Tus creencias limitantes te definen
Últimamente es muy popular el acuerdo de que las creencias limitantes configuran nuestra vida
y es cierto. Los no puedo, no valgo internalizados en el subconsciente
se convierten en preceptos que condicionan nuestra vida y son obstáculos para conseguir nuestros objetivos y tener la vida que deseamos.
Encontrar
nuestras creencias limitantes, haciendo consciente lo inconsciente,
para neutralizarlas y trascenderlas para poder dejar de auto
boicotearnos es la tarea en la que todo ser humano en proceso de
crecimiento personal y reestructuración cognitiva parece inmerso.
Dado que una creencia es el “estado
de la mente en el que un individuo considera como verdadero el
conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa”, es el conocimiento subjetivo que tenemos sobre el mundo,
sobre nosotros mismos y actúa iniciando actitudes, procesos de acción y
de toma de decisiones o de limitación, condicionando nuestra forma de
sentir y de pensar.
Voy
a ir mas allá….Todo lo que sabemos, creemos sobre cualquier cosa, y
configura nuestro mapa mental, es una creencia y en un determinado
aspecto es limitante porque dispone los limites, las fronteras, los
bordes de ese mapa mental y de lo que podemos ser, hacer y desarrollar.
Si
pienso que soy una persona con determinados valores y esos valores son
la sinceridad y la generosidad, en principio ese proceso cognitivo es
también una creencia y nos obliga a actuar y a responsabilizarnos de ese sistema de valores, adaptarnos a él y a mantenernos lo más cerca posible de eso que consideramos bueno, positivo o justo.
Cualquier
actitud o conducta está configurada, aprendida, introyectada y
coloreada por lo que nuestra familia, sociedad, cultura entienda por
valores de generosidad y sinceridad siendo más o menos distintos según
las sociedades.
Cualquier
conducta que se aleje de nuestra creencia va a ser censurada por
nuestra personalidad y va a ser reprimida, juzgada o relegada a la
sombra. Nosotros no somos eso porque somos aquello otro, y el tener una
personalidad te obliga a no tener otra distinta, a mantenerte fiel a eso
que eres y que crees que eres.
Puede suceder que esa creencia de generosidad o sinceridad puede no ser la conducta más adaptativa y útil para tu desarrollo o incluso para tu supervivencia.
Se
convierte por lo tanto en una creencia limitante o negativa ya que te
impide desarrollar lo que es más útil o adaptado a tu supervivencia. El
tener razón es lo que te mata. Por lo tanto, toda creencia, todo mapa mental, toda afirmación de quien soy es limitante, ya que es un borde una valla, una frontera.
Las
creencias son necesarias para que la personalidad pueda manejarse en la
realidad, pero deben ser como un vestido que te pones adecuado al
momento y climatología externa.
Es un acto de madurez observar su utilidad y su conveniencia
tanto en la capacidad que tiene esa creencia de hacernos más o menos
felices, de ayudarnos a relacionarnos mejor o peor, como en su utilidad
práctica en un determinado proceso en nuestra vida, así como en su
capacidad para facilitar nuestro desarrollo o al contrario obstaculizar
nuestro crecimiento.
El acto de conciencia siguiente, el siguiente paso es saber que detrás está solo la presencia observadora del ser. El ser es, y puede decidir elegir una creencia o abandonarla si ya no es útil o si está siendo una fuente de insatisfacción vital.
La personalidad es un constructo que podemos decidir construir en permanente cambio. Sabiendo que es la máscara, la vestimenta. Observémosla pero no matemos por ella.
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