Sincericidio

sincericidio1. ¿Que es el sincericidio?
Es el acto por el cual una persona, que creyéndose sincera, honesta o dueña de la verdad -cuando en realidad está siendo desconsiderada, carente de tacto e irresponsable verbalmente- comunica a otra cierta información, produciéndole una herida emocional significativa.
Esta herida puede llevar años en sanar o lo que es peor aún: no sana nunca; deteriorando, en muchos casos, gravemente la autoestima.
El sufijo cida, de origen latino, significa “aquello que mata” y por extensión lo que destruye o extermina. Por ej. suicida es quien se mata a sí mismo, femicida es el que mata a una mujer y sincericida literalmente significaría aquel que mata a la sinceridad, pero en este caso, la idea simbólica es otra. A través de este neologismo, la sinceridad no es la que muere sino la que mata. Es la sinceridad, fuera de lugar, que en vez de convertirse en herramienta de ayuda deviene en instrumento “de muerte”. No hay uso de la sinceridad, hay abuso de ella. Y todos los abusos, aun de algo bueno, son perjudiciales.
Todo sincericidio es una agresión. Y si bien hay sincericidas, es decir, personas que viven realizando sincericidios, la verdad es que todos, alguna o varias veces, también los hemos cometido. Nadie está exento.
 
2. ¿Que diferencia hay con la sinceridad?
La diferencia es que la verdadera sinceridad no lastima porque su intención es ayudar a que el otro vea ciertas cuestiones que por alguna razón no puede ver y nunca se olvida de preservarlo en esa intencionalidad. El sincericida también puede -o no- tener buenas intenciones, pero siempre termina produciendo un daño, pues como dice el refrán “el camino al infierno está lleno de buenas intenciones”. No alcanza con querer ser honesto, hay que saber como serlo.
 
3. ¿Por que las personas que "dicen las cosas de frente" se sienten orgullosas?
En primer lugar: no está mal decir las cosas de frente. Al contrario, es un valor hablar de modo franco, sin eufemismos que enturbian la comunicación. Pero aquí el problema reside en que estas personas, más “que hablar de frente”, “atropellan de frente” que no es lo mismo. Y lo peor es que ¡creen que hacen lo correcto! Lo reitero: no está mal decir las cosas de frente, siempre y cuando se conozcan el valor y la importancia que tienen las palabras. Se trata de saber usarlas adecuadamente.
Los que “atropellan de frente” creen que en un mundo donde prevalece la hipocresía y lo políticamente correcto, ellos son los distintos. Y no es así.
 
4. ¿Que hay que evaluar antes de decir la verdad?
A quien me dirijo, qué es lo que tengo que decir, que vínculo tengo con esa persona, su edad, su madurez, su nivel cultural, etc. Estos aspectos estarán presentes en todo momento y siempre pensará en el interlocutor. Los cinco axiomas de Paul Watzlawick suelen ser muy útiles en estos casos.
Hay que tener presente que se puede decir lo mismo con otras palabras, aunque uno debe asegurarse de saber si se entendió lo que se intentó transmitir. Además ¿estoy seguro de que estoy diciendo la verdad? ¿Acaso soy su dueño? Porque muchos dicen: “yo te digo la verdad, no me equivoco” ¿Y si estoy equivocado? El gran problema de los sincericidas es que en su mayoría son bastante soberbios. Muchas veces les gusta decir las cosas, pero no que se las digan a ellos. O lo aceptan pero se genera una escalada de violencia verbal terrible.
 
5. ¿Que pasa cuando herimos al otro?
Una herida emocional se asemeja a una física. El dolor es inicialmente espiritual aunque si pensamos que cuerpo y alma están íntimamente ligados, la diferencia casi es mínima. Su origen es emocional, pero afecta íntegramente a la persona.
Borges decía: "Me duele una mujer en todo el cuerpo". Y no se equivocaba.
Esta herida puede quedar cerrada, sin embargo a veces, quedan cicatrices o como esos vestigios de operaciones, de las que ya han pasado años, pero hay días en que “duelen”.
 
