Escoriación psicógena

El trastorno por escoriación es un padecimiento crónico que se caracteriza por la necesidad imperiosa o impulso de tocar, rascar, frotar, apretar, morder o excavar la piel, a menudo en respuesta a mínimas irregularidades o defectos de la misma, a experimentar emociones como ansiedad o al estar en situaciones de la vida diaria como hablar por teléfono o ver la televisión, durante la realización de estas conductas algunos pacientes experimentan placer o disminución de la tensión previa experimentada, dichas conductas ocasionan un daño evidente de la piel, una afectación de la actividades de la vida diaria de los pacientes y un malestar emocional importante. La causa del trastorno por escoriación es multifactorial, es decir involucra diversos factores neurobiológicos, neuroquímicos y factores psicosociales.


El sistema nervioso y la piel tienen un origen común, de ahí, que a través de sus lesiones, dé cuenta del estado emocional y mental. Cerca de un tercio de los pacientes que acuden al dermatólogo presentan algún padecimiento psiquiátrico que condiciona disfunción psicosocial.

Muchos actos repetitivos orientados al cuerpo no constituyen un problema, sino un hábito de higiene y aseo, como por ejemplo el cortarse las uñas y el cabello o apretarse “los puntos negros” así es una conducta que no produce “molestia o rechazo”, no genera evitación, ansiedad, culpa o vergüenza, pero ¿qué pasaría si el apretarse la piel pasará a ser una conducta persistente, acompañado de una incapacidad de librarse de ella pese al deseo de hacerlo, y ocasionara un deterioro importante de las actividades de la vida diaria y un daño de la piel dejando amplias zonas de cicatrices o marcas definitivas? En estos casos, un hábito se transforma en un problema. La manipulación excesiva y constante de la piel y sus anexos (pelo, vello corporal) podría ser manifestación de niveles elevados de ansiedad o dificultad en el manejo de otras emociones, lo que podría estar expresando la presencia de padecimientos como el trastorno por escoriación psicógena, la onicofagia y la tricotilomania.

El trastorno por escoriación, es un padecimiento crónico que clasifica dentro del apartado de trastorno obsesivo compulsivo y trastornos relacionados en el DSM V, se define como una necesidad o urgencia de las personas que lo padecen de realizar conductas como: tocar, rascar, frotar, apretar, morder o excavar la piel, a menudo en respuesta a mínimas irregularidades o defectos de la misma, a experimentar emociones como ansiedad o a situaciones de la vida diaria como hablar por teléfono o ver la televisión, las conductas de escoriación ocasionan daño evidente de la piel, además durante la realización de las mismas, un cierto porcentaje de los pacientes experimentan placer o liberación de la tensión previa experimentada, lo que ocasiona sentimientos de culpa y vergüenza. Además los pacientes que sufren de este padecimiento realizan intentos infructuosos de detener o disminuir dichas conductas. Los pacientes con diagnóstico de trastorno por escoriación, pueden invertir en las conductas de rascado desde una hora hasta más de 8 horas al día; para realizar estas conductas utilizan instrumentos como las uñas, dientes u otros objetos como pinzas de depilar, alfileres, tijeras, entre otros. Las conductas de rascado o escoriación son realizadas en áreas corporales expuestas y de fácil acceso como son los cara, brazos, piernas y pecho principalmente, las consecuencias sobre la piel de estas áreas pueden ir desde enrojecimiento y erosiones de la piel, cicatrices evidentes, en algunos casos cicatrización de tipo queloide o infecciones que requieran manejo con antibiótico o quirúrgico (colocación de injertos de piel), las consecuencias antes referidas ocasionan vergüenza y culpa en los pacientes, lo que les lleva a utilizar conductas de camuflaje, como usar maquillaje, prendas de vestir o vendajes que cubran el área, esto en un intento por esconder el daño de la piel ocasionado por las conductas de rascado, además los pacientes con este padecimiento limitan su vida afectiva, social, recreativa y sexual, llegando incluso hasta el aislamiento social debido a las conductas de escoriación así como a las consecuencias de las mismas.

La prevalencia del trastorno por escoriación es variable de acuerdo al escenario que evalúe, en la población general se describe una prevalencia entre el 1 al 5% aproximadamente, mientras en servicios de dermatología se observa que se presenta en cerca del 2% de los pacientes. Es un padecimiento que inicia comúnmente en la adolescencia, sin embargo puede presentarse entre los 30 y 45 años, respecto al sexo es mas frecuente que presente en mujeres.

En cuanto a las posibles causas de este padecimiento, se han descrito la participación de factores genéticos y biológicos como las alteraciones en regiones cerebrales similares descritas a las que se presentan en el Trastorno Obsesivo Compulsivo, además de presencia de disregulación en ciertas sustancias a nivel cerebral denominadas neurotransmisores, como la dopamina, sin embargo en la actualidad no cuenta con información suficiente acerca de su etiología, por lo cual requiere continuar realizando investigaciones sobre el padecimiento que permita ampliar el conocimiento y entendimiento del mismo.

Debido a la cronicidad, el impacto en la vida psicosocial y sobre el estado físico y mental de los pacientes que sufren este padecimiento es importante realizar evaluaciones amplias abocadas en la descripción clínica de los síntomas que caracterizan al trastorno, de las lesiones existentes en la piel y anexos causadas por las conductas de escoriación, las comorbilidad psiquiátricas y médicas asociadas, además se deberá descartar otras posibles causas psiquiátricas y médicas de las conductas de escoriación y solicitar evaluaciones dermatológicos en los casos que lo requieran. Dentro de la evaluación del trastorno por escoriación se deberá determinar la frecuencia e intensidad del impulso o necesidad de rascar o escoriar, así como el tiempo dedicado a la conducta de escoriación y determinar el impacto en las actividades de la vida diaria del paciente.

Respecto al tratamiento, se deberá referir a evaluación dermatológica si se sospecha otra condición médico y tratar padecimientos mentales subyacentes y comórbidos, además se debe dar en conjunto tratamiento farmacológico con antidepresivos (inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina, antidepresivos tricíclicos) antipsicóticos o anticomiciales de acuerdo a las características clínicas que el paciente presente, lo anterior deberá ser determinado por medico psiquiatra subespecialista en el área y se asociará junto al tratamiento psicofarmacológico el tratamiento psicoterapéutico, cuyo objetivo es disminuir la frecuencia de las conductas repetitivas, en este caso las conductas de escoriación.

De lo previamente descrito es de donde radica la importancia de la evaluación por un médico psiquiatra experto en el área, quien no únicamente describirá de forma adecuada el trastorno por escoriación, detectará comorbilidades o condiciones mentales subyacentes, sino que además evaluará medicamente al paciente y en caso necesario referirá con algún otros especialista médico para manejo en conjunto si así lo requiriese el caso. 
FUENTE: http://www.amettoc.org/3.html
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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