“LO ORIGINARIO Y LA TRANSICIONALIDAD”

Libro: “EL PLACER Y LA REPETICIÓN”, de ROUSSILLON 

SEMINARIO 2009-2a. Cap.1


Se ha podido reprochar al concepto de transicionalidad el de no ser un concepto metapsicológico y el de no encontrar su pertenencia más que en una perspectiva fenomenológica. Es cierto que el estilo propio del pensamiento de Winnicott, apenas sugiere de entrada la consideración de sus enunciados desde una estricta Metasicología freudiana.
Apenas utiliza las categorías de la Metasicología aunque su insistencia sobre los procesos esta sin embargo muy marcada. La referencia a lo transicional tendría que ver con la representación de lo irrepresentado, del pensamiento de lo impensado.
Muchos psicoanalistas prefieren no utilizar este concepto que parece pertenecer a otro campo que el que se impone a partir del pensamiento Freudiano.
Tengo la tentación de hacer un trabajo de inscripción Metasicológica del concepto de transicionalidad sobretodo si queremos reducir los aspectos objetivantes de la Metasicología “Primera Tópica” en beneficio de la inflexión más subjetivante de la Metasicología “Segunda Tópica” .
La dificultad central de esta inscripción tiene que ver con que: lo transicional es el proceso de la Metasicología de los procesos que suspenden las categorías o parecen suspender las categorías. Su inscripción surge de la necesidad de disponer en el centro de la Metasicología de un concepto susceptible de permitir pensar en las transferencias y las mutaciones intra e intersistémicas, es decir, pensar en el trabajo psíquico no solo como un trabajo de duplicación sino como un trabajo de integración negativa, es decir de transformación, un trabajo de subjetivación.
 En otros términos si la Metasicología busca descubrir el estado de fuerzas en presencia en el aparato psíquico (punta de vista económico) su combinación (punto de vista dinámico) y su localización diferencial (punto de vista tópico), tiene también necesidad de poder dar cuenta de los procesos de mutación y de PESO, de la suspensión momentánea de sus categorías estructurales y de sus efectos en cuanto a la apropiación subjetiva de la realidad psíquica.
El proceso transicional es el proceso por el cual cada uno de los puntos de vista metasicologicos encuentra su punto umbilical y su punto de negatividad.
 En efecto, cuando Winnicott utiliza el proceso transicional tardíamente en “Juego y Realidad” (1971) no escribe su concepto en las categorías de la Metasicología.
En lo que concierne a la posición tópica del objeto transicional subraya que la cuestión de la pertenencia del objeto a la realidad exterior o a la realidad interior no tiene que plantearse. Más aun algo de la esencia del proceso que opera no existe y no se mantiene mas que si esta cuestión no se plantea en los hechos ; ¿esto no quiere decir que está inscribiendo el proceso transicional en una posición utópica o más bien atópica?, No solo, si se tiene en cuenta que la emergencia del objeto y de los procesos transicionales se efectúa después de la diferenciación con el objeto, es decir después de las primera formas de organización tópica (lo primaria, alucinatorio diferenciándose de las primeras formas de secundarización perceptiva ), entonces la emergencia de la transicionalidad aparece como la retoma “aprés coup” de las características del estado narcisita primario después de superarlo.
La tópica psíquica entonces instarauda encuentra la necesidad de su suspensión en una primera forma de simbolización del estado entonces perdido. La tópica no puede instaurarse en su función organizadora mas que si algo prefigura la superación de la oposición que la constituye. Será todo el juego del animismo infantil sobre el cual volveremos. Tópica y capacidad de suspensión tópica van a la par. La insistencia pertinente instalada estos últimos años sobre la importancia de la regresión formal en la cura ( que acompaña a la regresión tópica) tendría sin duda mas sentido de ser teorizada a partir del acceso a la capacidad de una suspensión tópica localizada.
