La ansiedad y yo: enfoque desde la Terapia de Aceptación y Compromiso

Cuando las personas deciden dar el paso de venir a consulta y contar conmigo o con cualquier otro profesional de la Psicología, lo primero que quieren es que hagamos desaparecer todos aquellos síntomas físicos que tan incómodos y molestos le resultan (nauseas, temblores, taquicardias, sudoración, falta de aliento, etc.) para que así puedan ser felices y como en muchas ocasiones manifiestan “poder hacer su vida de antes”. Piensan que la persona del aquí y ahora “no soy yo”, es alguien “nuevo”, “malo”, “enfermo”, y otros tantos de adjetivos que tienen a adjudicarse con todas las de la ley y con todo el malestar que ello les conlleva.
Con esos síntomas físicos empiezan a llegar emociones (tristeza, agobio, miedo, rabia, ira),  la perdida de interés por cosas que eran importantes para ellos/as (ir a tomar un café con sus amistades, continuar en el gimnasio, ir a trabajar/estudiar, etc.), se comienza a evitar situaciones (fiesta de cumpleaños, bautizo, centro comercial, salir con amistades,etc.) y se establece una forma de actuar y comportarnos que nos hace meternos más dentro del agujero.  Entonces luchamos día y noche porque los pensamientos que nos rondan por la cabeza desaparezcan, para que la tristeza se vaya de nuestra vida, para salir a la calle sin taquicardias, para que la relación con mi pareja o mis hijos vuelva a ser la que era antes, y nos vemos que nada cambia, todo sigue igual y me siento cada vez más dentro de un circulo vicioso sin salida al fondo.
Es aquel momento donde deciden recurrir a un profesional de la psicología para que les ayudemos. En mi caso, me suelo encontrar con que quieren que eliminemos todos esos síntomas físicos, esas emociones, esos pensamientos “negativos” que pasan por su cabeza, que su autoestima mejore, etc. Y para iniciar y “abrir boca” y así poder descubrir su entramado mental les pongo dos frases delante de ellos/as para que escogan la más correcta a su forma de ver: “vive bien y te sentirás bien”  o “siente bien y vivirás bien”. ¿Cuál escogerías?
Casi el 90 % de ellos/as escogen una frase, y es la que les ha llevado a la situación que tenemos actualmente, una ansiedad elevada y pensando que tengo un trastorno o que me estoy volviendo loco. Mi labor es explicarles el sistema tradicional de salud mental que tenemos concebidos, donde pensamos, que sentirse mal, es una enfermedad y que los síntomas son causa de una “depresión”, pero yo siempre digo: no todos los síntomas son la causa de la misma enfermedad.
Así que partimos de cero para trabajar con la siguiente premisa. “no vamos a quitar ni a trabajar para eliminar tus pensamientos, emociones, síntomas físicos o recuerdos”, porque no tienen nada de negativos, están ahí y nos indican la importancia que tienen determinadas cosas para ti en la vida. ¿Cómo vamos a luchar para quitar una emoción con el miedo si nacemos con ella?.
Nos vamos a dedicar a evaluar la importancia que tienen para esa persona cada área de su vida (familia, amigos, hijos, pareja, trabajo, ocio, religión, etc.) y de ahí nos vamos a ir fijando metas, valores y objetivos a conseguir.
La frase que vamos a escoger es la de “Vive bien y te sentirás bien” porque de esa forma es como llegan los sentimientos, las emociones y los síntomas físicos diferentes a los que actualmente tenemos, cuando TÚ tienes las riendas del caballo y controlas tú vida.
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María de los Ángeles Calero Serrano
Psicóloga Sanitaria, Perito Forense y Formadora Profesional
FUENTE: https://solucionespsicologica.wordpress.com/2015/08/17/la-ansiedad-y-yo-un-enfoque-desde-la-terapia-de-aceptacion-y-compromiso/
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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