La coherencia del paciente bipolar
En apariencia un paciente que presenta 2 estados tan opuestos nos genera perplejidad aún en el caso de psiquiatras y psicoterapeutas experimentados. Por supuesto que nuestra tarea se ve facilitada cuando hay antecedentes familiares aunque aún en esos casos muchas veces la bipolaridad demora en manifestarse: Se puede tener a un paciente en tratamiento por un Trastorno Depresivo Mayor hasta que recién a los 3 años aparece el primer episodio maníaco o hipomaníaco.
Una vez realizado el diagnóstico correcto el tratamiento más adecuado, a mi entender es el psicofarmacológico y el psicoterapeútico en conjunto.
Me referiré específicamente al tratamiento psicoterapéutico.
Para poder realizar un adecuado tratamiento psicoterapéutico del paciente bipolar es necesario conocer a fondo los psicodinamismos del mismo.
Cuando iniciamos la psicoterapia nos encontramos con un fenómeno sorprendente: Sea que el paciente esté en una etapa maníaca o hipomaníaca del trastorno o en una etapa depresiva del mismo, en ambos casos lo que prevalece es un alto nivel de narcisismo, lo que varía es simplemente la forma de expresión del mismo: En la etapa maníaca o hipomaníaca el paciente, invadido por el narcisismo cree que todo lo puede. De ahí provienen los excesos: adicciones, promiscuidad sexual, falta de respeto para con sus semejantes, violencia, etc.
En la etapa depresiva el paciente se refugia en la queja pero el trasfondo es el mismo que en la otra etapa. El texto de la queja sería más o menos el siguiente :”Cómo el mundo me deja de lado y no me reconoce a mí, que soy perfecto”.
Tener en cuenta el origen común de ambas fases del Trastorno Bipolar nos permite trabajar con el paciente la aceptación de la caída de su narcisismo y la visualización de sí mismo como un ser humano normal con las virtudes y limitaciones de todos los mortales.
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