Brillar con luz propia. ¿Cuanto te cuesta vivir?



En relación a los estados de ánimo, el «mal humor» refleja la pérdida de presencia o la capacidad de ser/estar al 100% en el aquí y el ahora.
Según el porcentaje de «presencia» que nos falte la expresión de nuestro humor variará desde lo más claro/luminoso/brillante/cálido/etc. pudiendo llegar a deslumbrar y no reflejar al que nos ve/escucha… (Es lo que pasa cuando nos volvemos trasparentes y no guardamos nada para nosotros); hasta lo más oscuro/apagado/opaco/gélido/etc., produciéndose entonces el efecto contrario: la capacidad de absorber por completo la presencia del que nos ve/escucha sin que pueda guardarse nada para él.
«Humor» solo hay uno y es el que se refleja en nuestro balance químico emocional diario; que este balance sea positivo o negativo depende de una serie de variables que nuestro unidad cuerpo/mente ha de conjugar día a día para mantenernos en óptimo estado. Las variables que determinan nuestro humor/estado de ánimo son:
  1. Ambiente/clima
  2. Relaciones/afectos
  3. Alimentación
El conocimiento profundo de cómo estas variables nos afectan es imprescindible para tener lo que se conoce como «inteligencia emocional» algo que, como ya he argumentado en otras ocasiones, es un concepto erróneo pues no se puede llamar inteligencia, en el sentido de que se puede aprender o desarrollar, a algo que es la resultante de nuestro propio equilibrio en relación con el medio en el que nos desenvolvemos. Lo que sí que podemos recuperar (repito no aprender), es nuestro equilibrio  emocional  o voz interior.
Estamos a las puertas de la primavera y nuestra unidad cuerpo-mente se prepara para ejecutar el programa que hemos estado actualizando durante el frío invernal, tiempo dedicado al descanso y la regeneración de nuestros sistema operativo personal. Tiempo en el que los rayos del sol se alejan y las horas de luminosidad son menos por lo que nuestra unidad cuerpo-mente aprovecha para hacer balance, eliminando lo viejo-inservible y renovando-actualizando los recursos necesarios para el nuevo ciclo solar o año nuevo.
Este proceso se produce tanto en el plano orgánico/físico/corporal como en el plano funcional/energético/mental y dependiendo del plano en el que la persona esté focalizada su lista de prioridades para el nuevo año se situarán en el plano de lo material/orgánico o en el plano de lo energético/funcional.
Como decía, faltan pocos días para la llegada de la primavera y todo nuestro SER se afana en hacer la lista de aquellas cosas físicas o mentales (hardware o software), que nos serán imprescindibles de cara a la nueva estación, tiempo en el que se pondrán en marcha (se ejecutarán) todas nuestras prioridades evolutivas, coincidan o no con la lista de deseos que quizás, nos planteamos en Navidad.
Todos los achaques primaverales, físicos o anímicos, son el reflejo de la falta de previsión y autoescucha de las demandas que nuestro cuerpo-mente nos ha estado haciendo durante el invierno, aunque todavía tienes tiempo de ponerte al día si escuchas las señales que tu cuerpo te estará enviado estos días, ya con un tono de cierta urgencia, pues millones de células se afanan, siguiendo su reloj biológico, en ponerlo todo a punto para el aumento de las horas de luz solar que se aproxima lenta pero inexorablemente ya que de procesar luz/ideas es de lo que va esta historia por si no te habías dado cuenta…

