Gritar a los hijos empeora su conducta y los vuelve agresivos

Investigadores analizaron a más de 900 jóvenes entre 13 y 14 años de Estados Unidos, los que al ser interpelados por sus padres con gritos y ofensas, tenían más síntomas depresivos y problemas de comportamiento.
jue sep 5 2013 13:08
En la actualidad, los padres no suelen recurrir al castigo físico para disciplinar a sus hijos adolescentes. Pero sí es bastante habitual que usen un lenguaje duro para hacerlo: gritan o descalifican cuando no saben controlarlos.
El problema es que en ambos escenarios lo que sucede es que el menor empeora su conducta, se pone agresivo y se ve afectado por síntomas depresivos. Esto es lo que concluye una investigación realizada por las universidades de Pittsburgh y Michigan, en Estados Unidos, cuyos resultados publicó ayer la revista Child Development.
Según los autores, trabajos anteriores demuestran que la mayoría de los padres recurre al maltrato verbal de sus hijos en algún momento de su adolescencia.
Lo que el estudio demuestra es que lejos de reducir el problema de conducta, el uso de palabras hirientes lo agrava. De hecho, producto de este maltrato, muchos adolescentes terminan participando en conductas vandálicas, antisociales y agresivas.

Saber poner límites

Lo que explica esta situación es que los padres, cuando se sienten desesperados, recurren a una malentendida disciplina, ya que no saben poner límites a sus hijos.
Elías Arab, psiquiatra de la Unidad de Adolescentes de la Clínica Las Condes (Chile) cree que también es un error tratar de poner límites suplicándole a los hijos que obedezcan. "El límite debe ser una instrucción clara, precisa, firme y consistente", dice el especialista.
Por ejemplo, si se le pone al hijo o hija una hora de llegada y no la cumple, la próxima vez no sale. Y se hace así. Arab advierte que, en todo caso, los límites deben ser pocos. "Del tiempo que pasamos con nuestros hijos, no más del 20% debe estar dedicado a esto. El 80% restante es para compartir, y no caer en eternos sermones con amenazas y chantajes", añade.
Para Alfonso Cox, psicólogo clínico de niños y jóvenes, el castigo verbal "crea una situación en la que es difícil para el niño defenderse, y que le causa daño en su estima y también dolor psicológico".
Según explica, "los gritos, insultos y descalificaciones dan cuenta de que el adulto se quedó sin herramientas educativas, ya que este maltrato no es una disciplina formadora". Para Cox, un grito puede inhibir una conducta, pero no hay un aprendizaje del comportamiento deseado".
Lo bueno, dicen los expertos, es que este problema puede revertirse, buscando un acercamiento con el hijo, llegando a acuerdos y compartiendo más tiempo.

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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