Fin del mundo.

21 de diciembre de 2012.
Profecías mayas.
Una combinación conocida, ¿verdad? Choque contra un planeta invisible, gigantescas tormentas solares, inversión de los polos magnéticos de la Tierra, catástrofes inimaginables…
¿Qué dice un psicólogo sobre todo este murmullo comunicacional?
Porque…¡no te olvides que soy psicólogo!
Es cierto que soy consultor político, docente, escritor…todo cierto. Pero antes y después de todo eso soy psicólogo.
Mucha gente no lo sabe pero no soy solo especialista en psicología social, política y de la comunicación. También soy especialista en psicología clínica y sigo cada día ejerciendo como psicoterapeuta con mis pacientes.
Tanto es así que hasta he ampliado mi radio de acción profesional con la psicoterapia online.
Pues bien: ¿qué dice un psicólogo sobre todo ésto del fin del mundo?
Ya sabes que tengo una formación científica.
Sé que la ciencia tiene sus limitaciones y no logra explicarlo todo ni mucho menos. Pero esa es mi formación, mi opción y mi manera de ver y comprender el mundo. Es desde la ciencia que intento analizar al ser humano individual así como a las sociedades, la política y el mundo.
Y realmente no conozco evidencia científica sólida y seria que permita hablar de un 21 de diciembre de 2012 como fin del mundo.
Me puedo equivocar, claro. Pero mis pobres certidumbres humanas me dicen que habrá un 22 de diciembre y que el mundo seguirá andando.
No sé hasta cuándo, of course. Porque nuestra especie parece estar cada vez más enardecida matándonos entre nosotros, matando a los animales, destruyendo los árboles y los espacios verdes, contaminando las aguas, consumiendo desaforadamente los recursos naturales, envenenando el aire y los alimentos, destrozando la atmósfera, alterando el clima y haciendo un salvaje esfuerzo por convertir este planeta en una roca desolada, inerte y vacía.
Nada parece indicar, hasta hoy, que el próximo 21 de diciembre vaya a ocurrir nada diferente.
¿Por qué entonces la histeria apocalíptica?
Mejor dicho: ¿por qué otra vez la histeria apocalíptica? Porque recordarás que no es la primera vez ni mucho menos que surgen oleadas colectivas que anuncian el fin del mundo.
¿Por qué pasa lo mismo una y otra vez?
¿Por qué millones de personas se angustian cíclicamente con ese tipo de malos augurios?
Algunos hablarán y escribirán sobre teorías conspirativas y bla, bla, bla.
Yo creo que no.
Creo que es la culpa.
La viejísima y malquerida culpa. Un sentimiento colectivo de culpa: inconsciente, enorme, angustiante. Una humanidad que alberga en un oscuro rincón de su psiquismo un tsunami de sentimientos de culpa por el violento destrozo que estamos haciendo del planeta en el que vivimos.
Esa culpa nos hace ver el apocalipsis a la vuelta de la esquina. Como si fuera un castigo divino.
Es paradójico, pero esa sensación de apocalipsis inminente termina provocando alivio. Porque cuando llega el día después y no ha pasado nada…pues eso: nos aliviamos. No era para tanto. No es para tanto. Tal vez no es tanto el daño que estamos haciendo…
El ciclo se repite: salvajismo, culpa por lo que hacemos, terror apocalíptico y luego alivio para seguir haciendo lo que hacemos y recomenzar el ciclo.
Algún día se terminará, claro.
¿Puedes hacer algo?
No pregunto si alguien puede hacer algo. No pregunto por alguien innominado. No pregunto por algún ente abstracto. No pregunto por los poderosos. No pregunto por los otros.
Te pregunto a tí: ¿puedes hacer algo?
Pienso que sí.
Tal vez 2 cosas están al alcance de todos.
Dos. Two. 2. Only two:
  1. Ayudar a evitar el pánico y la angustia. Así sean unos pocos centenares de personas en todo el mundo que sean presas de esos sentimientos apocalípticos, aún así sería terrible para esos pocos. Y seguramente serán más, por cierto.
  2. Proponerte un cambio personal para el 2013. Pequeño, que esté a tu alcance, que lo puedas lograr y que contribuya a una vida mejor. Algo que inspire con el ejemplo, que ayude a otros como cada pequeña gota de agua ayuda a las otras a transformarse en aguacero.
¿Eres periodista, político, consultor, gobernante, publicista, músico, activista, estudiante, profesional, escritor, profesor, militante o simplemente un ser humano preocupado por estos temas? Pues puedes hacer mucho con poco.
Primero domina tus propios miedos. Respira. Déjalos pasar. Déjalos ir de tu cabeza. Sonríe. Vuelve a respirar profundo. No pierdas tiempo con informaciones sensacionalistas. Recurre a fuentes confiables. Lee artículos y libros serios. No creas todo lo que te dicen. Cultiva un sano escepticismo. Cultiva tu apertura mental. Libérate de fanatismos y de emociones trogloditas.
Luego comunícate con tus redes sociales. Con las redes personales, cara a cara, y también con las redes en Internet. Divulga buenos artículos y buenos libros y opiniones serias y fundamentadas. Ayuda a mantener la calma. Ayuda a razonar, a pensar con lucidez, a descartar las visiones disparatadas. Ayuda a que este diciembre sea más armónico y más equilibrado, por lo menos hasta donde llegue tu alcance. Ayuda suavemente y con tranquilidad.
Y finalmente dirige tu atención hacia tu 2013. El tuyo. Coloca allí algo trascendente, algo bueno, algo inspirador. Una cosa, solo una. Plantearse muchos objetivos es la mejor manera de no hacer nada. Por eso te digo uno.
Tú sabrás: arregla tu casa, escribe un libro, ayuda a tu familia, estudia algo que tienes pendiente, transfórmate en vegetariano, mejora tu trabajo, escapa al consumismo, alivia tus odios, lee esos libros, adopta un estilo de vida minimalista, adopta un animal, crea, agrega algo a la vida.
No sé. Tú sabrás.
Don José Bergamín decía que la vida tiene un sentido simple pero poderoso: “trabajar, dar afecto y crear”.
Tan simple y tan poderoso como eso.
¿Fin del mundo?
No. No creo.
Admiro la cultura maya, por cierto. Y creo que sabían muchas cosas que nosotros no sabemos que sabían. Y seguramente otras que simplemente no sabemos.
Pero todo indica que anunciaban un cambio espiritual y no el fin del planeta. Anunciaban el fin de una era y el comienzo de otra.
O tal vez invitaban a que hiciéramos eso.
Es posible que estemos asistiendo al fin de una época y al comienzo de otra.
Ahora que finaliza el año sería bueno que cada uno reflexionara sobre su propio aporte al mundo que comienza.
Un aporte pequeño pero personal, único e intransferible.
El tuyo.
Tu aporte.
Daniel Eskibel
http://www.danieleskibel.com/p/psicoterapia-online.html
http://www.adoos.com.uy/post/17041332/psicologo

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