El temor a la Navidad: enfoque ACT.

La Navidad es una fiesta esperada por muchas personas como un referente de acontecimientos y vivencias importantes que supuestamente están llenas de amor y felicidad, pero para otras muchas personas es una imagen del horror sufrido en situaciones difíciles de su vida y que han tenido lugar durante estas fiestas (muerte de un ser querido, perdida de un trabajo. accidente  de coche, etc.).  En otras ocasiones se recuerda de forma especial aquellas personas que no están hoy en día con ellas pero que les gustaría que formaran parte de estas fiestas.
En Navidades los síntomas de tristeza, melancolía, apatía, desánimo se incrementan más de lo que lo que se percibe en el ambiente y de lo que supuestamente debería de ser. Estás personas se sienten agobiados porque “deberían” de estar felices y contentas durante su cena de Nochebuena, pero no lo están, “deberían” sentirse orgullosos de recoger sus regalos de Navidad, pero no lo están. Viven las fiestas de Navidad con una continua dicotomía entre cómo se sienten y cómo se deberían de sentir y por lo tanto no disfrutan de las “fiestas”.
Ahora bien, se sientan delante de mi como profesional de la psicología, te explican su situación, su odio hacia la Navidad y a todo lo que tengan que ver con estas fiestas, no quieren decorar sus casas, ni comprar regalos, ni preparar una cena especial, solo quieren empezar a dormir el día 23  de diciembre y levantarse el 7 de enero.  Que todo pase de un plumazo sin sentir ni padecer, dolor ni una posible alegría.
Mi labor como profesional no es que amen la Navidad, y se sientan felices y contentos todos los días que duran, mi trabajo va más allá, está dedicado a analizar con ellos/as el porqué de esos síntomas durante la Navidad, de qué situaciones han vivido durante las fiestas que hacen despertar en las personas síntomas depresivos o ansiosos, de qué estrategias utilizan ellos/as para afrontar el dolor y el sufrimiento.  Me gusta explicarles que hay tanta vida en un momento de dolor como de felicidad, lo que pasa es que el sufrimiento nadie lo queremos ver, solo esconderlo y evitarlo.
Empieza nuestro trabajo orientado a poner en firme sus valores como persona en su ámbito de familia, ocio, espiritualidad o religión, para que así viva unas Navidades conforme a lo que es importante para esa persona, no para que viva unas Navidades llena de “debería ser feliz” “debería dormir  y no despertar hasta el año que viene”. Eso si, no siempre se viven llenar de alegría y felicidad, simplemente se viven cómo quiera que sean las Navidades, pero eso sí, encaminadas a obtener mi satisfacción.
A modo de ejemplo, pongo el caso de María, que es un caso real pero con un nombre ficticio. María perdió a su madre el pasado verano, siendo un motor principal de su familia en fiestas navideñas ya que organizaba las cenas y las reuniones en su domicilio. Ante la expectativa de la llegada de estas fiestas María empezó a mostrar sentimientos más intensos de soledad, tristeza y apatía, negándose a ser participe de estas fiestas por miedo al sufrimiento que le origina que su madre no pueda estar presente. Hemos trabajo durante estas semanas, estas vivencias con respecto a la Navidad. Para ella un valor importante en familia, es el poder compartir y comunicarse y ha decidido participar de las cenas y comidas navideñas sin ninguna expectativa de sentirse feliz, sólo de comunicarse y compartir espacio y vivencias con sus familiares. María lo ha decidido porque es importante para ella su familia y va a ser consistente con la importancia que ella le da a esos valores. Para ella es un gran paso,  y lo más importante no es la situación de la Navidad la que decide, es ella la que toma la decisión de cómo actuar.
FUENTE: https://solucionespsicologica.wordpress.com/2015/12/11/el-temor-a-la-navidad-enfoque-act/

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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