Duelo: Cuando no se supera la pérdida

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José perdió a su padre hace un año y se separó de su pareja hace tres meses. La madre de José había muerto repentinamente cuando él tenía diez años y a Juan lo crió su padre. La muerte de su padre fue tras una larga enfermedad y él al principio sintió que le aliviaba la idea de que como mínimo hubiese dejado de sufrir. Intentó pensar en la muerte de su padre como un proceso natural y quiso centrarse en el trabajo como una forma de superar el dolor. Sentía que necesitaba seguir adelante y no fallar a su mujer y a su hijo. Al principio se sintió capaz de continuar con su vida y tanto su familia como sus compañeros de trabajo se asombraron de que diez días después del funeral José se sintiese ya capaz de recuperar su ritmo habitual. Con el tiempo empezaron a aparecer lo que él denominaba ataques repentinos de tristeza, crisis de llanto y angustia que le sobrevenían de forma inesperada. Rumiaba con frecuencia acerca de la enfermedad y la muerte de su padre, empezó a tener problemas para dormir y cuando conseguía dormir frecuentemente tenía pesadillas que no le permitían descansar adecuadamente. Con el tiempo empezó a sentirse profundamente decaído y a mostrarse hosco ante los intentos de acercamiento de su esposa. En el momento en que su esposa solicitó la separación José hacía tres meses que estaba en tratamiento psiquiátrico con antidepresivos y ansiolíticos.
La mayoría de las personas que sufren la pérdida de un ser querido viven su duelo con dolor, pero con el tiempo son capaces de adaptarse y rehacer su vida. Sin embargo alrededor del 10 % de los casos de duelo no superan la pérdida y terminan convirtiéndose en lo que los profesionales llamamos duelos complicados. Este artículo intenta explicar qué es un duelo complicado y qué lo diferencia del duelo normal. En futuros artículos hablaré acerca de cuáles son los factores de riesgo y los factores preventivos de un duelo complicado.
Para hablar acerca de lo que es un duelo complicado, primero necesito hablar acerca de la función adaptativa o reguladora de las emociones. Nuestras emociones cumplen una función, como una brújula que nos ayuda a entender y adaptarnos a la vida que vivimos. Es fácil entender cuál es la función de emociones como el miedo, que nos ayuda a anticipar y protegernos de las amenazas, o el enfado, que nos permite poner límites y proteger nuestro espacio vital. Normalmente nos es más difícil comprender cuál es la función de la tristeza y el dolor. En mi opinión la tristeza cumple las siguientes funciones: Por un lado, nos señala la necesidad de pedir ayuda y compañía. Por otro, gracias a ella podemos resolver asuntos inconclusos con la persona que falta. Con esto me refiero a que la tristeza es generalmente una emoción introspectiva: gracias a ella recordamos la relación que hemos tenido con nuestro ser querido y en el mejor de los casos somos capaces de elaborarla y darle un significado que nos permita integrar la pérdida en nuestra vida. A través de esta elaboración logramos aceptar la pérdida como algo inevitable y sentir alegría y agradecimiento por el tiempo compartido con la persona que ya no está.
Un duelo complicado aparece cuando la intensidad de la emoción es mayor de lo que la persona es capaz de sostener. Ésta, sobrepasada por el dolor genera estrategias para disminuir la intensidad de lo que siente. Este tipo de estrategias impiden que el procesamiento de las emociones cumpla su función adaptativa. Hablo de formas de pensar, sentir o comportarse como algunas de las que aparecen en el caso: José al principio parece negar la repercusión emocional de la pérdida. Posteriormente, se muestra hosco con su esposa, de esta forma la rabia desplazada le permite no sentir el dolor. Así mismo, las rumiaciones sostienen una ilusión de control sobre lo que fue la enfermedad y la muerte de su padre. Finalmente, la aflicción y el abandono son formas de no enfrentar el hecho de tener que seguir adelante con su vida. Otros ejemplos de estrategias defensivas serían por ejemplo: mantener la habitación y las cosas de un ser querido fallecido hasta muchos meses después de la pérdida, visitar la tumba en el cementerio varias veces por semana, o desarrollar conductas (adicciones, obsesionarse con el trabajo, el sexo, el ejercicio, etc.) que funcionen como tapadera del dolor.
¿Son las estrategias defensivas indicativas de un duelo complicado? No, las estrategias defensivas se dan en todos los procesos de duelo y forman parte de la manera que tenemos las personas de lidiar con el dolor. Habitualmente las personas en duelo oscilan entre momentos de evitación y momentos de conexión con la emoción dolorosa. Este tipo de estrategias se convierten en indicativas de un duelo complicado cuando la persona se queda anclada en ellas por un periodo prolongado de tiempo y éstas le impiden seguir adelante con el proceso de duelo e integrar la experiencia de la pérdida. Finalmente, me gustaría añadir que cuando hablo de un periodo prolongado de tiempo soy conscientemente inespecífica. Los manuales de diagnóstico hablan de periodos de tiempo para el diagnóstico de duelo complicado, pero a mi juicio nadie puede decirle a otra persona cuánto puede durar su duelo, de la misma forma que es difícil señalar cuando éste ha terminado. La evaluación de lo que es o no es un duelo complicado debería darse más en función de si ha habido una evolución hacia la integración y la aceptación desde el momento de la pérdida.

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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