A propósito de ahogarse en un vaso de agua por la preocupación

La preocupación suele asociarse a la angustia y a la inquietud que se produce por algún motivo. Algunas preocupaciones, son menores y pronto queda atrás. Otras pueden persistir en el tiempo y derivar en problemas psicológicos como trastornos de ansiedad o incluso depresión.

Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, preguntó:
– ¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. 
Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. 
El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve.”
Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua. 
Si piensas en ellas un rato, no pasa nada. 
Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”
En consecuencia, el mejor consejo ante las preocupaciones es que.
NO TE OLVIDES DE SOLTAR EL VASO
Preocuparse es de lo más normal. Preocuparse constantemente o preocupase por todo no.

Wayne Dyer lo han leído millones de personas. Sin duda esto es así en la inmensa mayoría de los psicólogos y psicólogas, y otros muchos profesionales de la salud y del bienestar en general. Este famoso psicólogo define las preocupaciones de una manera inequívoca: “la preocupación es el sentimiento que nos inmoviliza en el presente por cosas que pueden llegar a suceder en el futuro”.

Durante años, el doctor Dyer ha investigado la intención como una fuerza en el universo que nos permite llevar a cabo el acto de crear; por eso, a través de ella, podemos lograr que nuestra existencia llegue a ser todo lo plena y feliz que deseamos. Es decir, la intención no como algo interno a nosotros que nos impulsa a hacer, sino como una energía de la que, sin saberlo, participamos.
Preocuparse por alguien o por algo tiene un sentido positivo tanto en cuanto nos induce la reflexión o la acción necesaria que mejorar el bienestar de esa persona o el nuestro propio. La preocupación que nos lleva a la toma de decisiones favorece nuestra adaptación personal y al entorno. Sobre esto, el psicólogo Thomas Borkovc asegura que “aunque a veces la preocupación puede ser positiva, en muchas ocasiones se cae en un pensamiento crónico al redecor de la preocupación”.  En general las personas se preocupan por cosas que tienen poca probabilidad de ocurrir, y en algunos casos se ahogan con la ansiedad que les produce.
La preocupación suele ausentarnos de vivir nuestro presente, con escaso control sobre nuestra cotidianidad. Esto se debe a que la preocupación es socia del miedo.  Los estragos que provoca el exceso de preocupación y la ansiedad.  Existen tres grandes fuentes de preocupación:
  1. Los pensamientos recurrentes.
  2. La evitación de los resultados negativos.
  3. La inhibición de las emociones.
Perdemos mucho tiempo con las preocupaciones sean en el ámbito sentimental, en el de la salud o en el del trabajo. Con este gasto de tiempo y energía no conseguimos finalmente nada positivo y sí, por el contrario acumulación de pensamientos erróneos, ansiedad continuada y somatización hipocondríaca.
Ahogarse en un vaso de agua por las preocupaciones es algo mucho más serio que pensar que alguien se preocupa en exceso, y que con algunos golpesitos de ánimo en la espalda saldrá con facilidad de ese pensamiento circular. Lo que nos puede parecer algo exagerado, y sin duda lo es, puede tener la capacidad de hacerte vivir una vida que no quieres. Preocuparnos nos hace olvidarnos de ocuparnos de lo que tenemos que hacer. Esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta que desviar la atención del foco de ansiedad y exceso de preocupación es esencial para “no ahogarse en un vaso de agua”.
“El efecto enfermizo de los pensamientos aparece cuando nos olvidamos de que los pensamientos son una función de nuestra conciencia”.


Cómo detener la preocupación

Cuando instalamos en nuestro circuito mental una secuencia de ideas recurrentes y estereotipadas sólo conseguimos que, en vez de ayudar a resolver los problemas, nos anclemos más a ellos.
Contra las ideas intrusivas que desatan la preocupación, existe un método que puede ayudar a la asniedad:
  • Primer paso: tomar conciencia de uno mismo y de lo que nos preocupa.
  • Segundo paso: adoptar una postura crítica ante las creencias que sustentan la preocupación. Antes de seguir pre-ocupándonos, merece la pena que nos preguntemos:
    • ¿Estamos seguros que se va a producir ese episodio que tanto tenemos?
    • Si no tenemos la certeza de que eso vaya a ocurrir ¿De qué sirve darle vueltas?
Esta convinación de atención y escepticismo es muy importante para frenar la activación neurológica que provoca preocupaciones y ansiedades.
Recuerda que, probablemente, uno de los secretos para alcanzar grados de felicidad en nuestras vidas es el de comprender que las cosas verdaderas ocurren siempre, mientas que las que ya ocurrieron o las que aún no han ocurrido y ni se sabe si ocurrirán, son sólo pensamientos. Si no commprendemos bien ésto, es fácil que clasifiquemos muchas cosas y situaciones como estresantes, acabemos adquiriendo un trastorno de ansiedad o nos ahoguemos definitivamenente en un vaso de agua.
 Por Blas Ramón Rodriguez
FUENTE: https://blasramonpsicologo.wordpress.com/2017/10/08/a-proposito-de-ahogarse-en-un-vaso-de-agua-por-la-preocupacion/
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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