6. ¿ Cómo conviene decir una verdad que hiere ?
A veces el dolor es inevitable, pero lo que uno puede hacer es disminuirlo, atenuarlo. Esto es como una intervención quirúrgica obligatoria. Hay que hacerla para preservar la vida, pero con una buena profilaxis y con anestesia se puede llegar al mismo término con menos dolor. Así se deben trabajar las verdades.
Daniel Goleman en su célebre “La Inteligencia Emocional” dice lo siguiente: El psicólogo Haim Ginott (…) afirma que la mejor forma de expresar una demanda responde al modelo «XYZ», es decir, «cuando dices X me haces sentir Y, pero me habría gustado sentirme Z». Por ejemplo: «cuando no me llamaste por teléfono y no me avisaste de que llegarías tarde a nuestra cita para cenar me sentí despreciada y enfadada. Me habría gustado que me advirtieras de tu retraso», en lugar del habitual «eres un desconsiderado y un egoísta».
Una variante de este modelo es lo que se conoce como “crítica sándwich”. Consiste en, antes de decir la verdad dolorosa, plantear o reconocer algo positivo y luego de decirla, una idea optimista o expresión de aliento para cerrar, como si todo lo dicho constituiría literalmente un sándwich. Lo reitero: se puede decir lo mismo, incluso obtener mejores resultados, porque el otro recibe el golpe pero también el apoyo y no queda dolorido, sino fortalecido. Además, el vínculo se preserva.
 
7. ¿Debería diferir la manera de decir las cosas con distintas personas: pareja, familiares, amigos, jefes, etc?
Sí, claro. (respondida en la pregunta 4)
 
8. ¿Ocultar es igual a mentir?
En líneas generales, yo diría que sí. No obstante la pregunta se complejiza porque todo depende de cada caso en particular. Ocultar es mentir, porque la verdad es total o no es verdad. No hay verdades a medias, salvo cuando el otro no está preparado para escuchar o no es el momento. Ahora bien, es lícito preguntar ¿cómo se determina si el otro realmente no está preparado o es el momento adecuado? Lo reitero: hay que evaluarlo en cada circunstancia. Nadie le diría de la misma manera a un niño de cinco años que su padre murió que a un adulto de cincuenta y no es lo mismo reprender a un adolescente de 14 años en su primera incursión laboral que hacerlo con un empleado con veinte años de experiencia. En todos estos casos, se debe decir la verdad, pero claramente no se hará de la misma manera. Y siempre es bueno recordar que uno puede consultar a un psicólogo para despejar dudas.
 
9. ¿Que tan grave es mentir?
No en vano Jesús dijo “La verdad los hará libres”. No hay nada más liberador y sano que vivir y moverse en la verdad porque para el mentiroso, mentir implica tapar, sobreactuar, fingir, etc. Sumado a esto, queda preso en recordar sus mentiras para poder perpetuarlas (muchas veces la situación se termina convirtiendo en una carga) y en el caso del mentido, paran él constituye una falta de respeto porque hay un otro que se atribuye no decirle la verdad y por lo tanto acotándole su libertad, porque es importante aclarar que nadie es totalmente libre si no sabe la verdad, pues elige en base a ficciones.
Por otro lado, en el acto de mentir se pone en juego una relación de poder muy interesante. Pero ya esto es otro tema.
 
10. ¿Existen las mentiras piadosas? ¿Cómo las definirías?
Sí, se las llama piadosas porque no están movidas por un interés personal, o un beneficio propio. También se las denomina “mentiras blancas” (porque serían inocentes). Son mentiras que, en general, se consideran pequeñas o banales aunque también las hay importantes. Se hacen para proteger al otro de una verdad demasiado dura o por el contrario una verdad pequeña pero muy inconveniente o difícil de manejar. 

FUENTE: http://www.serfelices.org/psicologia/112-sincericidio
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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