Desde un punto de vista económico podemos estar sorprendidos por la afirmación de Winnicott según la cual no hay nada de pulsional en los procesos que surgen de la transicionalidad. ¿Cómo puede ser esto posible o bien, de donde vendría entonces el quantum de placer manifiesta en las actividades llamadas transicionales?. No hay nada en el psiquismo que no encuentre una fuente o energía en el juego de las formaciones – transformaciones pulsionales-; desde un punto de vista Metasicológico, una actividad separada de los movimientos pulsionales es impensable. No comprendo lo que quiere decir Winnicott mas que resituándolo en el contexto de los intercambios interanaliticos de la época lo que “sus cartas vivas” ponen claramente en evidencia. Es en relación a una concepción de la pulsión considerada como efractora y fuerza de desorganización que hay que comprender la afirmación de Winnicott. Dicho de otro modo en el proceso transicional, y por el tipo de ligazón específica que conlleva la transicionalidad, la pulsión no se da como efractora, disruptiva o factor de sobreexcitaciónestá en vía de introyección, de integración es egosintónica. Es precisamente cuando la excitación aparece como tal que subraya la insuficiencia de la ligazón transicional. Así lo que propongo a considerar, es que el proceso transicional parece suspender el punto de vista económico en la medida en que la fuerza no aparece como tal no está subjetivada, ligada. Más tarde volveremos sobre la afirmación de que el proceso primario no sea ligado.(……..)
Es necesario que ahora abordemos el aspecto dinámico de nuestra cuestión. No hay “una esfera libre de conflicto” como lo sostienen desde la psicología del yo. Aunque formalmente Winnicott parece que lo dice en algunas partes de su obra (por ejemplo lo que propone con respecto al núcleo de feminidad pura), la transicionalidad no está exenta de conflicto. Lo importante no es sin embargo que haya una conflictividad objetiva o no, hay siempre una conflictividad objetiva potencial, el todo, el conjunto, de pronto no es posible. El problema concierne al modo de tratamiento subjetivo de la conflictividad.
La categoría de lo transicional no es una categoría objetiva, designa un tipo de experiencia de apropiación subjetiva del funcionamiento psíquico. Objetivamente los puntos de vista económico, tópico, dinámico, no pueden ser suspendidos, no lo pueden ser mas que con una operación subjetiva, es decir en la realidad psíquica, la realidad de la cuestión de la apropiación subjetiva. Esto significa que incluso si existe un conflicto potencial o latente, el proceso transicional supone la existencia de un punto de integración suficientemente armónico de este conflicto como para suspender momentáneamente la tensión intrapsiquica: no es vivido subjetivamente como tal.
Mi objetivo debe empezar a precisarse para el lector. La dificultad de la Metasicología simplemente categórica es que adopta un déficit objetivante sobre el psiquismo, lo describe “de lo de fuera” y esto casi independientemente del estado de la percepción subjetiva del sujeto. Es por esto que esta posición Metasicológica se tropieza sobre el problema de la conciencia -del sistema percepción conciencia – sobre el problema de la toma de conciencia.
Es que nuestra práctica requiere tener en cuenta metasicologicamente el estado de la subjetividad, pero esto sin olvidar la pertinencia de una descripción objetiva. Nuestra práctica requiere una teoría de los procesos de apropiación subjetiva que el concepto de identificación, a pesar de sus variantes, no puede tratar integralmente. Si el aparato síquico es un aparato de transformación, hace falta también poder dar cuenta de la cuestión de la creatividad del trabajo psíquico, de la posibilidad del pensamiento metasicológico de la creatividad. (Considerada no como surgiendo de una creación efectiva sino más bien como una capacidad subjetiva) ningún aparato psíquico se puede sentir vivo sin la percepción de este proceso de creatividad que es esencial a la subjetivación. La Metasicología no puede olvidar este aspecto fundamental del trabajo psíquico.
