Edad mental vs. Edad cronológica en el adulto joven

Es natural y cotidiano la percepción acerca de, cómo la edad mental y la cronológica no se correlacionan automáticamente en el desarrollo de la psique de un individuo.
Sin embargo, actualmente se ha acentuado una tendencia, en la cual, muchos jóvenes de entre 18 y 21 años de edad cronológica (dependiendo de las culturas y razas), quienes supuestamente pasarían a formar parte de las filas de los adultos ante una sociedad, aún demuestran actitudes, comportamientos, pensamientos y emociones propias de edades mentales adolescentes. Ellos se encuentran virtualmente atrapados, en un mundo donde se les exige ciertas responsabilidades acerca de lo que se espera del ser adultos.
Sin embargo el modus vivendi tan arraigado aún por hábitos de adolescentes, continuamente los arrastra, hacia un estado de inmadurez que forma parte de su círculo de confort cotidiano.
Estos adultos cronológicos con edad mental de adolescentes, no asumen las opciones de su entorno, y por ello, desplazan sus decisiones hacia situaciones donde sus intereses y gustos inmaduros les sean más satisfactorios, evitando la responsabilidad y seriedad que conlleva la nueva edad cronológica alcanzada.
Muchos padres, a veces por sentimientos de culpabilidad, otras por falta de autoridad o simplemente por dejadez, permiten que sus hijos mantengan sus decisiones inmaduras dentro de su círculo de confort, en ese continuo devenir sin responsabilidad alguna. Ejemplos comunes de ello, son el regalo de un automóvil para su uso personal sin realmente necesitarlo, o permitir que abandonen sus estudios universitarios por decisiones personales, sin medir las consecuencias.
En estos casos los padres estarían entregando un producto no formado ante la sociedad, es decir, un adulto eternamente adolescente, el cual puede que no pueda ejercer sus funciones racionales cronológicas a la hora de tomar decisiones correctas y trascendentales en su vida, tales como el momento en que el individuo deba salir a buscar empleo o cuando deba asumir sus roles familiares, fundando una familia.
La principal responsabilidad recaerá entonces, en manos de los padres, a partir de la observación directa hacia sus hijos. Si aquel adulto joven aún manifiesta conductas que son propias a un estadio mental propio de adolescentes, será necesario que aun sus padres en calidad de adultos como modelos, en condición de cronología y mentalidad, tomen las decisiones correctas con primacía a las del individuo. Pues, como reza el dicho: “Si no eres responsable de tomar tus propias decisiones, alguien más las tomará por ti”
Se torna relevante el hecho de realizar una terapia familiar o una psicoterapia individual, ya que mediante éstas, se podría conseguir que aquel adulto adolescente, tome consciencia de las principales falencias que necesita mejorar en pro de su bienestar presente y futuro, hacia la total aceptación de su nuevo estadio psicoevolutivo, y así encaminarse hacia el ser un individuo sano, feliz, totalmente competente y productivo para la sociedad.

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