita
afortunada que iba a poseer un cerebro bilingüe.En
el vídeo se explicaba cómo aprender dos idiomas a la vez y
sumergirse en dos culturas idiomáticas diferentes podía modificar
físicamente la estructura del cerebro, configurar su fisionomía de tal
forma que se potenciaran ciertas habilidades, actitudes y aptitudes del
hablante.
Según
este punto de vista, el niño bilingüe vería cómo su capacidad de
aprendizaje crecía y se hacía más flexible pero, además, aprender a
hablar en distintos idiomas le convertiría en una persona más empática,
más receptiva hacia las opiniones de los demás, más asertiva, más preparada para la
multitarea…
¿Eso
quiere decir que el número de idiomas que aprendamos a nivel
bilingüemodifica nuestra personalidad completamente? Suena a ciencia
ficción, pero quién sabe, quizá hablar más o menos lenguas modifique y moldee
nuestra psicología, nuestras emociones, nuestras capacidades…y nuestro futuro
profesional.
Los
idiomas y su influencia en la personalidad
Otro
tema complementario al del cerebro bilingüe y que llevamos bastante tiempo
debatiendo en Okodia es la influencia de los idiomas en la propia
personalidad del hablante.
Este
tema es bien conocido por los amantes de la lingüística y, de hecho, ya se
investigó largamente hace casi 15 años por dos gurús de esta especialidad,
los doctores Dewaele y Pavlenko. Estos investigadores decidieron
preguntar a un millar de personas multilingües si sentían emociones
diferentes cuando hablaban un idioma u otro. ¿Cuál crees que fue la
respuesta unánime?: sí.
Al
parecer, los sujetos de la encuesta afirmaban sentirse más animados,
neutros, apáticos, empáticos o asertivos en función de si elegían
hablar en inglés, francés, alemán, italiano, castellano…
Los
lingüistas investigaron las posibles razones de este aparente cambio de
personalidad y llegaron a la conclusión de que los “culpables”
eran los recuerdos tempranos que surgían en la mente del
hablante cuando elegía hablar una lengua u otra.
Los
idiomas y el pensamiento racional
Pero
además de que los idiomas pueden modificar nuestras emociones a
través de los recuerdos, los usos y las costumbres idiomáticas,
parece ser que también influyen en otra parte de nuestro cerebro, en esa parte
racional que nos ayuda a tomar las decisiones.
Esta
afirmación proviene de un reciente estudio publicado en Trends in
Cognitive Sciences y firmado por dos investigadores del Centro
de Cognición y Cerebro de la UPF – Universidad Pompeu Fabra- de
Barcelona.
Según
la opinión de los investigadores Costa y Foucart, hablar en una lengua
extranjera diferente a la materna – la que aprendimos en el seno familiar- provocaría
que el hablante tomara cierta distancia de la situación o el
problema sobre el que está hablando.
Este
distanciamiento emocional permitiría que la parte racional del cerebro tomara
las riendas de la situación y fuera capaz de analizar de forma más objetiva los
pros, los contras, los obstáculos, los riesgos… Así, el idioma influiría en el
hablante permitiéndole tomar decisiones más objetivas, racionales,
meditadas y, supuestamente, más acertadas.
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