RABIA

rabia
Hablamos hoy de un sentimiento feo, politícamente incorrecto y muy censurado en nuestra sociedad. Y sin embargo, la rabia, como el resto de las emociones es necesaria y natural.
 La rabia adaptativa aparece cuando nos hacen daño y tenemos que defendernos, cuando percibimos que están alterando nuestro bienestar y queremos pararlo o ponerle límites y cuando surge una situación que consideramos injusta.
Es una emoción muy potente para actuar y ponernos en marcha. Es el motor que nos hace arrancar cuando estamos bloqueados. Si conectas con la rabia cuando sientes que se está cometiendo una injusticia, te sorprenderás haciendo cosas que nunca imaginaste. Es la indignación la que nos hace defender al débil, actuar con rapidez o frenar una acción peligrosa.
Pero muchas otras veces, se nos va de las manos. Nos domina sin apenas darnos cuenta y sin razón aparente. Esa rabia descontrolada suele responder a un sentimiento de frustración. Las cosas no transcurren como yo quería y me lleno de ira. O bien, llevo mucha frustración e ira acumulada y exploto en el momento más inoportuno.  
La rabia pasa de 0 a 100 en segundos y nos mete en problemas. Es una emoción explosiva. Actúa según el modelo de una curva. Se dispara, llega a su punto máximo y luego emprende el camino de bajada. 
Las personas coléricas se sienten avergonzadas después de estos ataques de ira y creen que no lo pueden controlar. No saben expresar con asertividad lo que quieren o les molesta y lo hacen de manera agresiva. Por eso es muy importante que aprendan a escuchar lo que la rabia quiere decirles, lo que hay por debajo, la frustración que sienten o la amenaza de la que se protegen. Muchas personas que vienen a terapia con este problema aprenden a escucharlo y manejarlo mucho mejor.
Te dejo algunas pistas: 
  • Identifica los primeros síntomas. Date cuenta de las sensaciones físicas que empiezas a sentir en tu cuerpo antes de explotar.
  • Toma distancia, aléjate de la situación o persona. Puedes evitar la explosión alejándote un rato del sitio o la persona que te lo provocaba. Date un paseo, sal a la calle, cambia de habitación, entra en el cuarto de baño.
  • Busca la descarga. La rabia necesita salir. No la reprimas. Sal a correr hasta que sientas que la has echado fuera, da puñetazos a almohadas y cojines para no hacer daño a otros ni a tí mismo, cierra las ventanas del coche y pega 4 gritos, respira con fuerza varias veces... 
  • Cuando la curva de intensidad baje, regresa a lo que estabas haciendo. Date cuenta que se va calmando la emoción y cuando sientas que la dominas, vuelve a tu actividad normal.
  • Dedica unos momentos a escuchar qué pasó, de dónde vino, que sentías... Al cabo de un rato párate a pensar en lo que ha pasado. 
En resumen, comprende de dónde viene, acoge la emoción y aprende para la próxima.
FUENTE: http://www.terapiaypsicologia.com/temas/salud-emocional/192-la-rabia
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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