LA MENTE IMPORTA: AFRONTAMIENTO Y EVOLUCIÓN DEL CÁNCER

David Spiegel. Journal of Psychosomatic Research 50 (2001)
Elaborado por: Alfonso Castiblanco y Carolina Delgado


Resumen
Existe la idea popular pero controversial que tener una determinada actitud frente al cáncer marca una diferencia en su evolución. Muchos oncólogos y cirujanos creen que el tipo de tumor y su estadio, la salud en general, y el tratamiento médico, son los únicos responsables de la variación en los resultados. Mientras que muchos pacientes y familiares creen que tener una actitud positiva genera una diferencia en cómo evoluciona la enfermedad. Esto lleva a dos preguntas empíricas: (1) ¿Cuándo se toma en cuenta el pronóstico médico, el afrontamiento afecta la evolución de la enfermedad?, y (2) ¿Qué constituye una “actitud positiva”?
Introducción.
Tschuschke y cols., reportan que existen tipos de afrontamiento como la evitación y el “espíritu de lucha”, que predicen una mayor supervivencia en adultos con leucemia. El estudio fue realizado con 52 pacientes con un periodo de seguimiento de cinco años. Se encontró que, la actitud fue un predictor del resultado, independientemente del estadio de la enfermedad. Este estudio es consistente con otros al mostrar que las actitudes logran una diferencia, confirmando que un “espíritu de lucha” favorece el pronóstico en pacientes con cáncer de seno metastático. La desesperanza y la depresión fueron predictores de mortalidad, además de favorecer la incidencia del cáncer de seno. Entonces, parece que la mente juega un papel importante en la evolución del cáncer.
La evitación de la enfermedad aísla a los pacientes de sus allegados y hace más difícil manejar las inevitables emociones de dolor que acompañan una enfermedad seria y un tratamiento arduo, además, dificulta planear medios adicionales de afrontamiento.
La participación en la terapia de grupo para pacientes con cáncer, provee una confrontación con aspectos difíciles de la enfermedad incluyendo su progresión y la muerte; manejando bien tal confrontación puede llevar al crecimiento personal, a la estimulación de habilidades del paciente para afrontar el miedo a morir, mejorar sus síntomas y reorganizar las prioridades en la vida.
Ciertamente los pacientes confrontados con la vivencia de otros que se encuentran “en el mismo barco” generan sentimientos de ser afortunados como sobrevivientes, aprenden a afrontar la enfermedad y pueden ayudar a que otros lo hagan.
Efectos de la terapia de apoyo.
Existe evidencia en tres de seis ensayos aleatorizados que el apoyo psicosocial está asociado con una mayor superviviencia en pacientes con cáncer de seno, melanoma maligno y linfoma. El ensayo de Richardson es relevante para el estudio de Tschuschke, mencionado anteriormente ya que involucró pacientes con linfoma y leucemia. Aquellos pacientes asignados aleatoriamente a un programa intensivo educativo de visita domiciliaria, ayudó no solo a una mejor adherencia al tratamiento médico, sino incluso significativamente vivieron más tiempo. Un componente de las intervenciones efectivas, es tratar directamente con la angustia emocional asociada con el miedo a la progresión de la enfermedad.
Mediadores Fisiológicos.
Hay un número finito de posibles mecanismos que pueden afectar la fuerte resistencia a la evolución del cáncer: el sistema nervioso central por medio de las conductas saludables, el sistema endocrino, el sistema inmune y el sistema nervioso autónomo. El estudio Richardson citado anteriormente, indica los efectos positivos psicosociales sobre la conducta, pero el cambio comportamental por sí solo no da cuenta del tiempo de sobrevida. Eso es algo que se ha encontrado en una revisión sobre la supervivencia lograda en los pacientes con cáncer de seno metastásico asociada con terapia de grupo expresiva; por lo que la atención se ha centrado en otros mecanismos fisiológicos especialmente los que implican el sistema endocrino e inmune.
Existen estudios que demuestran un vínculo significativo clínicamente entre el cáncer y la función endocrina; muestran una asociación entre pérdida de variación diurna de cortisol y un menor tiempo de supervivencia en pacientes con cáncer de seno. También se demuestra que la evaluación del apoyo que reciben los pacientes con cáncer de seno de su entorno social, se asocia con niveles más bajo de cortisol en las mañanas; este vínculo entre apoyo social y cortisol en cáncer de seno, se confirmó en una prueba clínica demostrando que el apoyo de grupo para las pacientes reduce el promedio de los niveles de cortisol.

Feldman y cols., identificaron un tumor de próstata de células revestidas con receptores andrógenos que fueron activadas por cortisol, sugiriendo que el cortisol relacionado al estrés podría estimular un crecimiento del tumor más rápido. Otros estudios han demostrado efectos neuroendocrinos por el estrés, depresión y PTSD sobre la función HPA. Se ha mostrado que el estrés afecta la recaída en cáncer de seno, VIH y enfermedades cardiovasculares.

El estrés crónico se asocia con agotamiento nervioso que afecta la resistencia del cuerpo para mejorar. El sistema inmune es un transductor importante de estrés e influye en las efectos de la enfermedad; las células NK son particularmente importantes para el cáncer y su actividad citotóxica, como su cantidad puede ser estudiada fácilmente las NK representan una población distinta funcionalmente de linfocitos derivados de la médula ósea con unas características diferentes de las células T y B. El funcionamiento de estas células es reactivo al estrés, por ejemplo un número incrementado de las células NK y/o la actividad de las células NK, se notan inmediatamente después de un estrés psicológico breve se nota su incremento de las células NK (p. ej. Tareas de conflicto cognitivo, cálculos aritméticos y la práctica del jumping).

Se sabe que las células NK matan varios tipos de células tumorales in vitro en estudio con animales. La relevancia clínica potencial de las células NK en el ser humano, muestra que las pacientes de cáncer de seno que tienen un pobre ajuste y un bajo soporte social presentan una actividad más baja de las células NK, y que la actividad de las células NK predice la evolución de la enfermedad y su recurrencia.

Fawzy encontró en una prueba aleatorizada sobre el efecto de la psicoterapia de grupo con pacientes con melanoma maligno, que la participación en el grupo se asoció con un aumento significativo de la actividad de las células NK inducidas por Interferón-alfa con un seguimiento de seis meses. El análisis de los resultados seis años más tarde indicó que las líneas de base más altas de los niveles de actividad de las células NK predijeron significativamente recaídas más bajas y se observó un beneficio de supervivencia de sujetos en tratamiento, aunque los incrementos inducidos en tratamiento de la actividad de las células NK no se relacionaron con el resultado médico. Se observó en animales una conexión similar entre estrés e inmunosupresión inducida por cortisol y un incremento en la evolución del cáncer.
Conclusión
Mientras no es aun claro como la actitud, el soporte social y la intervención psicoterapéutica pueden influir en la tasa de evolución del cáncer, el hecho es que actualmente hay una relación más clara entre estos factores y la evolución del cáncer. Así mismo, la búsqueda de mecanismos de afrontamiento también esta creciendo. El tipo de actitud que parece ayudar no es un optimismo ciego sino más bien un optimismo realista –enfrentando lo peor pero esperando lo mejor. Los pacientes con cáncer en nuestro grupo de apoyo preguntan bromeando “¿Estoy vivo todavía?”, sí, viven mejor, si lo están.


FUENTE: http://www.humanas.unal.edu.co/psicooncologia/documentos/articulos-en-linea/la-mente-importa/
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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