La cuestión de esta creatividad no puede ser tomada de frente desde un punto de vista metasicológico, ya que concierne el proceso mismo de la vida, ombligo de la construcción del pensamiento, punto donde se para lo pensable. Es por lo que en la línea del conjunto de los trabajos recientes concernientes a la negatividad, parece indispensable incluir en la Metasicología un proceso que suspende las categorías y que al mismo tiempo funda la pertinencia. Una descripción clínica algo refinada en su pertinencia metapsicológica debe autorizar la simultaneidad de varias interpretaciones jugando en planos diferentes pero sin embargo potencialmente articulables y compatibles. Si no es así habría dejado pasar lo esencial de la vida psíquica del sujeto que consiste a ensamblar, es decir al acompañamiento de lo que se escapa de lado de su punto umbilical.
Así pues, si la existencia de tres puntos de vista metapsicologicos diferenciados los unos de los otros es una primera medida epistemológica para respetar la exigencia del objeto psíquico, no es suficiente, hay que dialectizar estos tres puntos de vista con la cuestión de su suspensión procesual.
El ombligo nos lleva naturalmente a la cuestión del origen del que partimos. Los procesos y formaciones transicionales son los procesos que deconstruyen la cuestión del origen, de tal forma, que se convierte en algo indecible. Es un modo de tratamiento de lo originario, estructurado de tal manera que la cuestión del origen es reencontrada y suspendida sin desconocimiento.
El fantasma originario de la escena primitiva en el cual el sujeto asiste a la escena de su propia concepción es una forma ejemplar. Diferencia de sexos y diferencias de generaciones deben ser reconocidas, el origen del sujeto está simultáneamente representado a partir de la pareja reunidos-separados de sus padres, al mismo tiempo que se convierte en algo indecidable – el sujeto está ya ahí, sexualidad infantil y sexualidad adulta están presentes sin primado organizativo pero en su dialéctica.
El origen es al mismo tiempo reconocido y suspendido. El sujeto es encontrado – creado. Nadie duda que esté aquí el motivo del rol fundamental de los fantasmas originales en el funcionamiento psíquico. Su elaboración a lo largo de la cura tiene el objetivo de hacer posible una representación de lo originario que abre la posibilidad de su propia superación, de su propia deconstrucción, es decir abre la posibilidad de una posible relación con lo desconocido que va a venir y que no sea de entrada una simple forma de la compulsión o de los automatismos de repetición. Pero estas formaciones “originarias” son formaciones secundarias, construcciones psíquicas complejas que suponen para su organización tiempos previos y experiencias subjetivas previas.
El concepto freudiano de narcisismo primario, en particular en su sentido “segunda tópica” supone un tipo de experiencia subjetiva primaria en la cual parte del otro-del entorno- y parte de sí mismo, dentro y fuera pues, no están claramente diferenciados. Este concepto implica un tiempo, histórico y estructural en el cual la diferencia sujeto-otro sujeto-objeto no es pertinente. Tiempo previo pues a la diferenciación y sin duda (Winnicott) necesario para que ésta se efectúe en buenas condiciones, es decir de forma no reactiva.
El conjunto de los trabajos sobre la primera infancia subraya que no hay que esperar que un niño antes de los dieciocho meses pueda representarse a sí mismo como diferente al otro, pueda identificarse consigo mismo.
Todo esto viene a confirmar la hipótesis de Freud de un estado narcisista primario de no diferenciación, o más precisamente de incapacidad diferenciadora, ya que si las hipótesis de los neurocientíficos se confirman, significa que el niño no tiene la capacidad de diferenciar claramente aquello de lo cual él es el agente.
