Angustia y Ansiedad




La ansiedad es una emoción universal. Es una reacción instantánea ante
el peligro y se manifiesta mediante un conjunto de respuestas psicológicas y fisiológicas.

Estas respuestas ejercen una función adaptativa y protectora del ser humano.


Existe un problema serio de ansiedad, cuando los síntomas
provocan un malestar importante o un deterioro en las relaciones familiares,
sociales, laborales o de otras áreas importantes de la persona que lo padece.
Los factores que participan en el desarrollo de un trastorno de ansiedad,
pueden ser biológicos, psicológicos o circunstanciales.


Muchas personas experimentan desajustes cerebrales. Otras
enfrentan dificultades de adaptación, conductas aprendidas, experiencias
traumáticas, ansiedad colectiva o ciertas predisposiciones.

La ansiedad también puede ser provocada por factores
secundarios como el consumo excesivo de cafeína, alcohol y otras drogas.
Ciertas enfermedades médicas también causan trastornos de ansiedad.


Es fundamental que el paciente se someta a una evaluación profesional,
debido a que los padecimientos de ansiedad tienen diferentes modalidades de
aparición en cada persona y pueden confundirse con otras enfermedades o trastornos.


 Estos trastornos se clasifican en:
ansiedad generalizada, fobia específica, fobia social, estrés postraumático,
agorafobia, ataques de pánico o angustia y trastorno obsesivo-compulsivo.

 
Ansiedad generalizada


La ansiedad generalizada está asociada con preocupaciones crónicas,
excesivas y aprensivas que son muy difíciles de controlar.
Por ejemplo, miedo a que algún familiar o la misma persona que sufre
este trastorno, puedan tener un accidente, enfermarse o morir.

Este temor implica anticipar desastres todo el tiempo, mostrarse
excesivamente ansioso por la salud, el dinero, la familia o el trabajo,
aún cuando no existan motivos para hacerlo.
Este comportamiento mantiene al paciente en un estado enfermizo,
que dura casi todo el día y afecta la calidad del sueño por la noche.
A diferencia de las fobias, la ansiedad es constante, no se limita a un evento
específico y no se presenta exclusivamente en forma de crisis.

Este trastorno puede presentar síntomas como:
nerviosismo, irritabilidad, impaciencia, fatiga, inquietud, dificultad para
concentrarse, tensión muscular, tics, temblores, dolor de cabeza, movimientos
en las piernas, incapacidad para relajarse, alteraciones del sueño, sudoración,
taquicardias, mareos, problemas gastrointestinales, sequedad en la boca, mareos,
respiración agitada y una sensación de tener un nudo en la garganta.





Fobia específica


Es frecuente que se confunda la fobia con el miedo. Sin embargo,
son dos conceptos diferentes. El miedo es una respuesta emocional normal
ante el peligro, mientras que la fobia es una forma especial de miedo, es una
reacción desproporcionada, fuera del control de la persona, por lo que se hace
indispensabel la evitación total del objeto o de la situación estresante.

Las personas pueden tener fobia a un objeto o a una situación determinada.


Aunque la lista es larga, las fobias más frecuentes son:

a la obscuridad, a las alturas, a las arañas, a los espacios cerrados, a conducir
en carretera, a los perros, a los pájaros, a la muerte, a la sangre, a los payasos o al agua.

La fobia no es solo miedo al extremo, es un miedo irracional.
La persona puede comprender que su angustia no tiene sentido, pero
el enfrentar el evento causante de la fobia, puede provocarle un ataque de pánico.

Fobia Social


La fobia social es un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en
situaciones sociales o colocarse en una situación vergonzosa frente a los demás.


La persona tiene la idea de que es incompetente. Exagera sus errores y puede
temer a la gente no allegada. Su fobia se manifiesta con una excesiva ansiedad cuando
tiene que hablar con una autoridad o cuando tiene que aceptar una invitación.

Estos individuos no necesariamente son tímidos, pueden sentirse
cómodos con otras personas, pero en situaciones especiales pueden sentir ansiedad.
Aunque comprenden que sus temores son irracionales, experimentan una
gran aprensión antes de enfrentarse a la situación que temen y tratan de evitarla.
Cuando pasa el evento estresante, la sensación desagradable continúa con la
preocupación acerca de lo que los demás hayan pensado de ellos.


Los tipos de fobia social más comunes son: hablar en público, asistir a
fiestas, comer fuera de casa, hablar por teléfono o escribir en presencia de otros.


 Trastorno por estrés postraumático


Consiste en una condición estresante que sigue a un evento de terror.
Quienes lo padecen tienen recuerdos y pensamientos espantosos de su
experiencia y se sienten emocionalmente paralizadas.

Este trastorno lo padecen los sobrevivientes a las guerras, secuestros,
asaltos, accidentes graves, desastres naturales, violaciones o tortura.

El evento que desata este trastorno puede ser algo que se vio o algo que se vivió.
Las personas vuelven a vivir el trauma en forma de pesadillas y
recuerdos inquietantes. Pueden tener problemas de sueño, depresión,
indiferencia, entumecimiento o sobresaltos. Pueden perder el interés por cosas

que antes les gustaban y les causaban alegría. Además, les cuesta trabajo sentir afecto.


El ver cosas que les recuerdan el incidente, puede ser molesto. Evitan
lugares o situaciones que les traen a la mente esas memorias.
El trastorno puede provocar depresión, ansiedad o abuso de substancias.
Se irritan fácilmente y en casos severos, los afectados pueden tener
dificultad para trabajar o para socializar.

Los eventos ordinarios pueden traer el trauma a la mente e iniciar recuerdos
retrospectivos o imágenes intrusivas. Un recuerdo retrospectivo puede hacer que
la persona pierda contacto con la realidad y vuelva a vivir el evento de manera muy vívida.

La ansiedad postraumática puede hacerse crónica si no se atiende.


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