Variable ambiental

Variable ambientalEs la primera de las variables y es la que determina que las otras dos variables (relaciones y alimentación), se configuren en una forma o en otra. Las personas estamos sujetas a dos tipos de ambientes, el ambiente natural o clima, determinado por las estaciones y la geografía en la que vivimos y el ambiente emocional/personal que está determinado por la educación que hemos recibido. El ambiente emocional/personal determina nuestro clima interior y en función de éste clima interior nos movemos o sentimos en relación al clima o ambiente exterior.
El ambiente emocional/personal se carga o configura de forma inconsciente en los tres primeros años de vida y como primera respuesta a este ambiente se configura la segunda variable: relaciones/afectos, sintiendo atracción por figuras cálidas/luminosas o por figuras gélidas/apagadas en función de lo oscuro o luminoso que fuera nuestro ambiente familiar.
Hay que tener en cuenta que el ambiente familiar no podemos elegirlo, nacemos en un hogar/familia concretos y siendo bebés, por lo que la huida no es una opción; pero si la lucha, por lo que la primera forma de supervivencia o búsqueda del propio equilibrio personal más allá de los demás, será nuestra configuración emocional o carácter que, con el paso del tiempo, se convertirá en nuestra identidad personal.
Carácter que se gesta al margen de nuestra identidad humana/genética para ajustarse a nuestra identidad familiar nada más tomar la primera bocanada de aire ya que en el útero estamos protegidos del ambiente familiar. Aunque si la figura materna está muy desequilibrada la placenta no podrá impedir que haya interferencias en el proceso de gestación interior que es la única reserva de identidad propia que tenemos y a la que se puede recurrir cuando toda nuestra vida falla.
Este carácter propio que nace como respuesta al ambiente familiar es la respuesta visceral de nuestro cuerpo para sobrevivir y es el que configura la tercera variable o demanda de alimentos/olores/sabores/texturas que necesitaremos (calidad y cantidad) para mantenernos con vida.
La suma de estas tres variables determina nuestro balance químico/emocional/energético que es lo mismo que decir lo cara o lo económica que nos sale la vida. Y nuestro humor es la resultante automática de lo que nos cuesta vivir diariamente a pleno rendimiento o, simplemente vivir.
En la medida que vivir nos resulta más caro, de peor humor nos sentimos, más quejicas y puntillosos nos ponemos y más oscura vemos la realidad. Y lo más triste es que, en el fondo, muy en el fondo, sabemos que existe «un mundo feliz», un mundo donde vivir no resulta tan costoso, un mundo que nos ha sido negado en aras de una educación familiar, encadenados a unos afectos que condicionan nuestros gustos, respuestas y actitudes ante la vida haciéndonos sentir prisioneros de nosotros mismos y de una realidad hecha a medida.

Carácter y personalidad

El problema de liberar nuestro carácter sería algo de coser y cantar (trabajo de reeducación corporal exclusivamente), sino fuera porque además de crecer encadenados a unos gustos ajenos a nuestra naturaleza superior o humana, fuimos enjaulados, torturados, reprimidos, silenciados, seducidos, castigados, chantajeados, etc. para acallar los gritos de rabia que todo ser humano, ya desde la cuna, emite para liberarse de un ambiente emocional opresivo.
Los bebés criados en un ambiente que refleje las necesidades propias de la infancia humana y no las de la madre o familia, desarrollan un carácter/cuerpo armónicos y crecen con una salud y humor envidiables, por lo que NO NECESITAN desarrollar una personalidad que neutralice los excesos o carencias de su identidad orgánica. Un cuerpo equilibrado genera una mente equilibrada así de sencillo.
Lo que vulgarmente se conoce como «ego» es la respuesta condicionada que se genera para compensar el desequilibrio energético/emocional del ambiente familiar en el que crecimos. El EGO se nutre de las relaciones, del afecto y también de los sabores por eso resulta tan difícil solucionar los problemas relacionados con nuestra identidad personal, imagen, pareja, sexo, etc., porque todos implican la necesidad de CAMBIAR y chocan de frente con el mecanismo de supervivencia o ego que desarrollamos para protegernos de lo que, cuando éramos bebés, creímos que era el «mundo».
Por eso el CAMBIO resulta tan difícil para la mayoría de personas ya que significa tener que morir a lo que creen su propia realidad para nacer a la REALIDAD. Y por eso la mayoría de personas solo acceden de buen grado al cambio cuando la vida les pone un ultimátum en forma de problema existencial grave. Que el problema sea de salud, de pareja o laboral va a depender de lo instalado que esté el mecanismo de supervivencia ego ya que, para subsistir, lo primero que solemos hipotecar es la vocación profesional, esto condiciona el tipo de pareja a la que podríamos atraer y al final la factura la pagamos en salud, sobre todo si no logramos liberarnos de todo condicionamiento personal antes de hacernos mayores.