La intuición propuesta por Winnicott del proceso encontrado-creado es de forma general la hipótesis de procesos transicionales que suspenden la oposición del dentro-fuera, encuentran pues toda su pertinencia de corresponder a la necesidad psíquica de no encontrar demasiado precozmente experiencias que fuercen a una discriminación que no sea subjetivamente posible sin un acorralamiento psíquico. La hipótesis de un narcisismo primario e incluso de un masoquismo primario añade a la acción que cuando lo psíquico está conminado a operar una discriminación que no pueda efectuar- lo que sería una bastante buena definición del traumatismo en esta época- su único recurso, o más bien su primer recurso después de la evitación, es paradójicamente de autoafectarse de la experiencia, que esta sea buena o mala. Una subjetivación forzada seria consecuente y con ella una decisión narcisistica en cuanto a la causa, decisión que estaría en el origen de un núcleo de culpabilidad primaria preferible a la confusión y a la agonía psíquica. Por el contrario, un interno precoz suficientemente adaptado permitiría al niño mantener en una indecibilidad fecunda (es el encontrado creado descrito por Winnicott) el origen de la experiencia en tanto en cuanto esta no sea subjetivamente asignada. El fondo de la primera materia de lo síquico es por lo tanto indecible e indeterminada, mezcla lo sentido y lo percibido, la parte de si y la del entorno, en un todo indisociable a partir del cual pertenecerá a los procesos de simbolización primaria que caracteriza las primeras formas de subjetivación, de introducir progresivamente las diferenciaciones y los “afectaciones” (asignaciones).
Lo indecible de lo originario, del horizonte elaborativo de la fantasmática originaria según nuestra hipótesis es la de la transicionalidad del proceso psíquico, tomará después en un segundo nivel y secundarizado en el contexto de la fantasmática y de la organización representativa, esta indecibilidad subjetiva primera de la experiencia. Inversamente toda carencia en la constitución de ésta provocará asignaciones melancólicas o paranoides de la experiencia psíquica que intentará luchar contra el fondo de la experiencia subjetiva. El origen tenderá a estar determinado y la compulsión a la repetición ejercerá su poder .
LO PRIMARIO, LO SECUNDARIO, LO TRANSICIONAL.-
Nuestro primer desarrollo concerniente al primer eje organizador de la Metasicología de los procesos, es la existencia de tre, en el centro de la metapsicología, entre dos tipos de procesos clásicamente referidos en su oposición e incluso en su heteromorfia.
A priori, podemos considerar que para todo psicoanalista la oposición entre procesos primarios y secundarios está adquirida y no plantea problemas. La evidencia de la oposición, de la pertinencia de sus rasgos discriminativos explicará la rareza de los trabajos que le son consagrados, o mas bien que son consagrados a la forma y a la naturaleza de esta oposición.
Sin embargo si consideramos las cosas más detalladamente, nos daremos cuenta que esta rareza testimonia quizás también un malestar en el psicoanálisis actual, un verdadero síntoma teórico que ha surgido a la vez de la evolución implícita del pensamiento de Freud a este respecto y también de la evolución de la clínica y de la teorización metapsicológica de los últimos años.
La primera dificultad tiene que ver con la definición misma del sentido de la oposición. De un lado, y esto corresponde incuestionablemente a una primera dirección del pensamiento de Freud, tomaría un valor cronológico y genético. Los procesos primarios serían en principio de entrada, puestos en circulación, los procesos secundarios se establecerían secundariamente después del desarrollo del principio de realidad. Habría así un tiempo en la primera infancia donde reinarían solo los procesos primarios, después un tiempo donde podrían desarrollarse los procesos secundarios que tomarían así el relevo. Y habría – por recapitulación interna- un tiempo “primario” de la metabolización pulsional al cual sucedería un tiempo “secundario” de ésta.
Sin embargo, por otro lado, Freud señala la existencia también presente, de un yo realidad actuando desde el origen, lo cual conferiría a la oposición primaria secundaria un valor estructural, que definiría los términos de un conflicto sincrónico fundamental en la forma de tratar los contenidos psíquicos. La tendencia actual del pensamiento psicoanalítico iría más bien en este sentido más congruente con la segunda metapsicología. De todas formas, el carácter “extratemporal” del proceso primaria convertiría en caduco una parte del problema de la primacía de los procesos primarios en el proceso de integración pulsional.
Por el contrario, la cuestión del establecimiento progresivo en desarrollo de la oposición primario-secundario levanta algunas cuestiones que es necesario clarificar. De entrada la noción de un proceso primario sin proceso secundario parece difícilmente concebible ya que la díada se funda en al dialéctica y la heteromorfia de los términos que la constituyen. Esto significaría por otro lado, que el proceso alucinatorio se un largo periodo sin contrapunto perceptivo; y esto, de esta manera contradice la experiencia clínica.
