La frustración, ¿Qué hago con ella?


Frustrarse es una sensación desagradable que todos los humanos padecen en numerosas ocasiones a lo largo de la vida, aunque no todas las personas reaccionan de igual manera a ella.

La frustración es una emoción bastante intensa, y difícil de controlar para muchas personas, que genera estados de enfado, decepción, impotencia, ansiedad, angustia, tristeza o depresión o desesperanza. Sentirse frustrado es inherente al ser humano, es decir, las personas no pueden evitarlo, puesto que este sentimiento se produce cuando uno no logra conseguir lo que desea. Sin embargo, hay diferencias individuales pudiéndose encontrar a personas con más o menos tolerancia a la frustración. Pero ¿de qué depende tener más o menos potenciada esta capacidad?
La tolerancia a la frustración viene determinada por aspectos genéticos y por otros de tipo ambiental o social: en cuanto a los factores genéticos, se debe tener en cuenta que cada persona nace con un temperamento y, por lo tanto, se puede ser más o menos sensible a determinadas situaciones que tienen lugar en el entorno, no obstante, desde pequeños se puede aprender, en el ambiente familiar y escolar principalmente, a gestionar el conflicto psicológico que genera desear algo y no poder tenerlo, asimilando esta manera de afrontar las situaciones y pasando a formar parte del repertorio de rasgos de la personalidad cuando llegamos a la adolescencia. ¿Quiere decir esto que siendo adulto no se podrá aprender a ser tolerante a la frustración? La respuesta es no, siempre podemos aprender, sin embargo nuestra capacidad de aprender depende de la plasticidad cerebral que es mayor en la infancia y adolescencia, por eso, será más costoso para un adulto, teniendo que esforzarse más. 

Cómo identificar a una persona con baja tolerancia a la frustración

Las personas con menos tolerancia a la frustración presentan alguna o varias de las siguientes características:
  • Dificultad en la gestión emocional y pobre inteligencia emocional: la frustración es una emoción más, por lo que las personas a las que les resulta complicado identificar y controlar sus emociones, son menos tolerantes.
  • Impulsividad, impaciencia y exigencia: aquellos que buscan la satisfacción inmediata y no puede esperar a obtener resultados o que son muy críticos consigo mismos o con los demás suelen frustrarse más y manejar  peor esta sensación.
  • Rigidez cognitiva: se refiere a la incapacidad de cambiar las conductas y las creencias que uno tiene, obstaculizando así la posibilidad de buscar alternativas para conseguir el mismo objetivo.
  • Pensamiento polarizado: se trata de una disonancia cognitiva que consiste en ver las cosas de forma radical, considerar que sólo hay dos extremos (blanco-negro, bien-mal). Al igual que ocurre con la rigidez, se dificulta la capacidad para buscar nuevas opciones para lograr la meta.

De qué manera afecta la frustración

Cuando nos frustramos de forma habitual y no tenemos suficientes herramientas para superar esta emoción puede ocurrir que las personas presenten:
  • Sensación de fracaso y sentimientos de culpa.
  • Baja autoestima y autoconcepto. Sentirse frustrado puede tener también como consecuencia sentirse mal con uno mismo.
  • Desmotivación y comportamientos evasivos. En ocasiones las personas frustradas pueden llegar a decidir no continuar esforzándose y abandonar el esfuerzo por conseguir algo. A veces sustituyen el proyecto o actividad por otra y no siempre llegan a sentirse satisfechos con este cambio, puesto que es no es lo que realmente desean.
  • Agresividad: en otras ocasiones proyectan sus estados de enfado hacia el exterior comportándose de forma agresiva con otros.
  • Aparición de distorsiones cognitivas como la racionalización (justificar lo ocurrido con diversas razones que no son verdaderas como por ejemplo: “en realidad tampoco era eso lo que quería”), la negación (no aceptar los errores o los problemas y decir “me da igual” o “no me importa”), la sobregeneralización (creer que lo que ha ocurrido una vez puede pasar más veces, por eso no vuelven a intentarlo) o el razonamiento emocional ( “me siento fracasado porque eso es lo que soy”).
  • Mayor posibilidad de padecer estados ansiosos y/o depresivos.
  • Mayor tendencia a realizar chantaje emocional. 

    El manejo de la frustración

    Para controlar esta emoción es recomendable poner en práctica algunos consejos:
  • Aumentar la inteligencia y expresión emocional. Reconocer las emociones, identificarlas y compartirlas con las personas que rodean para que puedan comprender lo que ocurre y apoyar.
  • Buscar apoyo. Pedir apoyo emocional o de otro tipo a las personas cercanas puede ayudar a estar más motivados, pues no estamos solos y compartir nuestras vivencias con los demás puede darnos otro punto de vista y nuevas opciones.
  • Mejorar la autoestima y autoconcepto. Tener éxito en algo es complicado, se necesita esfuerzo y dedicación, por eso, es bueno reconocerse los pequeños logros y marcarse metas a corto plazo, debemos mirar la parte positiva (que mediante la experiencia mejoramos y crecemos), todo ello haciendo que uno se sienta bien consigo mismo, bueno en muchas cosas a pesar de no haber logrado lo deseado y fuerte para volver a intentarlo.
  • Tener confianza en las propias capacidades y ser paciente, evitando autoexigirse.
  • Aceptar los errores, no tomándolos como fracasos personales. “Roma no se hizo en un día”, todo el mundo se equivoca y es bueno errar, pues necesario para aprender y perfeccionar una habilidad o técnica, por ello, es aconsejable analizar qué ha pasado, porqué se ha fallado, generar alternativas y volver a intentarlo.
  • Aprender a relajarse: Cuando uno se frustra piensa con rapidez, y actúa de forma ansiosa e incluso errática. La relajación permite tomar decisiones de una manera más adecuada y permite superar el malestar. Hay muchas maneras de relajarse, la meditación, darse un paseo, escuchar música o aprender técnicas de relajación pueden ser algunas de ellas.
  • Hacer deporte: el deporte tiene dos beneficios principales en cuanto a la frustración se refiere. Por una parte, cuando se hace deporte se generan endorfinas que provocan felicidad y satisfacción Por otra, el deporte implica aprender a ganar y perder y a ser constante.

“El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse” 
Winston Churchill ( Político Británico, 1874-1965)

Por Rosa I. Hidalgo-Barquero Torres.

Referencias


CogniFitPlasticidad Cerebral y Neuronal, Neurogénesis. Neuroplasticidad ejercicios mentales. Retrieved 18 September 2017, from https://www.cognifit.com/es/plasticidad-cerebral
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Rodríguez, E. ¿Qué es la frustración y cómo afecta a tu vida?Psicologiaymente.net. Recuperado el 18 de septiembre de 2017, de https://psicologiaymente.net/psicologia/frustracion
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Terrón, A. La frustración | Psicología Amaya Terrón. Recuperado el 18 de septiembre de 2017, de http://www.psicologiaamayaterron.com/la-frustracion
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza

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