Hiperpadres, crianza tóxica

En su afán por darles lo mejor a sus hijos para que en el futuro sean adultos exitosos, terminan abrumándolos. Así es esta generación de hiperpadres cuyos rasgos distintivos son la sobreprotección y la elección de colegios exigentes, agendas recargadas con actividades extracurriculares y una estimulación exagerada. La peor consecuencia: chicos inseguros.

Ocho horas de colegio, entrenamiento de hockey dos veces por semana, clases de chino y danza. A los seis años, Joaquina tiene una agenda de actividades que empieza a las 8 de la mañana y termina entre las 5 y las 7 de la tarde, dependiendo del día. Si en algún momento Joaqui quiere ver televisión, la indicación es que vea “My little pony” en su versión americana y sin subtítulos. Si entre comidas le agarra hambre, lo mejor son las castañas de cajú, las almendras o pasas de uva. Buenos hábitos, formación y suficientes estímulos son la base de la crianza que buscan transmitirle sus padres, un esquema en el que los excesos y el capricho no tienen ningún lugar. Estamos todos de acuerdo en que la educación es la mejor herramienta para el futuro y que los buenos hábitos se aprenden en casa. Ahora, ¿no será que a veces Joaquina quiere comer un alfajor y no un puñado de castañas? ¿No preferirá jugar a las muñecas antes que ir a una clase de ballet? Hace un tiempo que los psicólogos y educadores empezaron a alertar sobre el fenómeno de “hiperpadres”, aquellos que en su afán de dar a sus hijos lo mejor terminan cayendo en un nuevo tipo de sobreexigencia. De las exigencias del mundo actual a la culpa de padres que trabajan todo el día, pasando por las propias inseguridades, presiones y temores, los factores que inciden en el surgimiento de este nuevo modelo de paternidad son muchos y se cruzan.
AMORES QUE ANULAN. “Sin querer denostarlos –porque el infierno está tapizado de buenas intenciones–, más que padres lo que aquí vemos son personal trainers”, advierte la Dra. Elsa Wolfberg, psiquiatra y psicoanalista. “Son personas que en vez de atender a lo que el chico quiere o necesita, terminan por imponerle su ritmo y sus necesidades. Estar bajándoles línea todo el tiempo los convierte en actores pasivos de sus propias vidas”, explica la psiquiatra. Aun cuando el amor sea el motor de las decisiones, los miedos y las expectativas de los padres actuales son uno de los peores enemigos de una sana crianza. Opuestos al abandono y al desinterés de quien prefiere no ocuparse de su hijo ni hacer grandes gastos, los hiperpadres ponen todo su empeño en dar a sus hijos la mejor formación. El problema es que por lo general esa expectativa y empeño se centran en aspectos externos y terminan descuidando otros menos obvios y más fundamentales. En agendas que incluyen colegios de jornada completa, deportes, artes e idiomas, lo relegado termina siendo el juego, el tiempo de diálogo y las actividades compartidas con los padres o hermanos. “Lo que no da diplomas, pero sí da la fortaleza y seguridad interna a los hijos, es la disponibilidad de los padres y su contacto afectivo. Que los chicos sepan que cuentan con sus padres es fundamental para su fortaleza interna”, asegura Wolfberg. La batalla por las vacantes en los colegios, los exámenes internacionales y las mil actividades extracurriculares son los ejemplos más evidentes de un fenómeno que no se agota en el ámbito académico sino que invade incluso el tiempo libre. Dietas específicas, fiestas de cumpleaños con animaciones únicas, hobbies formativos y rutinas en las que el mandato de lo mejor es omnipresente son parte de la exigencia. “Los chicos quieren volver a casa, sacarse los zapatos y descansar. ¿Por qué no pensar en que quieren eso? Seguramente que un poco de estimulación está bien, pero además necesitan aburrirse, crear y descansar”, reflexiona Nora Koremblit, secretaria del departamento de niños y adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina. “Es bueno que al chico se lo estimule, el problema está en esta creencia de los padres de que cuanto más se lo estimule, más brillante va a ser. No todos los chicos pueden hacer todo lo que los padres esperan de ellos y habría que detenerse a pensar de qué modo se los está criando y con qué fin los criamos así”, cuestiona Koremblit.
DETRÁS DE LOS ESTÍMULOS. Que la paternidad se haya retrasado es una de las tantas explicaciones que se puede dar a este fenómeno multicausal. Los miedos, las preocupaciones y las expectativas que tenía una madre de 20 años probablemente no sean las mismas que tienen las de 30 o 40. Entre la maternidad despreocupada y el sobreestímulo se encuentra el ansiado equilibrio, uno que hoy perdió en favor de la exigencia. “Muchas veces lo que aparece acá es la figura del padre narcisista. Ser padre no tiene que ver solamente con una satisfacción personal y a veces lo que entra en juego son las historias de los padres que se juegan en sus hijos”, reflexiona la especialista en infancia. Detrás de esta educación de rasgos exitistas lo que se termina transmitiendo es una enorme inseguridad. “Si los padres están continuamente controlando que sus hijos den resultados, lo que terminan es dándoles un mensaje de que es valioso en la medida en que rinda”, asegura Wolfberg. Que los padres se tomen el tiempo para pensar en un colegio que represente su perfil o sus principios es importante, igual que lo es que presten atención y motiven los intereses y cualidades de sus hijos; el problema está en la medida. “Lo que mejor hace crecer a un niño es el amor, la seguridad y la disponibilidad que le muestren sus padres. El grueso del vínculo tiene que ser amoroso”, aconseja la psiquiatra. Es que por más que no haya fórmulas para los padres e hijos perfectos, hay algunas cuestiones que pueden ayudar. Si al esmero y la expectativa de los padres actuales le restamos una cuota de exigencia y la reemplazamos por atención a las necesidades del chico, el resultado probablemente se acerque más al ideal de hijos felices que todos los padres buscamos.
texto LUCÍA BENEGAS lbenegas@atlantida.com.ar ilustraciones VERÓNICA PALMIERI
Fuente: http://www.parati.com.ar/lo-nuevo/estar-mejor/hiperpadres-crianza-toxica/16588.html
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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