Nuestro conocimiento de la epigénesis del desarrollo psíquico iría más bien a favor de una cofundación estructural de lo primario y de lo secundario, el uno no existiendo sin el otro. Esta cofundación estaría presente de entrada o se establecería secundariamente reemplazando otro tipo de proceso más primitivo de donde saldrían, después de algunos cambios el proceso primario y el proceso secundario (2). Lo que debe retener por un instante nuestra atención es el problema teórico planteado por la idea de una oposición primario-secundario formada tempranamente en el origen de una primera forma de tópica psíquica. El proceso secundario tal como la describe Freud en el capítulo VII de la Interpretación de los sueños supone entre otras la capacidad de negación y la existencia de un tiempo cronológico organizado.
(2):la insistencia que pone en estos últimos años A. Green sobre el “representante psíquico de la pulsión” forma previa a la distinción afecto-representación me parece que va en este sentido///
La adquisición de la temporalidad secundaria auténtica es tardía, la adquisición de la capacidad de negación es más poco pero sin embargo secundaria y de todas formas no tiene las mismas características que el principio de no contradicción que Freud le confiere en 1900.
Dicho de otra manera, si mantenemos la idea de una adquisición primaria-secundaria estructural entonces es necesario considerar que ésta debe variar en el desarrollo. En otros términos, si la posición es estructural, los trazos pertinentes que la constituyen varían necesariamente en el tiempo. Es oportuno describir una historia de las formas de la oposición primaria-secundaria, lo que implica diferentes tipos de oposición que retomaremos a partir del modelo propuesto por Freud a partir de 1900.
Hay un segundo argumento a favor de retomar los trazos discriminatorios de la oposición primaria-secundaria. Esta tiene que ver con la clínica, sobre todo en los funcionamientos psíquicos escindidos. La clínica de los canales asociativos del funcionamiento psíquico clivado, disociado, muestra con evidencia que no opera el principio de no contradicción de la secundarización. No es que este principio este suspendido, por ejemplo como ocurre con respecto a la regla fundamental en el dispositivo analítico , sino que no opera. La simultaneidad demostrada por Freud en el artículo sobre el clivaje del Yo de 1937, de dos corrientes antagonistas (la una que percibe la diferencia de los sexos y la otra que la desconoce) actuando de acuerdo con el yo secundarizado, pero en dos sectores clivados de éste, es un ejemplo arquetípico. Pero nuestras elaboraciones clínicas actuales podrían multiplicar las formas en la clínica a psicosomática, la de la psicosis y la de los estados llamado límites. Si estos modos de funcionamiento psíquico presentan un medio de oposición tópica y estructural entre procesos primarios y procesos secundarios, los discriminantes de esta oposición no son los mismos que en los modos de funcionamientos psíquicos, suficientemente neuróticos y fundamentados en la represión. Sustituyen a la verticalidad de esta oposición formas horizontales oponiendo el centro a la periferia o la vuelta de uno de los polos en otro, según la banda de Moebius, o incluso en diversos paralelos sin refleixividad de los unos sobre los otros. Esta carencia de reflexividad es sin duda el punto nodal, algo del proceso que no se escucha, no se ve o no se siente del mismo sujeto. Inversamente la lógica de no contradicción supone un sujeto en una relación reflexiva a si mismo por lo menos ” a mínima”.
Los dos argumentos precedentes me llevan a proponer la consideración de que la oposición primaria / secundaria es estructural, pero que sus formas concretas varían en el tiempo y según los tipos de organización psíquica. Esto implica sin embargo a la vez una solidaridad del tipo del proceso secundario con el tipo del proceso primario que le corresponde y la existencia de diferentes tipos de procesos primarios y por lo tanto de diferentes tipos de procesos secundarios.
Vamos ahora a examinar la naturaleza de los rasgos característicos de la oposición primaria / secundaria..
