Aprendiendo de los fracasos

Desde una perspectiva psicológica
Vivimos en una sociedad que hace apología del éxito. Se ha olvidado o no se tiene en cuenta que la vida es un transcurrir entre éxitos y fracasos. No podríamos hablar de “éxito” si no conociéramos el fracaso o en contraposición al mismo. Son los fracasos los que nos enseñan a lograr los éxitos. No nos pondremos a cuestionar en este artículo a qué le decimos éxito. Convengamos que es lo que todos entendemos. Éxito como logro de metas y objetivos valorados positivamente por el entorno. Un profesional que trabaja bien y gana bien. Una madre que tiene hijos sanos que no traen problemas ni dificultades en la familia. Una pareja que se relaciona bien y permanece en el tiempo. Un empresario que hace crecer su empresa. Alguien que consigue generalmente lo que quiere. Digamos que una persona a la que le va bien en uno o varios aspectos de su vida es una persona “exitosa”.
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Con este ideal que puede ser positivo, lograr metas, hacer las cosas bien, hacer que los negocios prosperen, que las familias crezcan sin dificultades podemos incursionar en un idealismo exagerado. Las dificultades están presentes en el mundo, en la vida. Ignorarlas no nos hará más felices. Todo lo contrario nos mantendrá con una baja tolerancia a la frustración y entonces nos costará reivindicarnos socialmente. Y aquí tenemos el aspecto psicológico. Los psicólogos “medimos” la tolerancia a la frustración de las personas. Cuando la tolerancia es alta sabemos que estamos ante un “yo” fuerte. Una persona que va a salir bien de las dificultades. Cuando la tolerancia a la frustración es baja, tenemos que trabajar en fortalecerla, porque con una tolerancia baja es muy difícil hacerse un lugar en esta sociedad.
Si ante un fracaso desistimos de una empresa cualquiera sea, seguramente nos alejaremos el éxito mas y mas.
Dice Osho que a los niños no hay que brindarles todo lo mejor como es la tendencia en occidente. Considera Osho que los niños tienen que “sufrir” algunas incomodidades, pasar por algunas dificultades para que al crecer valoren y aprecien las cosas buenas, los logros, las comodidades. ¿Cómo podría alguien apreciar lo que es bueno si no lo puede contraponer con algo malo? Sin llegar a una postura extrema como la de Osho nos inclinamos a pensar que muchas veces como padres cometemos algunos errores que perjudicarán a nuestros hijos en el futuro. Tendemos a evitarles cualquier tipo de sufrimiento y/o frustración pensando que de este modo les protegemos ¿de qué? De la frustración seguramente. Y la frustración es algo que nos fortalece y nos hace valorar los logros. Lo que tendríamos que enseñarles a nuestros niños es a aprender de los fracasos. También los adultos tenemos que aprender de nuestros fracasos diarios.
Cuando pierden un partido de fútbol, cuando se sacan una mala nota, cuando pierden una prueba no es momento ni de castigarlos ni de paliar la situación con alguna especie de premio como “no importa, mamá te va a llevar al cine” o “no te preocupes papá te va a comprar el juego que querías”. Porque a nadie le gusta ver “sufrir” o ver “llorar” a su hijo. Pero la vida misma es así. El llanto de hoy puede transformarse en el pensamiento positivo y crítico que nos permita los logros del mañana.
Cuando nuestros hijos fracasan es momento de evaluar la situación. . Si es una prueba, tal vez no estudió suficiente, tal vez no estaba lo suficientemente descansado, tal vez no supo plantear las dudas sobre el tema. Si es un partido de fútbol es más sencillo aún. Porque cualquiera puede entender que un equipo gana si el otro pierde o hay empate. Más allá de eso es bueno centrarnos en las cosas que podemos mejorar sin lamentarnos de lo pasado.
Todos conocemos el descubrimiento de Edison de la lámpara incandescente y del telégrafo, pero nadie conoce los fracasos de Edison antes de llegar a sus grandes descubrimientos. ¿Cuántos experimentos le habrán salido mal? Muchísimos ¿Cuántos inventos le habrán quedado por el camino? ¿Y qué si ante el primer fracaso se hubiese dedicado a otra cosa? Éste es un ejemplo claro de que los éxitos difícilmente se logran de entrada. Analizando los grandes éxitos de la humanidad o a las personas exitosas podremos darnos cuenta que difícilmente hallan llegado en una primera oportunidad. El éxito es un largo recorrido a veces puede reconocerse públicamente como en el ejemplo de Edison y otras son éxitos privados que no tienen por qué trascender. Cada día nos encontramos con dificultades que hay que afrontar, todas de distintas magnitudes y para cada uno tendrán un significado diferente. Lo mas importante es que cuando sentimos que algo no nos ha salido bien y evidentemente no podemos dar marcha atrás entonces lo mas sabio que podemos hacer no es lamentarnos sino hacer un análisis crítico de la situación para ver cómo revertirla en el futuro. ¿Como poder superar lo que nos ha pasado? En la resolución de esta pregunta es que tenemos que concentrarnos. Evitar repetir errores. Y lo más importante aprender de los errores ya cometidos. Y vendrán más errores así que lo mejor es estar bien preparados. Otra actitud positiva es que cuando no sabemos como resolver un problema lo consultemos con alguien de confianza o que busquemos ayuda especializada.
La conclusión final es tan simple como que no hay éxitos sin fracasos por tanto el prejuicio hacia el fracaso es falaz.
Autor: Prof. Psic. Fabiana Pérez
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FUENTE: http://www.centrodealternativas.com/
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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