Duelo: Qué ayuda y qué hace más difícil seguir adelante

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Este caso es una continuación del caso publicado en el artículo “Duelo: cuando no se supera la pérdida”
La madre de José murió cuando él tenía diez años. Sólo tiene algunos recuerdos inconexos sobre los días que siguieron a la muerte de su madre. Recuerda que ese día vino a buscarlos a la escuela la hermana de su padre. Su tía estuvo callada todo el trayecto desde la escuela hasta casa. Cuando llegaron a casa su padre y sus tíos estaban allí, pero su madre no estaba. Cuando les dieron la noticia alguien le dijo “tienes que ser un hombrecito para cuidar de tu hermana” José no lloró. El día del tanatorio preguntó si podía ver a su madre, pero su tía les dijo que era mejor para él y para su hermana que la recordaran en vida. Dos días más tarde José estaba llorando en su habitación, su padre entró, se lo quedó mirando un momento y le dijo: “¡La vida es para vivirla, no para lamentarse! Su padre cuidó de ellos a partir de entonces. En palabras de José: “Trabajó muchísimo para sacarnos adelante, tuvo una vida muy dura pero nunca le oí quejarse”
Cuando murió su padre, él era un hombre de cuarenta y dos años casado y con un hijo pequeña. Al principio, José aparentaba estar bien. Estaba pasando una etapa de estrés en el trabajo y pensó que centrarse en el trabajo y en cuidar de su familia le ayudaría a superar el dolor. Su esposa siempre lo había considerado un pilar en su vida, una persona fuerte y segura en la que sostenerse. No estaba acostumbrada a cuidar de él, cuando murió su suegro y su marido empezó a estar mal no supo cómo reaccionar. Con el paso del tiempo José empezó a sentirse cada vez peor, creía que había llevado bien la enfermedad de su padre pero ahora no paraban de venirle recuerdos de sus últimos meses y soñaba casi todas las noches con él. Sentía que no podía hablar de eso con su mujer porque tenía miedo de derrumbarse delante de ella, y porque sentía que ella no comprendería por lo que estaba pasando. Se fue sintiendo cada vez más solo, más vacío y más resentido con su mujer. Todas esas circunstancias desembocaron en su separación y en la decisión de José de empezar un tratamiento.
En este artículo pretendo abordar en qué circunstancias la persona en duelo puede sentirse más vulnerable o más sobrepasada por las emociones, es decir qué factores hacen que sea más probable que se dé un duelo complicado.
Pensemos en la historia de José: Perdió a su madre de pequeño en un duelo que no pudo ser elaborado. Algunas de las circunstancias que dificultaron la elaboración del duelo por su madre como por ejemplo, el hecho de que la pérdida fuera inesperada no podían ser modificadas. Sin embargo, la reacción de su familia sí podría haber sido diferente. La familia de José reaccionó ante la pérdida negando y evitando los sentimientos de tristeza y vulnerabilidad. No tener apoyo interpersonal, o que las personas del entorno minimicen la pérdida o nieguen a la persona en duelo la expresión sus sentimientos impide la elaboración del duelo. Muchas veces intentamos proteger a los niños pequeños de la idea de la muerte y parece que esa fue la reacción de su tía al impedirle ver a su madre, sin embargohaberse podido despedir de su madre le habría permitido integrar mejor su pérdida en su vida.
Es importante cómo vivió José la pérdida de su madre porque la historia de pérdidas anteriores es uno de los factores que mejor predicen cómo será la vivencia de una pérdida presente. Cuando los duelos anteriores han podido completarse y se ha podido integrar la pérdida en la vida de la persona es más probable que las personas superen también con éxito sus duelos presentes. Otros factores que también influyen en cómo José afronta el duelo por su padre son un tipo de personalidad autosuficiente, José no ha aprendido a mostrarse vulnerable delante de los demás y no puede buscar apoyo en su entorno social con facilidad. Por otro lado, el hecho de que él sea el sostén económico de la familia y que se sienta obligado a no desfallecer, refuerza que José evite afrontar su duelo. Finalmente, la separación supone para José un duelo acumulado, y unida a un posible litigio por el régimen de visitas de su hijo dificulta que pueda superar sus pérdidas.
En un momento de duelo, solemos identificar a la persona que expresa más abiertamente su dolor como la más necesitada de apoyo. Sin embargo, esto a menudo no es así, existen una serie de factores de riesgo que exponen a las personas, se muestren o no aparentemente fuertes, a sufrir un duelo complicado. En unas circunstancias como las que explico en este caso, recurrir al entorno cuando éste puede ofrecernos apoyo y comprensión, o a la ayuda de un psicoterapeuta cuando el entorno no es capaz de cumplir su función de acompañamiento, puede ayudarnos a seguir adelante.

FUENTE: http://psicoterapiacotidiana.com/duelo-que-ayuda-y-que-hace-mas-dificil-seguir-adelante/
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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