EL MODELO DE LA OPOSICIÓN PRIMARIA / SECUNDARIA DE 1900.-
Freud no ha propuesto un esquema sistemático de la oposición de los procesos primarios y secundarios en el gran capítulo metasicológico de la interpretación de los sueños, sin embargo una lectura atenta permite extraer en su texto los discriminantes de la oposición que pone en relación y que precisará en 1915. para sintetizar este trabajo lo mejor es presentar en un esquema donde vamos a hacer la correspondencia punto por punto de los términos de la oposición subrayando que este tipo de correspondencia es aproximado en la medida en que reina una heteromorfia del proceso, lo que supone un cierto distanciamiento en el sistema de los correspondientes punto por punto.
Procesos primarioProcesos secundario
Energía no ligadaEnergía ligada
Identidad de percepciónIdentidad de pensamiento
Ausencia de negaciónnegación
Desplazamiento, condensación, sobredeterminación, etc…Lógica de la no contradicción
Representación cosa (visual)Representación palabra
Ausencia de tiempoTemporalidad cronológica
Idiosincrasiaconvencionalidad
Comentamos rápidamente lo principal de estos rasgos discriminativos con los que Freud va a realizar un trabajo elaborativo en su pensamiento.
LA LIGAZON ENERGÉTICA
El problema de la ausencia de ligazón en el núcleo del proceso primario se plantea rápidamente en el pensamiento de Freud aunque no aparezca con este enunciado. Esta cuestión estará en el origen de una diferenciación en el origen del proceso primario y en las formas del inconsciente. Vamos a jalonar rápidamente a título indicativo la línea evolutiva.
En primer lugar, existe modos asociativos inconscientes que se ejercen por simultaneidad y contigüidad; constituyen un cierto tipo de ligazón. Seguidamente la introducción del concepto “complejo inconsciente” señala la existencia, en el núcleo de los procesos primarios y del inconsciente que lo caracteriza, conjuntos organizados y por lo tanto ligados solidariamente entre ellos. Los trabajos de Freud sobre la neurosis de apremio (nevrose de contrainte) van a añadir a la idea de un apremio del inconsciente la noción de un apremio en el inconsciente. Es este reconocimiento el que va a permitir a Freud a dejar completamente a los analizandos el juego asociativo (1907).La libertad asociativa revelando entonces más nítidamente la existencia de apremios asociativos surgidos de ligazones inconscientes primarias del “complejo inconsciente”. El narcisismo y sus formaciones inconscientes y primarias en parte, proveerán al concepto de un sistema de auto-investidura y por lo tanto de vínculos que desbordan ampliamente el territorio de la secundarización. La introducción del concepto del Yo, después de “resistencias inconscientes del Yo”, después de una parte inconsciente de las formaciones de la instancia del Yo (ideal del Yo- Superyo) no harán más que reforzar la tendencia a considerar que una parte de la vida psíquica inconsciente está ligada y que circulación energética consciente no es libre. La distinción propuesta en 1923 de tres inconscientes diferentes ( el Preconsciente el Inconsciente y el Ello) contienen implícitamente la descripción de dos registros de lo primario. El del Inconsciente – y en particular de la parte inconsciente del Yo que no estará concebida como un sistema no ligado más que en la medida en que pertenece al Yo – y el del Ello que el mismo, por el conjunto de huellas con las que Freud les va a dotar (las huellas filogenéticos en particular) recibirá así un modo de ligazón. La coexcitación libidinal o sexual primaria empuja al vínculo.
