Mindfulness y la magia del momento presente
La vida nos lleva siempre hacia delante,
no nos queda otro remedio que avanzar con el tiempo, que vivir cada
amanecer y cada anochecer, porque suceda lo que suceda en nuestra vida,
en nuestra mente y en nuestras emociones, el mundo nunca se para a esperar que volvamos a poner los pies en la realidad.
La realidad es subjetiva, cada persona
la vive y la interpreta en base a su criterio, pero si la experimentas
cuando sucede, no en el recuerdo o la imaginación, estás haciendo
mindfulness.
El mindfulness es una capacidad básica humana
que nos permite experimentar a través de los sentidos lo que está
sucediendo en cada momento, tanto fuera de nosotros como dentro.
El lenguaje tiene la capacidad de
permitirnos pensar y con ello alejarnos de lo que está sucediendo, es
una herramienta que juega a nuestro favor pero que en muchos momentos se
convierte en una trampa que nos aleja de lo que podemos controlar, para
instaurarnos en lo que creamos mentalmente y que sólo sucede en nuestro
pensamiento.
Observar es clave para volver, para
experimentar el momento y adquirir el control, podemos actuar como
agentes observadores de absolutamente todo, puedo percibir lo que veo,
lo que huelo, lo que toco, lo que oigo y lo que saboreo, pero siendo
agente activo de la realidad puedo observar también lo que siento y lo que pienso.
Asumir nuestra capacidad de observador del momento, nos empodera, nos convierte en agentes responsables y conscientes de nuestras decisiones
con una perspectiva privilegiada, la que da la calma de nuestra mente,
la que nos convierte en agente paciente del reflejo de lo que sucede,
como si fuésemos un espejo que puede reflejar imperturbable lo que ante
él se refleja ahora.
Practicar mindfulness implica vivir ahora,
sentir y observar lo que está sucediendo, volver cuando te quedas
enganchado a lo que sucedió o avanzas a ciegas hacia lo que crees que
sucederá, porque lo único que es real ahora mismo es lo que está
ocurriendo, eso que perdemos por no acomodarnos al ritmo que marca el
tiempo, por utilizar nuestro lenguaje para vivir en el mundo del
pensamiento y no del acto.
Siempre vivimos aquí y ahora, pero no siempre somos conscientes de ello,
y la consciencia convierte en magia la realidad, las mejores cosas de
la vida suceden cuando tu estas en ella, sólo puedes disfrutar del sabor
de un helado si focalizas tu atención en el sentido del gusto y el
olfato, sólo puedes experimentar un orgasmo si focalizas tu atención en
el acto sexual que está teniendo lugar, sólo puedes disfrutar un masaje
si te centras en las sensaciones placenteras que te está provocando,
sólo puedes ganar un partido si te concentras en las jugadas que estas
realizando, sólo puedes superar el dolor si te atreves a experimentarlo hasta que desaparezca, sólo puedes crear arte, ¡haciéndolo!
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