Psicooncología: papel del psicólogo en el tratamiento integral y situación en Latinoamérica
Por Carolina Masson
El cáncer en la actualidad podría considerarse
como una de las enfermedades de mayor impacto a nivel bio-psico-social, ya que
no sólo afecta a un nivel físico-orgánico, sino que incorpora otras dimensiones
como la familia, el trabajo, lo social, lo espiritual, la sexualidad y lo
económico. Junto con eso, la percepción y el valor asociado a la enfermedad va
en directa relación con el dolor, la agonía y la muerte (Medina, Alvarado,
2011).
Diversas investigaciones en los últimos
25 años, señalan que el cáncer es la segunda causa de muerte a nivel
mundial (MINSAL, 2011). En Chile, siguiendo la misma línea, varios estudios
realizados por diferentes autores también posicionan al cáncer como la segunda
causa de muerte, siendo los hombres los que presentan un factor de riesgo
más alto en relación a la mortalidad (Medina & Kaempffer, 2001).
El objetivo de éste artículo es dar una
visión general de la situación actual de la Psico-oncología tanto en
Latinoamérica como en Chile, centrándose en la intervención del psicólogo en
relación al apoyo a pacientes que se encuentran hospitalizados con un
diagnóstico de cáncer en nuestro país. Se busca situar el quehacer del
psicólogo como parte fundamental en la reducción del impacto de la
enfermedad, proporcionando mayor bienestar y calidad de vida a la persona
y su familia.
Historia de la
Psicooncología en Latinoamérica y Chile
La Psicooncología, se desprende como
una subespecialidad de la Oncología, que se enmarca dentro de la
Psicología de la Salud, enfocándose en la prevención, diagnóstico, tratamiento,
rehabilitación, cuidados paliativos y final de la vida del paciente con cáncer;
esto la convierte en un campo de estudio multidisciplinar. Por un
lado se encuentra el enfoque médico desde la Oncología, hematología, cirugía,
medicina interna, ginecología, entre otras; y por otro lado, desde las
ramas de la psicología tenemos clínica, social, salud, psicología del
desarrollo, entre otras (García-Conde, Ibáñez & Durá, 2008; Malca,
2005).
La Psicología de la Salud busca la
promoción de la salud, incentivando estilos de vidas saludables y el
bienestar integral de la persona, ayudando a prevenir enfermedades específicas
como por ejemplo “el cáncer”. También aportando desde su conocimiento a la
mejora de la calidad de los profesionales de la salud e implementando
políticas públicas eficaces en el ámbito sanitario (Oblitas, 2008). Cabe
señalar que la Psicooncología como disciplina emerge oficialmente en los años
80, liderada por Jimmie Holland, cuando funda el centro de investigación
Sloan-Kettering en Nueva York, como una forma de conocer los aspectos psicológicos
y conductuales del paciente frente a un diagnóstico de cáncer (Middleton,
2002).
Otra razón por la que surge esta
disciplina es por la necesidad de apoyo y acompañamiento de forma integral, en
la distintas fases de la enfermedad, a pacientes oncológicos, sus
familiares y al equipo de salud, desde un enfoque transdisciplinario
(Alvarado, Genovés, Zapata, 2009).
Cuba ha sido uno de los países
pioneros en Latinoamérica en el desarrollo de líneas de acción en
psicooncología; otros países como Argentina, Colombia y Chile desde los años
80, han ido implementando la Psicología de la Salud como parte de las políticas
públicas en lo que respecta a la atención secundaria y terciaria. Junto
con eso, la incorporación de talleres para el manejo conductual asociados a los
pacientes con cáncer que reciben tratamiento, también se ha sumado a los
grandes avances, sin embargo aún queda mucho por hacer en éste campo
(Flores- Alarcón, 2006). México,
Estados Unidos y España han sido claves en cuanto a investigación en el
campo de la Psicooncología y en relación a generar programas de intervención
psicológica en ésta área, como por ejemplo la Resiliencia en el cáncer (Broche,
Y.; Medina, W, 2011).