Poco a poco, la oposición ligado- no ligado va a deconstruirse en provecho de una inflexión que no recoge más la oposición primario / secundario sino que la atraviesa, para analizar los procesos de ligazón y de desligazón en cada uno de los procesos psíquicos. Ligazón y ligazón fijada se descomponen en beneficio de la toma en consideración de un tipo de vínculo, de la organización diferencial de tipos de ligazón-desligazón a lo largo del recorrido psíquico de las modalidades de la circulación intrasistémica. La cuestión ya no es ligado o no ligado sino ¿ligado cómo? ¿por qué tipo de ligaduras o desligaduras, cómo?. Veremos que hace falta diferenciar lo que está ligado por- en las modalidades simbólicas de los vínculos y lo que está ligado en las modalidades no simbólicas (ligazón biológica comportamental, interactiva, etc.) hace falta también diferenciar los modos de ligazón simbólica primaria de los modos de ligazón simbólica secundaria. Subrayaremos más delante de la importancia clínica y teórica de la puesta en evidencia de sistemas de ligazón primarias bajo la forma de tipo de simbolización primaria, surgidos de las primeras formas del trabajo del Yo infantil.
IDENTIDAD DE PENSAMIENTO / IDENTIDAD DE PERCEPCIÓN.
En 1900, cuando propone Freud esta oposición quiere oponer lo que es la simple representación y la alucinación o activación alucinatoria de la representación en el sistema onírico. El concepto de identidad de percepción conlleva una ambigüedad en la medida en que precisamente la percepción de la que se trata surgía de un proceso alucinatorio. En esta época y después del proyecto Freud concibe la diferencia entre representación (de cosa) y alucinación (onírica) a partir de la intensidad de la investidura y/o del juego activación / desactivación del sistema percepción / conciencia. Una fuerte investidura subvierte el sistema percepción / conciencia (alucinación), la desactivación de la prueba de realidad del sistema percepción / conciencia (sueño) es suficiente para transformar la representación de cosa activada en alucinación onírica. La dificultad vendrá posteriormente de la dificultad de pensar el proceso alucinatorio psicótico con este modelo que convierte en antinómico alucinación y percepción, e identifica la alucinación onírica, que es una vuelta de la representación a la alucinación y la alucinación psicótica, que testimonia la vuelta no de una representación sino de una percepción no vivida subjetivamente como una representación.
Queremos subrayar que la dificultad percepción concierne a la vez el estatus de identidad de percepción en su relación con la alucinación pero también a la identidad de pensamiento. La introducción desde 1907 de la cuestión del pensamiento anímico, el del pensamiento mágico en la neurosis traumático, después en Toten y Tabu que añade también la distinción entre el pensamiento religioso y el pensamiento científico, complican considerablemente esta cuestión. Los textos más tardíos, como El Porvenir de una ilusión” o “El malestar en la cultura” parecen introducir además la idea de un pensamiento ideológico.
Del conjunto de estas modalidades de pensamiento, el pensamiento llamado científico obedece a la estricta oposición identidad de percepción / identidad de pensamiento, las otras formas reposan todas sobre un levantamiento más o menos parcial de esta oposición categórica. Sea a partir de la puesta en marcha de una negación, sea como en el animismo infantil, el juego o el arte a partir de la creación de formaciones intermedias que mezclan estrechamente representación y percepción, identidad de pensamiento e identidad de percepción y en las cuales, la identidad de percepción sostiene la identidad de pensamiento y la hace posible. Encontramos aquí la dificultad ya subrayada; entre lo primario y lo secundario se intercalan formaciones intermedias, simbolizaciones primarias surgidas del animismo infantil y del juego que resultan de la historia de la organización de la tópica y de la simbolización–cosa infantil secundariamente reprimida. Estas formaciones son “secundarias” en la infancia y “primarias” cuando se instala la tópica posedipica.
La introducción en la segunda tópica de un Yo inconsciente modifica la naturaleza de la oposición identidad de percepción / identidad de pensamiento y esto desde los dos lados de los polos en oposición. En la línea que hemos perfilado en diferentes ocasiones hay que añadir a la exploración a esta cuestión los indicativos “auto” o “meta” que sirven para diferenciar percepción y representación identidad de pensamiento, en el pensamiento.
(……….)
LA NEGATIVIDAD.
La discriminación primario -secundario producida por la negación debe acaparar ahora nuestra atención y es un fundamento estructural en la organización de la metapsicología freudiana, como lo prueban el conjunto de trabajos actuales sobre lo negativo y la negatividad. Tiene mucho que ver con la cuestión de la simbolización es decir de lo que no es idéntico en sí mismo.