Volviendo al tema primavera y a las personas primaverales…

Las personas con problemas para ver la realidad son las que más sufren la llegada de la estación primaveral, suelen ser personas rígidas y dogmáticas aferradas a su visión del mundo y que no prestan atención a las señales luminosas que la vida les muestra. Personas que para funcionar necesitan de la emoción, el grito o el dolor o de  sus  sustitutos químicos: el tabaco, el alcohol, sabores intensos, emociones fuertes ligadas al sexo o a las experiencias vitales de otros,  etc., ya que esta fue la forma en la que fueron educados.
Aquí se incluyen las personas que, aunque no recibieron maltrato,  sufrieron de una invasión constante de sus límites personales debido al afecto excesivo de uno de sus progenitores, generalmente, el padre. Estas personas que crecieron en un ambiente luminoso y, aparentemente sin problemas,  cuando llegan a la pubertad y salen a la calle empiezan a recibir golpes donde más les duele que suele ser en el tema afecto/relaciones/límites aunque, por lo general, van arrastrando estos problemas sin darse cuenta hasta que su saldo energético/funcional se pone en números rojos y la crisis sobreviene aparentemente «de golpe».
Son personas derrochadoras de energía/vitalidad ya que fueron educadas para dar luz y alumbrar a los demás sin pensar en ellas mismas. En fin, son las típicas «buenas personas», «buen rollito», «carita de ángel», etc., que llevan una máscara de sol permanente aunque en su interior estén llorando… Son las personas eternamente niñas o primaverales que con la edad suelen tener achaques propios de este «carácter de nacimiento» y lo digo entre comillas por la cantidad de veces que tuve que escuchar en mi infancia que yo era «seria» de nacimiento J….
Fijar límitesLa capacidad de brillar, sonreír, iluminar, etc., está determinada «de serie» para todo aquél que sea capaz de vivir en el presente y que sea capaz de fijar límites en el tiempo y en el espacio respetando su propia identidad lo que hace que de forma automática estés respetando la identidad del otro.
  Fijar límites en forma consciente nos otorga la capacidad de emitir y recibir ideas o tener luz propia y no depender de las ideas o calor de los demás…
Cuando las personas no tienen activada su capacidad solar o capacidad de emitir/recibir ideas sobreviven a costa de su propio equilibrio emocional ya que tienen que ofrecer parte de la energía que necesitan para mantenerse con vida (sobrevivir),  a cambio de ideas/luz lo que hace que la vida les resulte muy cara. Esta forma de vida es análoga a ofrecer tu cuerpo a cambio de comida o energía.

Suplementos y luz

Para poder pensar/ver con claridad necesitamos un nivel de minerales en sangre optimo y el cuerpo es el encargado de recordarnos con sus señales cuando hay que reponer. Hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo funciona como un sistema holístico y que no sirve de nada atiborrarlo de suplementos ya que si las variables ambiente y relaciones no han sido reguladas, todos los suplementos que tomemos serán excretados al exterior y sus efectos serán cuanto menos sintomáticos o directamente un placebo, con el añadido de que nuestros sistemas de filtración riñón e hígado pueden verse sobrecargados.
Por eso, antes de sobrecargar a nuestros órganos y vaciar nuestros bolsillos deberíamos de preguntarnos...
¿qué partes de mi vida necesito suplementar, reformar, renovar o iluminar? ¿Qué relaciones de mi vida me están quemando, saturando, sobrecargando, hundiendo, doliendo, etc.?
Y sólo después de subsanar estas cuestiones el cuerpo nos aceptará de buen grado los aportes energético-nutricionales que reparen el daño causado por las variables una y dos en el proceso diario de VIVIR.
En estos días, el cuerpo va a pasar la factura del gasto mineral/orgánico ocasionado por la convivencia invernal. Algo así como la factura de la luz personal que refleja lo que te cuesta vivir en el mundo por ser como eres. Presta atención a tu humor, sobre todo a cómo te comportas con las personas «queridas» que es con las que menos máscara nos ponemos y las que más soportan nuestros altibajos anímicos. Y sobre todo presta atención a las apetencias/olor/sabor que tu cuerpo te indique y si ves que con estas simples medidas no te «entonas» pide ayuda a un experto en salud holística
solarHay personas que en la calle mantienen el tipo pero en cuanto llegan a casa se desinflan ofreciendo su peor cara a sus seres más queridos lo que en verdad es algo triste y desagradable que perpetúa la cadena de personas ligadas por el dolor y no por el amor al generarse vínculos negativos que solo la terapia podrá eliminar.
Si no has cubierto tus necesidades energético/emocionales durante el invierno tu cuerpo estará bajo de reservas y no podrá sintetizar/captar las numerosas ideas que vienen adheridas a la renovación anual que la explosión vegetal produce en nuestro sistema energético con la llegada de la primavera. Mineralizarse de forma adecuada no es algo que se puede hacer de un día para otro así que si tienes problemas también en el plano profesional te recomiendo que pidas ayuda no a un asesor profesional sino a un experto en salud holística.
Los problemas de aprendizaje, la superación o resolución de conflictos en los espacios laborales, también tienen que ver con el tema humor/capacidad de brillar con luz propia. 


Leer más: http://www.saludterapia.com/articulos/articulos-de-interes/brillar-con-luz-propia-cuanto-te-cuesta-vivir.html#ixzz2LDHAGFuO

http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué es el fotolenguaje?

FODA Matemático: Cómo funciona , paso a paso

La diferencia entre adular y alabar