Intervención del
Psicólogo en la Atención Hospitalaria
En Chile, según la literatura revisada,
es posible encontrar investigaciones que apuntan a la importancia que tiene la
psicología en el ámbito de la salud, sin embargo, aún parece un campo poco
atendido en la práctica hospitalaria, desconociendo el real impacto de un
diagnóstico de cáncer sobre el paciente y su familia, dejando de lado un sector
altamente vulnerable como son
“los pacientes hospitalizados” y su
encuentro con el “diagnóstico de cáncer”. (Centeno, 1997).
La atención hospitalaria está enfocada
en entregarle al paciente el cuidado y atención especializados, ofreciendo
programas orientados al trabajo de diagnóstico, tratamiento y rehabilitación,
en los cuales: “En el manejo de los espacios a intervenir y los procesos a
realizar debe analizarse características de la enfermedad como si es aguda o
crónica, terminal o degenerativa, si produce discapacidades físicas o mentales
que afecten el desempeño
personal, laboral y social, si tiene
estigma social y si afectan la percepción de autonomía y autoeficacia, estas
dos últimas muy dependientes de las creencias tanto personales como sociales”
(Gómez, 2007, pág. 170). Por lo tanto, la intervención psicológica en
éste área se encuentra dirigida a tres lineamientos: intervención en
crisis, educación para la salud y
apoyo terapéutico. Belar y colegas
(1996, citados en Villalpando, Uribe y Cols, 2007) dicen que estas áreas
van enfocadas a revertir la situación de distrés psicológico del
paciente, para reestablecer el equilibrio emocional.
Asimismo, cabe preguntarse: ¿Qué sucede
con los pacientes que reciben un diagnóstico de cáncer dentro del sistema
hospitalario? El cáncer tanto para el paciente como para su familia puede
suscitar un proceso devastador, que conlleva una serie de cambios y
alteraciones psicológicas, emocionales y sociales (Font, 1994). La carga
que representa un diagnóstico de
tal magnitud para una persona, requiere
contar con el apoyo de un equipo no sólo desde el punto de vista médico,
sino también desde el punto de vista psicológico como parte fundamental de
una intervención integral (Calvo & Narváez, 2008).
Según lo expresado en el párrafo
anterior, la realidad que existe hoy en Chile, dista bastante de lo que
plantea la teoría. Si bien se trabaja con equipos multidisciplinarios (lo que
no siempre se cumple) en la fase de diagnóstico y tratamiento del cáncer
(hematología, oncología, nefrología, medicina interna, entre otros) su mirada
aún está centrada en un enfoque más bien bio-médico, colocando el énfasis en la
recuperación física del paciente, y dejando de lado las distintas reacciones
psico-afectivas que pudiese manifestar la persona en el proceso que conlleva la
enfermedad. Así se excluye la actuación del psicólogo en la atención misma de
la hospitalización, procedimientos médicos, hospitalización prolongada y
experimentación de angustia y ansiedad por parte del paciente y su
familia, obstaculizando así el manejo del
“dolor total” en forma oportuna y
adecuada (Villalpando, Uribe y Cols, 2007; Quesada, 2015). Además, otro factor
importante es la evaluación del paciente según la etapa en la que se encuentre,
ya que, por ejemplo, en la fase de diagnóstico la intervención va enfocada
más bien al manejo de la ansiedad y la rabia (Romero, 2009).
Barrales (2012) en una investigación
realizada en Chile, señala que en los hospitales públicos existe una
importante falencia en relación a la atención Psicológica, al no contar con una
unidad especializada en psicología. Esta situación se replica en otros
hospitales públicos, donde la intervención del psicólogo es prácticamente
inexistente. La Unidad de Cuidados Paliativos
sigue la misma línea, siendo el
profesional médico (Oncólogo) el encargado de dar apoyo al paciente en el
manejo del dolor “físico” a través de la intervención farmacológica.