En 1900 Freud se refiere principalmente al concepto de la negación para fundar las relaciones de exclusión reciproca de lo “primario” y de lo “secundario”. El principio de no contradicción que parece ser una característica de la secundarización de los procesos, subraya la incompatibilidad de mantener, sin otra forma de proceso, dos enunciados simultaneados y antinómicos. Sin embargo el símbolo supone que la cosa símbolo sea y no sea idéntica a ella misma y esto no solo porque el símbolo tendría algún excedente sino porque la operación de negación es consustancial al proceso de separación-reunión que la constituye. El registro de las formas de lo negativo se ha alargado considerablemente en el pensamiento de Freud después en la de nuestros contemporáneos.
A la negación se ha venido a añadir la denegación, la desmentida, la forclusión, el borrado la excorporación, el clivaje, etc., muchas formas que fijan localmente o de manera más amplia modos de funcionamiento psíquico y tipos de oposición tópicas, económicas y dinámicas diferentes. Lo que cuenta no es ya solo que una representación psíquica o que una moción pulsional sea excluida-incluida en otra parte sino la forma en la que se opera esta exclusión de la secundaridad, así como el modo de relación a lo que está excluido-negativizado.
Después de 1023 no se puede ya decir el “Inconsciente” no solo porque haya más que uno sino porque su modo de “presencia” varía en función del proceso de negatividad que le constituye. Habrá que precisar Inconsciente en el sentido de una represión, o de una suspensión, o de un clivaje o en el sentido de una negación, etc., los operadores de la negatividad secundaria generan variaciones en el modo de tratamiento de lo que negativizan y generan tipos de procesos primarios diferentes y modos de “vuelta” de lo excluido diferentes también.
Estas formas diferentes de la negatividad están también en la base de algunas formas de convencionalidad “en-por” lo negativo que la vida de los individuos en sociedad, en grupo, en familia o incluso en el coloquio singular de la cura pone en evidencia. El vinculo convencional, el contrato narcisita intersubjetivo puede efectuarse sobre la base fijada de un pacto de negativo (R. Kaës) de una comunidad de la negación (M. Fain), de una forclusión común de un clivaje compartido que estructura modos de secundarización paradójicamente idiosincrásicos este es el problema de las “locuras privadas” (Green) entre dos (M. Little) o entre varios.
El conjunto de esta argumentación, me parece que se inclina a favor de la oposición primario-secundario que Freud elabora en 1900 no es más que un caso particular de un modelo más general de esta oposición estructural. A partir de la diferenciación del sujeto y del objeto, del descubrimiento subjetivo de la exteriorización del objeto, una oposición primaria-secundaria se instala y después se mantiene bajo diferentes formas. Su organización mínima me parece reposar sobre la combinación de cuatro grandes operadores generales, cuyas formas procesuales varían en el tiempo y según los registros de funcionamiento.
La “secundaridad” de los procesos se caracterizan de una manera general por:
la existencia de una modalidad de ligazón representativa,
  1. un tipo de organización convencional intersubjetiva
  2. un tipo de temporalidad
  3. un tipo de negatividad.
Estas cuatro discriminantes forman una matriz cuyos elementos son solidarios entre ellos y se determinan. El levantamiento localizado de uno de ellos abre un proceso paradójico característico de una forma de transicionalidad que reposa sobre el levantamiento particular de uno de los criterios de la discriminación estructural, estando los otros mantenidos.
Así por ejemplo, lo que se llama la regresión (en particular las regresiones tópicas, particulares y formales que hay que diferenciar precisamente de las desorganizaciones, o de las desintegraciones o de las desintrincaciones psíquicas) es un proceso que reposa sobre el levantamiento, o mejor dicho la suspensión de uno de los operadores estructurales de ahí su importancia esencial en la regulación intersistémica.
FUENTE: http://reneroussillon.com/2015/06/02/lo-originario-y-la-transicionalidad/
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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