El miedo a suspender

Según un artículo publicado a principios de este año en El País cerca del 21 por ciento de los universitarios sufren problemas de ansiedad durante los exámenes. Es el miedo a suspender un síntoma muy común y que cada uno debe aprender a manejar a su manera. Realmente es la importancia que le damos al motivo del examen lo que nos pone nervioso y que ese estado de alteración no nos va a ayudar a superar, de hecho en la mayoría de los casos nos va a impedir aprobar.
El trabajo y el estudio a lo largo del año en la gran mayoría de ocasiones debe dar sus frutos en una prueba final y esta tensión nos puede generar un estrés que debe ser considerado como algo normal. Lo realmente importante y complicado es manejarlo correctamente. Un nivel de estrés puede ser aceptable ya que ayuda al cerebro a activarse, pero cuando no se es capaz de manejarlo llegan las complicaciones.
Además del estrés se puede producir la situación contraria, y es que el sujeto puede presentar una situación de dejadez porque sienta que la situación es superior a él, que no encuentre mecanismos para afrontar la presión y se muestre desmotivado. En este caso se produce un rechazo ante la situación que es también generada por el miedo al fracaso.
El estrés frente a las pruebas académicas es una de las situaciones más frecuentes dentro del ámbito educativo. Y en multitud de casos afecta también a otros ámbitos del entorno del alumno. Tanto la familia, los amigos, sus relaciones sociales pueden verse afectadas por el temor al fracaso, asentirse inútil ante lo que se le avecina.

Síntomas del miedo al suspenso escolar

Serán comunes los pensamientos del tipo: “me lo sabía, pero me he quedado en blanco”, “no puedo con ello y voy a suspender” serán las repeticiones constantes en este tipo de ansiedad. Pero a nivel físico se pueden detectar por tener siempre sudor en las manos, alteraciones en la alimentación y en el sueño, náuseas y dolores en la cabeza o musculares debido a la tensión nerviosa. 
Del mismo modo el estudiante se mostrará incapaz de concentrarse y evitará la tarea del estudio modificando la conducta y pasando el tiempo que debiera pasar en el estudio realizando otro tipo de actividades más lúdicas. Es muy frecuente que este tipo de hábitos al final degeneren en no acudir a la cita del examen. 
La autoestima del sujeto se verá perjudicada ya que no se siente capaz de afrontar la tensión del momento y comenzarán los pensamientos más negativos posibles sobre uno mismo. Muchos de los actuales fracasos escolares vienen de no verse capaz de superar los exámenes y de tanto decírselo a uno mismo acaba por interiorizarse. 
El mido al suspenso es un hecho que hay que valorar en su justa medida, especialmente si se repite en el tiempo. Si siempre que hay que enfrentarse a una prueba, el miedo a no superarla se apodera de uno mismo ya no sólo supondrá la posibilidad del temible fracaso escolar sino que puede verse repetida la misma conducta ante otras situaciones de la vida. 
El propio alumno debe darse cuenta de que este hecho se repite y debe considerar la posibilidad de solicitar ayuda a su entorno. Este hecho conlleva un proceso de madurez que se produce de forma más frecuente en el ámbito universitario. Si se es preciso pedir ayuda a algún compañero de clase, amigos o padres es cuando se puede plantear la posibilidad de acudir a un especialista. Como la gran mayoría de los problemas psicológicos si detectamos en la infancia, corregimos durante la adolescencia, los frutos se podrá percibir en esta misma etapa o ya unos años más tarde.
No se trata más que unos miedos, en la mayoría de los casos infundados y estos miedos hay que superarlos para conseguir los objetivos que nos proponemos. 
Para ayudar a nuestro hijo adolescente, los padres pueden actuar en todas las áreas en las que sea posible. Así pueden intentar ordenar sus hábitos de sueño o las comidas, se le puede proponer una programación en el estudio para que se combine con el tiempo necesario para el descanso. 
Del mismo modo existen muchas técnicas que le pueden ayudar a desconectar y relajarse, desde el control de la respiración, la relajación de los miembros que se encuentre tensos. Especialistas en el campo psicológico recomiendan dedicar unos minutos antes de empezar la prueba a escribir en un papel nuestros miedos, pensamientos y sentimientos. También en el entorno familiar y social es conveniente reforzar sus pensamientos positivos y fomentar de esta manera su autoestima para que acabe creyendo que es capaz de superar esta prueba y todas las que le vengan después. 


FUENTE: http://psicoter.net/blog/item/51-el-miedo-a-suspender

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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