Otros hospitales hospital si cuentan con un equipo de psiquiatras, pero la
intervención en el paciente hospitalizado con diagnóstico de cáncer, es solo
cuando la familia o el paciente lo solicita.
Barrales (2012) plantea que es
importante contar con “la elaboración de programas de intervención
dirigidos a abordar los trastornos adaptativos, la ansiedad y la
depresión, condiciones que suelen desarrollarse o exacerbarse al recibir
un diagnóstico tan grave, además del trabajo dirigido a evitar la
despersonalización del paciente” (Barrales, 2012, pág.4).
Conclusiones y
Sugerencias
Si bien la participación de un equipo
multidisciplinario en los hospitales es esencial para mejorar la calidad
de vida de un paciente y sus personas significativas, todavía no se le da
la debida importancia al papel del psicólogo y solo se suelen llevar a
cabo tratamientos médicos.
La intervención psicológica en
pacientes hospitalizados es fundamental para el apoyo, acompañamiento,
orientación y manejo de las posibles alteraciones psicológicas,
emocionales y comportamentales que conlleva una enfermedad oncológica en
cada fase del proceso.
Esto debería convertirse en una
prioridad para la atención hospitalaria en Chile, tomando en cuenta que,
como se dijo antes, el cáncer es la segunda causa de muerte en el país (Malca,
2005).
Finalmente queda como desafío para la
Psicooncología en Chile luchas por políticas públicas de salud, que
incorporen en forma efectiva Unidades de Psicología en los hospitales, los
cuales deben contar con profesionales especializados capaces de cubrir la demanda
y atención de los pacientes oncológicos hospitalizados, sus familiares y equipo
sanitario.
Referencias
Bibliográficas
Alvarado, S.; Genovés, S.; Zapata, M.
(2009): La Psicooncología: Un trabajo Transdisciplinario.
Barrales, C. (2012): Psicooncología en
Chile y el Mundo. Material Inédito.
Calvo, M.; Narváez,
P; (2008): Experiencia de Mujeres que reciben
diagnóstico de Cáncer de Mamas.
Centeno, C. (1998): Estudios sobre la comunicación del cáncer en España.
Flores-Alarcón, L. (2006): La
Psicología de la Salud en Colombia. Recuperado dewww.scielo.org.co/pdf/rups/v5n3/v5n3a20.pdf
García-Conde, A.; Ibáñez, E. Durá, E.
(2008): El desarrollo de la investigación en psicooncología.
Gómez, R. (2007): La Psicología de la Salud en un Hospital de Cuarto Nivel
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MINSAL, (2011): Alivio del Dolor para
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Malca, B. (2005): PSICOONCOLOGÍA; Abordaje Emocional en la Oncología.
Medina, E.; Kaempffer, A. (2001): Mortalidad por Cáncer en Chile; Consideraciones
epidemiológicas.
Broche, Y.; Medina, W.; (2011): Resiliencia y Afrontamiento desde la Psicooncología.
Middleton, J. (2002): Psico-oncología en el siglo XXI.
Oblitas, L. (2008): El estado del Arte de la Psicología de la Salud.
Quesada, P. (2015): La familia en los cuidados paliativos del enfermo con
cáncer avanzado.
Robert, V.; Álvarez, C.; Valdivieso, B.
(2013): Psicooncología: Un modelo de Intervención y Apoyo
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Romero, R. (2009): Capítulo 3: Guía
Práctica DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD EN EL ÁMBITO HOSPITALARIO. PP
45-59.ESPAÑA.2009: INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN EL PACIENTE ONCOLÓGICO CRÓNICO,
Celapsa.
Villalpando, J; Nacif, L; Vásquez, L.
(2007): Descripción
Cualitativa de la atención psicológica en áreas críticas del
Hospital Ángeles
Metropolitano.
http://www.psicologosmontevideo.com/lic-psic-gonzalo-cosenza
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